Así es viajar con el Rayo: “Me he dado el capricho, esto es una vez en la vida”
AS charló con los aficionados y los allegados de los jugadores que se han desplazado a Białystok en el chárter. “Esto es muy familiar”, coinciden.


La ilusión podía al sueño. La cita era a las 07:00 horas, en la Ciudad Deportiva, donde un autobús llevaría a la decena de aficionados que viajaban con el Rayo hasta la terminal 2 de Barajas. Para Lola y Narci era su primera vez dentro de la expedición del equipo. “Me apunté para ir a las Feroe y luego fui a Bratislava por mi cuenta. Me hacía ilusión viajar con ellos”, confesó Narci, la única mujer accionista del club franjirrojo y miembro de la peña La Resistencia. Por su parte, Ángel Luis y José Damián hacían pleno de viajes. “Llevo 25 años de socio, desde la UEFA, y me he dado el capricho. Esto es una vez en la vida”, dijo Ángel Luis. A lo que José Damián añadió: “En la anterior UEFA me ponían reuniones de trabajo y ahora me he cogido vacaciones. He optado por este viaje por comodidad”.
Nada más llegar al aeropuerto ya asomaban caras conocidas, de empleados franjirrojos, como el delegado Miguel Ortiz, el doctor Beceiro, los utilleros Kiko y Vargas y Marcos, el fisio. También había periodistas y familiares de los jugadores, como Juanjo, el padre de Camello. En su caso, este era su tercer desplazamiento en el chárter del equipo. “Ir con el Rayo a Europa es todo un acontecimiento y está todo muy bien organizado”, comentó Juanjo, que ya ha hecho su free tour en Gotemburgo y Bratislava. Ese último fue el destino más numeroso también para las familias. Hasta Eslovaquia se desplazaron las de Álvaro, Isi, Unai... “Esto es muy familiar”, reflexionó Mariano, amigo de la infancia de los Camello.

Sergio, el delantero vallecano, fue uno de los primeros en acercarse a Lola. Balliu, en achucharla. Pacha, Cárdenas y Pathé Ciss, con sus inseparables gafas de sol, saludaban a una aficionada que es patrimonio del club. La “mami” del Rayo llevaba magdalenas en su equipaje de mano y la camiseta de Antonio, su fallecido esposo, puesta, como si él la estuviera abrazando. “El día del Slovan se quedó en el hotel y palmamos. Esta vez no podía faltar”, afirmó Lola.

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Los futbolistas y el cuerpo técnico del Rayo ocupaban las filas delanteras y los aficionados se colocaron al final del vuelo chárter. Los reposacabezas de los asientos llevaban el escudo y, entre cabezada y cabezada, asomaban los sueños de conquistar Polonia. Las dos horas y media de vuelo cundieron, hubo tiempo para dormir, charlar y tomar un tentempié. Ya en el aeropuerto de Varsovia-Modlin esperaba un autobús para poner rumbo a Byalistok. Otras dos horas y media más para seguir estrechando lazos en esta gran familia. “Cuando estamos en Madrid ya me falta algo”, bromeó Ángel Luis, que se ha hecho inseparable de José Damián, su compañero de fatigas en estos desplazamientos. Lo que no unan los viajes del Rayo...
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