“Riqui Puig no; Pedri, Pedri y Pedri”
Ronald Koeman, hoy seleccionador holandés, le dio el último salto al canario a su llegada a un Barça turbulento en el verano de 2020.


El 19 de agosto de 2021, camino de ser presentado como entrenador del Barça, uno de los sueños de su vida, alguien avisó a Ronald Koeman. “Hemos fichado a un chico canario joven, Pedri”. El holandés, héroe de Wembley, debió pensar que no tenía suficientes problemas, sabedor del burofax que preparaba Messi (la noticia vio la luz sólo cinco días después), en un club que se derrumbaba después del 2-8 del Bayern en Lisboa, como para que le hablasen de un futbolista semidesconocido en la élite que, teóricamente, venía para jugar en el filial o ser cedido pese al súbito interés del Bayern de Flick en contratarlo nada más fichar por el Barça.
Koeman, sin embargo, tardó exactamente tres entrenamientos en decirle a Ramon Planes, el secretario técnico del club y responsable directo del fichaje del canario, que Pedri no se iba cedido a ningún lado y que no iba a jugar en el filial, sino en el primer equipo. “Riqui Puig, no; Pedri, Pedri y Pedri”, fue el mensaje que Koeman transmitió a la cúpula del club. Le costó el primer enfrentamiento feroz con el entorno, pero se mantuvo firme. Y ganó. Pedri jugó 52 partidos esa temporada y se convirtió en un jugador de élite. En privado, Koeman siempre comenta que el gran legado de Pedri en esa primera temporada en el Barça, más allá de su explosión, es que le devolvió la sonrisa a Messi después del culebrón del burofax. La conexión futbolística entre ellos fue tan evidente como corta... Messi se marchó en el verano de 2021.
Koeman no hizo una apuesta cara a la galería con los jóvenes. Los puso convencido de verdad. Balde, Ilaix y Gavi debutaron con él. También Mingueza. El holandés le dio la alternativa y, aunque también le dio algún escarmiento, como cuando lo sustituyó contra el PSG, lo hizo crecer. Ahora, el de Santa Perpètua de Mogoda, por el que casi nadie daba nada, es uno más en la Selección...
A sus 61 años, Ronald Koeman está ante su segunda etapa como seleccionador holandés. En la primera, entre febrero de 2018 y agosto de 2020, llevó a la Oranje a la final de la Nations League, que perdió contra Portugal, y la clasificó para la Eurocopa. Fue entonces cuando rompió su compromiso con la Oranje para hacerse cargo del Barça. Y apenas seis meses después de ser destituido por Joan Laporta, Koeman volvió a asumir las riendas de la selección de Holanda, en la que pese a llevarla a la última semifinal de la Eurocopa, en la que cayó 1-2 contra Inglaterra en Dortmund, es discutido. Se le acusa de conservador y algo cobarde en los planteamientos; y ya suenan nombres que podrían sustituirlo incluso antes del Mundial: Erik Ten Hag o Peter Bosz.
Koeman, que hace vida en Barcelona y es embajador de la Cruyff Foundation, con la que colabora a través de la Koeman Cup de golf y diversos eventos de carácter benéfico en Holanda, sigue a lo suyo. Ha apostado por gente joven, entre ellos uno de los porteros del futuro, Bart Verbruggen. Y no se corta para tomar decisiones. Cuando conoció que Bergwijn se marchaba a jugar a Arabia: “Con 26 años, tus ambiciones tienen que ser deportivas, no financieras”. Y no lo ha vuelto a llevar a la Selección. Genio y figura, el héroe de Wembley, que para los jóvenes fue el entrenador del “esto es lo que hay” en el Barça, no se traiciona, guste a quien guste.
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