La casa de los horrores (ajenos)
Alemania rinde culto a su selección en el Deutsche Fussballmuseum de Dortmund, templo para locales y lugar de malos recuerdos para muchos turistas extranjeros.
Del milagro de Berna en 1954 al 1-7 a Brasil en Belo Horizonte, pasando por el triunfo ante la Naranja Mecánica y, por supuesto, el reinado de Brehme sobre el eterno Maradona en Italia 90. Justo al lado de la estación de tren principal de Dormund emerge, construido como un edificio futurista, el Deutsche Fussballmusem, templo de culto a la casi omnipotente selección alemana y también casa de los horrores (ajenos).
Además de trofeos, reliquias o reproducciones a escala de grandes escenarios como el Olímpico de Roma en 1990, el museo dispone de material interactivo para meterse en los partidos grandes de la Mannshaft. Se puede asistir a un espectáculo holográfico en el que grandes mitos alemanes de antes y de ahora (el seleccionador Sepp Herberger, Beckenbauer, Matthäus, Klinsmann, Sané, Thomas Müller...) emprenden una conversación extratemporal sobre el secreto del éxito germano, aquel país cuyos once ganaban siempre contra los otros once, según Gary Lineker.
También hay sitio para las decepciones. En el centro de una de las salas se reproduce científicamente el célebre gol fantasma del inglés Geoff Hurst, que en 1966 arrebataba a Alemania y no sin escándalo la que entonces hubiera sido su segunda Copa del Mundo. Hay que votar si el gol parece legal o no. “Siempre se sabe con exactitud el número de ingleses que visitan el museo: son los únicos que votan que sí”, explica con sorna uno de los empleados del recinto.
Lo de los ingleses es una estimación irónica. Pero que alrededor de 250.000 personas pasaron este último año por el museo, no. Se trata de una de las atracciones más visitadas de Dortmund y a ella se acercan miles de hinchas de toda Alemania, sobre todo en días de partido del Borussia. Y también recibe a muchos foráneos futboleros, entre la admiración y el masoquismo.
La sala del tesoro del Museo se encuentra en la planta baja, justo antes de terminar el tour. Iluminadas de manera especial en una sala oscura lucen, bajo vitrina irrompible, las cuatro Copas del Mundo y las tres Eurocopas que convierten a Alemania en el país más laureado de Europa y segundo del Mundo, sólo a la sombra de la omnipotente Brasil. La Jules Rimet de 1954, ganada en la final a los Magiares Mágicos y cuyo trofeo original fue robado en 1983, y las copas de 1974, 1990 y 2014.