Felipe Sánchez, un periodista español en el templo de Cruyff
El extremeño aterrizó en Amsterdam el pasado verano. Lo hizo, como asistente de Farioli, con el objetivo de “resucitar” al cuatro veces campeón de Europa, el ilustre Ajax.
Cuando Felipe Sánchez Mateos (1986) era un niño y correteaba detrás de un balón por las calles del pueblo extremeño de Granja de Torrehermosa, en su imaginación jugaba a ser Guardiola o Laudrup y soñaba con recibir los consejos del gran Johan Cruyff, el arquitecto del Dream Team que le cautivó desde que despertó su pasión futbolera.
La selección natural y la influencia de su tío Esteban, con licencia de entrenador, le hicieron comprender que su porvenir pasaba más por la pizarra que por el césped. Decidió salir del cascarón y volar. Su primera aventura le llevó a Pamplona con el doble propósito de estudiar Periodismo y lograr el carnet de entrenador. Fue el primero de muchos viajes, pero marcaría su destino para siempre. Un título universitario, otro de técnico nacional, una mujer y dos hijas fue la impagable recompensa que Felipe obtuvo de su periplo navarro. Durante su estancia en Tajonar (2011-2015) pudo trabajar de cerca con Mikel Merino, Alex Berenguer, David García y Kike Barja, a los que ayudó a moldear para triunfar en la élite.
Su ambición y afán de aprendizaje le llevaron, tras la llamada de Roberto Olabe, a la Aspire Academy en Qatar. Allí conoció a Francesco Farioli y Miguel Ángel Ramírez, dos personas clave en su carrera deportiva. El español lo reclutó para marcharse con él a Ecuador. En Independiente del Valle logró la Copa Sudamericana de 2019 y colaboró al ascenso al primer equipo de Hincapié, Pacho y Caicedo, futbolistas de gran relevancia en Europa actualmente.
Farioli lo convenció para ir a Turquía y a su lado vivió experiencias en el Alanyaspor y el Karagümrück antes de volver a hacer las maletas para subir de nivel y ponerse al frente del Niza, en la Ligue1. La prestigiosa victoria ante el PSG de Luis Enrique, junto al currículum acumulado, los puso, con luces de neón, en primera línea del escaparate. Las propuestas no tardaron en llegar y la elección fue consensuada y unánime entre todo el cuerpo técnico.
El licenciado en Periodismo aterrizó en Amsterdam el pasado verano. Lo hizo, como asistente de Farioli, con el objetivo de “resucitar” al cuatro veces campeón de Europa, el ilustre Ajax, cuya grandeza se edificó en torno a figuras de talla mundial como Neeskens, Van Basten, Seedorf, Rijkaard, Kluivert, Ibrahimovic y, sobre todo, Cruyff, el gran mito, que da nombre al estadio. Poder desarrollar su pasión en el santuario del sagrado símbolo holandés, al que idolatraba desde niño, ha supuesto cerrar el círculo. El extremeño es, además, el único técnico español en la Eredivise. Su meteórica carrera continúa a velocidad de vértigo.
Apasionado de la táctica y el análisis, junto a Farioli ha transformado a un equipo que llegó a ser colista la pasada temporada en líder destacado de la liga neerlandesa. En el proceso de reactivación y desarrollo del gigante dormido, parte de su cometido consiste en contribuir a la formación de jóvenes como Jorrel Hato (central de 19 años convocado para los partidos contra España), Jorthy Mokio, Youri Bass o Mika Godts, la nueva generación de jóvenes en un club que siempre ha sido referencia europea en cuestiones de cantera.
De sangre caliente, Sánchez fue expulsado en el último duelo liguero frente al AZ por realizar observaciones fuera de tono al árbitro del encuentro. Equilibrar el fuego latino con la frialdad neerlandesa es una de sus misiones pendientes.
Gran conocedor del fútbol holandés, admirador de su gran potencial y convencido de que se está cociendo algo muy alentador a corto plazo a nivel de selección, el periodista que triunfa en los banquillos animará a La Roja mientras continúa su labor para el club en cuyo altar figura el insigne Cruyff, el icono que orientó el destino de Felipe.
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