Viera y Suso dirigen a dos colosos en busca del ascenso
Ni que fueran hijos pródigos, Las Palmas y Cádiz recurrieron a ellos para meterse en vereda. Los visitantes ponen en juego su condición de invictos.


No hace tanto tiempo, Las Palmas y Cádiz se batían el cobre en Primera División. El primero perdió la categoría hace un par de meses y el segundo, poco más allá de un año (sigue el partido en directo en AS.com). Por ciudad, historia y afición, ambas entidades aspiran a estar en la élite. O al menos, pelear por ello hasta el último segundo. También vía playoff, por qué no. Para conseguirlo, ni que se hubieran puesto de acuerdo, acaso compartiendo patrón, ambos mandaron misiva de rescate a dos emblemas, a su manera, de cada club.
Resulta que, el pasado mes de julio, Jonathan Viera comenzó su quinta etapa en el primer equipo amarillo, del que nunca pareció irse del todo por más que saliera cuatro veces. Su importancia ahora, desde el primer día y como siempre, es máxima: capitán por aclamación. Fichado como benefactor de un vestuario tan renovado, ya se ha revelado contra el rol impuesto y ante el Almería sumó la primera titularidad del curso.
Hoy podría repetir contra el Cádiz para que el juego de Las Palmas gravite sobre una figura indispensable que ayude a entender buena parte de la historia del club grancanario en este primer cuarto de siglo. En apenas 223 minutos de juego ya dio una asistencia y roza el 90% de efectividad en el pase. Su talento condiciona también sobremanera el juego de sus rivales, que le hacen más de tres faltas por partido pese a su, todavía, escasez de minutos. Si recupera su nivel, casi nadie le ataría las botas en Segunda.

Suso, como Jonathan Viera, volvió este verano a su casa, de la que salió siendo poco más que un juvenil, con 17 años, rumbo al Liverpool y su equipo de reservas. Trece después, casi la mitad de su vida, y tras un prolífico trayecto por Inglaterra, Almería, Milán, Génova o Sevilla, vuelve a su particular madre patria para que su fútbol, siempre mágico y refrescante, como el del 21 de Las Palmas, lleve al Cádiz al escenario que nunca debió abandonar. Comandando, tanto en defensa como en ataque, el juego de su equipo. “Nos gusta presionar arriba”, insiste Garitano. Pues el hombre recupera 2,43 balones en campo rival.
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Uno por otro, apuntan a factor diferencial de su equipo. Hoy, también. Como si le faltaran alicientes a este partido entre dos colosos. Dos ogros en una categoría que anhelan abandonar cuanto antes. A lomos, claro, de dos emblemas de la tierra que los vio nacer.
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