Viera regresa con poderes
El capitán de Las Palmas jugó contra el Leganés tres partidos después. Entró por Moleiro y demostró por qué su ascendente en la liga es infinito.
“Para mí es el mejor jugador, con diferencia, de Segunda División. Con él somos más fuertes, pero también tiene derecho a lesionarse, a estar sancionado… Espero que mañana esté perfectamente y pueda participar, pero no vamos a correr riesgos con ningún jugador”. Así se refería el pasado jueves García Pimienta a Jonathan Viera cuando todo eran pistas que confirmaban su regreso a la competición oficial de cara a la visita del Leganés.
Ocurre que el mediapunta grancanario notó, tras el debut liguero, contra el Zaragoza, unas molestias musculares que le mantenían en barbecho desde entonces. “No vamos a arriesgar”, se insistía desde el propio club. Así, Viera se quedó fuera de la convocatoria ante Málaga, Andorra y Alavés. No le fue mal a Las Palmas, sino todo lo contrario: siete puntos de nueve posibles.
Su regreso parecía cantado hace dos días, cuando el Leganés claudicó en el Estadio de Gran Canaria. Este se produjo finalmente en la segunda parte, allá por el minuto 58, cuando entró en el campo en sustitución de su discípulo principal, un desdibujado Alberto Moleiro. Ni que el tiempo se hubiera congelado, Viera volvió a la actividad demostrando que, pese a la inactividad, sus poderes siguen intactos.
Su presencia, además, volvió a condicionar a propios y extraños. Así, para desconcertar a un Leganés que parecía hacerse con el control del partido, el capitán de Las Palmas ocupó durante muchos minutos el eje del ataque de su equipo, mandando a Cardona a la banda derecha, lo que obligó al equipo pepinero a cambiar de tercio para seguir intentando una remontada finalmente imposible.
Igualmente, el talento para el pase se mantuvo inalterable en las sensaciones y la estadística del 21. De los 32 pases que ejecutó en el partido contra el Leganés, Viera completó con éxito 30 de ellos, un 93,75%. En campo contrario su figura se agiganta haga lo que haga. En este caso, completó 25 pases buenos, apenas uno erróneo, porcentaje este del 96%. Además, estuvo a punto de provocar un penalti de Jorge Sáenz que no concedieron ni el árbitro ni el VAR. Un regreso, a su manera, a lo grande. Y demostrando un ascendente infinito en una liga que se le queda corta.