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LAS PALMAS

Una caminata por los picos y valles de las campañas de abonados

En Las Palmas estiman superar la cifra de 12.000 abonados. Los datos de las temporadas anteriores invitan al optimismo en Pío XII.

Néstor Cebrián
Campaña de abonados de Las Palmas.

Siguiendo con el segundo de los artículos en los que analizamos las asistencias y el número de abonos despachados por la U.D. Las Palmas en los últimos quince años, es evidenciable un claro relato en la evolución de los abonados ligados al buen sabor de boca previo. Para Las Palmas en Segunda existen tres picos en el número abonado, dos orgánicos y uno artificial. Este último es el mayor de todos y fue tras el descenso. Temporada 18-19. Decimos artificial porque desde el club, intentando retener la mayor masa de abonados fue quien financió el coste de los que estuvieron en Primera el curso anterior. Lo cual desvirtúa la evolución natural de los acontecimientos y puede que sirviera para retener un mayor fuga de socios.

Número de abonados y mayores incrementos de una temporada a otra.

Pero empecemos por el principio. Justo en el primero de los dos picos, en la temporada 08-09, los que denominamos orgánicos, el cual tiene una explicación natural. El año anterior, el equipo con Juan Manuel en los banquillos protagonizó una remontada que le acercó a la cabeza en el tramo final liguero que invitaba a pensar en su mantenimiento la temporada siguiente. Estamos en la época prepromoción. Ese verano de 2008 se rondaron los 12.500 abonados, el año anterior en la 07-08 se habían despachado algo menos de 10.000. Es decir se sumaron 2.500 aficionados más.

Sin frutos deportivos durante cuatro temporadas y sin un objetivo real más allá de la permanencia tras la decantación propia de las ligas, Las Palmas empieza a perder abonados temporada tras temporada. Toca suelo en la 12-13, con unos 8.800 abonados. Por el camino se perdieron 3.500 tickets. Ese mismo verano del 2012 el club decide dar un volantazo y contratar a un desconocido en el mainstream, Lobera, pone las miras en la promoción y la afición prefirió esperar acontecimientos. Poco a poco cambia la tendencia, el punto de inflexión fue un partido de Copa ante el Racing, se posicionó de forma sonora al lado del recién llegado frente al asesor presidencial Juanito Rodríguez. Lo que se podía leer como enfrentamiento tenía un lado positivo. La afición sangraba, por fin. De ahí al cielo.

En dos campañas se alcanza el segundo pico cronológico —y de abonados— de los últimos quince años en Segunda. 14.800. Era el verano del 2014. En esos dos periodos de abonados se experimentan nuevos incrementos cada año, primero en la 13-14 de 1.000 y al que le sigue uno de 5.000 en la 14-15. De 8.800 abonados se pasa a 9.800 y luego revienta hasta 14.800. Espoleados por dos promociones consecutivas en las que se caería primero en semifinales y después en la final.

Como si fuera un plan maestro, al mazazo de la final —saboteada por los infames— y perdida en el último minuto acompañó una comunión en el entorno amarillo. Esos 14.800 abonados vivieron el ascenso en una progresión natural y sostenida durante tres temporadas de equipo y de afición. El germen de aquel partido de Copa floreció.

En Primera, una explosión controlada.

Tras el ascenso de las 32.000 personas que presenciaron el ascenso se acabaron abonando cerca de 20.000 aficionados, 5.500 más que en Segunda, pero unas nubes que se acumularon en el horizonte empezaron descargar dos temporadas después, atronando en el último partido en casa en Primera hasta la fecha.

Una subida de precios y una polémica rueda de prensa provocó una desafección en parte del público. Las consecuencias: nunca se llenó el estadio en la élite, ni ante vigentes campeones de Europa —Real Madrid y F.C. Barcelona— con sus estrellas, Messi y Cristiano Ronaldo, en su apogeo. Parte del aficionado dejaba de sentirse identificado, ahora se sentía cliente y como tal exigía. Mientras los resultados acompañaban todo marchaba relativamente calmado en lo futbolero. El público se enganchó a un equipo mayoritariamente canterano que entretenía con el estilo de la casa. El representativo. Sin embargo, existía un ruido de fondo en lo relativo a la directiva que acabaría pasando al primer plano.

Durante ese paso por Primera de tres temporadas, hubo dos partes diferenciadas. En los dos primeros años el club se mantuvo en cifras cercanas a los 19.000 abonados. Sin embargo, en ambos cursos asistieron de media 21.000 espectadores en la 14-15 y 20.000 en la 15-16. Más espectadores de media que abonados. Buena señal, pero con un espíritu de desaceleración. Las Palmas parecía haber tocado techo.

Y pronto entró en bajada. Empezaron los malos indicadores. Tercera temporada. Los abonados descendieron a 18.000 y los amarillos aglutinaron de media 16.000 espectadores por partido. Es decir, 2.000 socios preferían no ir al estadio aún teniendo el asiento pagado. Ese año se acabó se acabó en Segunda.

El tercer pico, el artificial, y caída.

Tras el descenso, se marca el número de abonados más alto en Segunda en este periodo de quince años. Sería el tercer pico, el que denominábamos artificial. El club obsequió con el pase de temporada a todos sus abonados previos, los 18.000 del último año en Primera siguieron en Segunda.

Pero un año después se quedan en el camino 6.000. La 19-20 arrancaba con 12.000 abonados. Y se toca suelo la campaña recién concluida, la 21-22, cuando su masa se redujo en un 40% desde el descenso. De aquellos 20.000 a los últimos en torno a 11.500. Aunque la última temporada tuvo el condicionante de las restricciones de la pandemia.

Vuelta a la esperanza

El suelo actual de Las Palmas es mucho más alto del que tuvo en la 12-13, cuando se inició la anterior recuperación. Esta campaña con más de 4.000 abonados que en la 12-13, y más de 3.000 de la 13-14. Lo cual invita a pensar que con una buena temporada, pueda seguir creciendo la base. Además, al observar el histórico en Segunda se aprecia un patrón lógico: subidas en el número de abonados tras buenas temporadas: incrementos de 2.600 de la 08-09, 1.000 en la 13-14 y 5.000 en la 14-15. Es por ello que la cifra mínima esperada que admitía el director general de gestión de la entidad amarilla —12.000 abonados— se antoja asequible de alcanzar, a la vista de la tendencia de los años precedentes, sabiendo que se parte de unos 11.500 y que siempre hubo subidas de al menos 1.000 nuevos socios cada vez que los grancanarios vivieron un final con la vista puesta en Primera.