Sin la base del éxito

No iba a ser un año fácil para el FC Cartagena y lo sabían en el club. A pesar del éxito de las anteriores dos campañas, permanencia en ambas y en la última peleando incluso por el playoff en la mayor parte de la misma, el mensaje era que estábamos ante un ejercicio complicado. Así sería porque la capacidad económica de la entidad estará entre las más bajas de la competición y también porque gran parte de los jugadores que fueron fundamentales no iban a seguir en la ciudad portuaria: De Blasis, Gallar, Bodiger y Dauda.

Las bajas eran significativas, pero se contaba con la presencia de Rubén Castro. El canario, con 39 goles en dos años en el club, era la clave para estar más cerca de la permanencia y poder aspirar a algo más. Su aportación sería decisiva para ir cumpliendo metas. Debía renovar y todo apuntaba a ello, pero todo cambió en la última semana y ahora el atacante, tras rechazar la oferta de renovación, tiene cerrado, a falta de firma, su compromiso con el Málaga CF. Un contratiempo que nadie esperaba y que ha dejado tocado al entorno del FC Cartagena.

Una columna vertebral nueva

Luis Carrión tendrá que buscar nuevos pilares para su proyecto. A excepción de Marc Martínez y Pablo Vázquez, los jugadores más destacados del pasado campeonato no estarán a sus órdenes. Bodiger fue el mejor en el doble pivote, muy superior a un Tejera que debe dar un paso al frente; De Blasis dirigió el juego ofensivo de manera sobresaliente; Gallar volvió a marcar diferencias cuando le respetaron las lesiones; Dauda fue la gran sorpresa y se convirtió en uno de los referentes ofensivos; y Rubén Castro, un finalizador único que hizo 20 dianas.

Queda mucho mercado por delante y entre los objetivos estará la búsqueda de un delantero que se acerque a las prestaciones de Rubén Castro, algo que se antoja casi imposible. Para suplir a los demás han llegado hombres como Mikel Rico, Sangalli y Arribas, que deberán dar su mejor versión para hacer olvidar a los anteriores.