Pezzolano y el grupo salen adelante
Definitivamente la Segunda División, este año, es una auténtica locura. A falta de seis jornadas para el final es imposible vaticinar quienes son los grandes candidatos a subir o a bajar. Todo puede cambiar en dos o tres jornadas. Y parece que queda poco, pero queda un mundo. Lo más importante desde el punto de vista del Real Valladolid es que el conjunto de Pezzolano ha vuelto a situarse por méritos propios entre el grupo de favoritos para ascender. En una temporada en la que desde el punto de vista de una buena parte de la afición pocas cosas eran salvables, nos encontramos ahora con que el equipo del uruguayo es el mejor de las últimas cinco y diez jornadas, acumula tres victorias consecutivas, ha sumado 13 de los últimos 15 puntos y lleva cuatro partidos sin encajar gol. Y todo esto a raíz de la semana en la que todos pensábamos que el cambio de entrenador era lo más oportuno tras la decepcionante derrota de Ferrol. Lo que demuestra que en fútbol puede pasar cualquier cosa y que la defensa a ultranza realizada desde el club con su entrenador puede estar justificada. De momento, los resultados le dan la razón.
Cuando un equipo está empatado a puntos con el segundo y a dos del líder, en una Liga de 22 equipos tan igualada, algo estará haciendo bien. No todo puede ser negativo. Nadie sabe como acabará la temporada, pero el margen de confianza se lo han ganado el entrenador y los jugadores. Y algo que yo creo que Pezzolano ha hecho bien es unir al grupo y lograr aislar al equipo del ambiente hostil que en algunos sectores de la afición se han ido generando hacia el entrenador y algunos futbolistas. Pezzolano ha llegado a la conclusión de que los que lo tienen que sacar son ellos, estando unidos, y desde hace tiempo ya no lanza ningún tipo de mensajes a los aficionados. El recado a la Prensa en la rueda de prensa previa a Amorebieta también demuestra que le importa poco lo que digamos o dejemos de decir los medios de comunicación. Él habla de su equipo de trabajo, de sus jugadores, de los trabajadores del club y de la entidad. Lo demás ya le da igual. Y le está saliendo bien. Asume toda la responsabilidad y lo mismo que si no se asciende todas las culpas serán sobre todo para él, para Ronaldo y para sus jugadores ha planteado una situación en la que si se asciende solo pare ellos será el mérito. Mérito que no compartirá con la afición ni con la prensa pues entiende que no han ayudado nada para conseguir el objetivo.
Más allá de los errores que haya podido cometer y de que este Real Valladolid no ha jugado demasiado bien, hay algo que no se le puede negar al entrenador, personalidad y energía. Xavi, el entrenador del Barcelona, mucho más blandito, no hubiera aguantado lo que Pezzolano ha tenido que escuchar partido tras partido desde la grada. Y el uruguayo lo ha soportado sin pestañear, con errores o aciertos en algunas declaraciones, pero ha tenido la valentía de salir adelante ante tanto ruido que se estaba creando a su alrededor. Y hasta aquí ha llegado con su equipo. A una situación ideal para asaltar el ascenso directo a Primera División. Hasta los más enconados detractores de Pezzolano le tendrán que reconocer esta capacidad de resistencia para superar adversidades que puede dejar, ojalá sí, al Real Valladolid otra vez en Primera.
Quedan seis partidos y me apunto a las palabras de Escudero. Es momento ya de volcarse con el equipo y de que todo el mundo sume. Las cosas no van a cambiar. La afición no podrá ser tan participe del ascenso como otras veces porque no sería justo que lo hiciera. No ha habido comunión ni con el equipo ni con el entrenador. Ellos se llevarán los vítores o las críticas, pero merece la pena que así sea y que cada uno ponga de su parte en esta recta final para lograr el objetivo. Eso es lo único importante, subir. Después, el reparto de méritos a mi me trae verdaderamente sin cuidado.
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