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REAL VALLADOLID - ALBACETE

Pezzolano se queda seco

Los seis partidos sin marcar de los últimos siete ponen en tela de juicio de las aspiraciones del Real Valladolid, incluso con las reformas de enero.

Actualizado a
12/02/24  PARTIDO SEGUNDA DIVISION 
VALLADOLID - ALBACETE 
PAULO PEZZOLANO Y RUBEN ALBES SALUDO
PRG PHOTOGENICDiarioAS

Si la afición del Real Valladolid dictara sentencia, Paulo Pezzolano ya llevaría varias condenatorias a sus espaldas. La última, con otro atronador “Pezzolano, dimisión” después del empate ante el Albacete, escasísimo por el punto y por las intenciones que mostraron los blanquivioletas, tan insuficientes que el primer disparo a puerta llegó en el minuto 90... 187 después del anterior. Como antes el Leganés, el conjunto de Rubén Albés realizó un planteamiento defensivo perfecto, con un añadido, y es que en alguno de los tiros que sí generó pudo llevarse los tres puntos de Zorrilla.

De los tres que realizaron los manchegos, dos, detenidos por Masip, pudieron considerarse ocasiones; no así los dos hechos por un equipo romo en ataque, seco e incapaz de ver portería en seis de sus últimos siete partidos, un hecho difícil de ver en un aspirante al ascenso a Primera División... y casi en cualquiera. No en vano, esta sequía goleadora solamente encuentra parangón en uno de los 21 rivales de los blanquivioletas, el colista Amorebieta, que solo marcó un gol entre las fechas 8 y 14.

Sin embargo, pretendiendo relativizar y restar hierro a esta circunstancia, Pezzolano justificó en rueda de prensa los medios si se consigue el fin; aseveró que, si se asciende, sí se podrá haber permitido vivir algo así e insistió en el trabajo, vocablo tan lleno de contenido internamente como vacío de cara al exterior por lo difuso del mensaje y por ser eso, el trabajo, lo mínimo exigible a cualquier profesional en su puesto. “Obviamente, nos está faltando el gol”, concedió el técnico, que reseñó que habían tenido “muchos remates, aunque no fueron claros”, y concedió valor -por otra parte, lógico- a su rival: “Nos faltó claridad, pero creo que fue más virtud suya”.

Modificando sus conductas habituales por exigencias del guion, tanto por la entidad del escenario como por su racha reciente, el Albacete optó por cerrar espacios con una línea de cinco mucho más definida de lo habitual, pero sin perder un ánimo ofensivo que, llegado cierto punto del encuentro, amenazó con echar por tierra lo poco que de por sí había conseguido el Real Valladolid, que manejó la posesión por encima de un 70% del tiempo durante todo el juego para, sin embargo, no llegar a asustar a Bernabé, quien, al contrario que Masip, no tuvo que intervenir hasta tarde.

En un determinado momento, cuando los gritos de “Pezzolano, dimisión” empezaron a arreciar por primera vez, el técnico paró el cambio previsto, la entrada de Biuk, para hacer debutar a Negredo y acompañarlo de Raúl Moro, quienes respondieron con voluntad y siendo, precisamente, los únicos que dispararon entre los tres palos. Más tarde, el croata hizo su estreno también y dejó retazos de lo que puede ser, aunque quizás todos ellos tuvieron poco tiempo para lo que podía reclamar el partido y pocas opciones para lo que debe ofrecer un aspirante al ascenso a Primera.

No en vano, el problema experimentado ante los manchegos no ha sido exclusivo de la noche de lunes; al contrario, el Real Valladolid ha sido plano en múltiples ocasiones, adoleciendo de ritmo a la hora de triangular y de capacidad de realizar acciones diferenciales en las inmediaciones del área, más allá de la que sí ha mostrado para imponerse desde un plan más visceral que cerebral, que pasaba por imponerse al rival desde lo físico y a través de una verticalidad extraña, existente a pesar de la falta de amplitud por el lado izquierdo y de que no siempre el derecho es profundo. Pezzolano, en este sentido, dijo buscar soluciones. La primera, sorprendió. “Escudero cuando se mete por dentro lo hace muy bien y tiene buen pie, por eso lo buscamos mucho”, explicó respecto a la evidente falta de calidad por dentro.