Pezzolano ‘pachetiza’ a Iván Sánchez
El técnico uruguayo varía la posición del mediapunta, ubicándolo como interior para tratar de impulsar el juego del Real Valladolid.
Después de 30 jornadas, y a pesar de la posición en la que Iván Sánchez comenzó a jugar al inicio de la temporada, Paulo Pezzolano ha llevado al Real Valladolid a rechazar la figura natural del mediapunta en pos de un perfil más físico y llegador. Así se ha visto a partir de la reubicación del jienense y de lo que aconteció con Joni Montiel, perfiles creativos a los que adelantaron otros como Kenedy o Meseguer. Sobre todo por dentro, el conjunto blanquivioleta intenta llegar, y no estar, algo que buscó de nuevo contra el Real Zaragoza a través de la figura de Monchu.
Aunque fue el balear quien se descolgó a menudo, no fue su rol el definitorio. Y es que el que definió el matiz táctico -por lo menos de inicio- fue el ‘10′, a quien Pezzolano ‘pachetizó' acercándolo a la base, a la posición de interior, allí donde tantas veces fue ubicado hace dos temporadas atrás, cuando recaló en el José Zorrilla procedente del Birmingham inglés. Entonces, Pacheta, quien había sido capaz de sacar su mejor versión en el Elche, optó por buscar maximizar a Gonzalo Plata a partir de la posición del mediapunta, quien actuaba en el centro del campo, aunque lateralizado, para convertir la derecha en el lado fuerte del ataque.
Este sábado, contra el Real Zaragoza, la terna con Luis Pérez la completó Stipe Biuk, a los que Iván Sánchez trató de lanzar. Lo hizo, como refleja el mapa de pases, sin dejar de buscar la descarga hacia el lado débil, el izquierdo, adonde el juego se dirigía menos y, cuando lo hacía, era con Escudero interiorizado y/o con Amath en amplitud, aunque orientado hacia adentro, con el fin de descoser a Fran Gámez, un lateral de marcado perfil ofensivo que sufrió lo indecible para pararlo.
Con frecuencia, durante la primera mitad, el conjunto blanquivioleta estuvo bien en la presión y se ajustó al plan; principalmente, durante los primeros 30 minutos. Esto, a pesar de que hubo cierta sensación de atasco y de que no siempre hubo ritmo en la circulación, permitió Luis Pérez pudiera realizar cinco centros al área en esos primeros 45 minutos y llevó a Buik a mostrar varios chispazos en el último tercio, en el que, sin embargo, le faltó un poco más de acierto.
Proyectar a Monchu
Acumular piezas en la zona derecha del campo y atraer la defensa del rival a esta zona liberó la izquierda, pero también la zona central, en la que Escudero se incorporó varias veces por el pasillo y, sobre todo, a Monchu, que en los primeros compases del encuentro finalizó irrumpió en las inmediaciones del área para finalizar jugada. Frente a lo que pudiera solicitársele al balear dentro de otras ideas de juego, este atacó con dinamismo y se apartó de las primera fase, que recaía en los centrales o en el ‘10′.
La tendencia del Real Zaragoza a intentar solidificarse en campo propio y el poco ritmo de pelota que consiguió alcanzar el Real Valladolid llevó, como otras veces, a que las acciones parecieran planas, cuando no, atascadas. Los tres futbolistas del sector derecho acabaron sopalándose, Juric pareció no encontrar su sitio cuando el equipo tenía el balón y Boyomo y Escudero lo tuvieron quizás en demasía, de tal manera que, al margen del gol de Amath que abrió la cuenta, los blanquivioletas no encadenaron realmente acciones de peligro.
En la posterior rueda de prensa, Paulo Pezzolano confesó que su idea era “generar unas superioridades que ellos no podían marcar”, aunque no ocultó que, al tratarse de la primera vez que Luis Pérez, Iván Sánchez y Biuk actuaban juntos así, en ocasiones, no ocuparon el espacio como quería. “En general, me gustó, aunque todo eso podía haber sido más claro”, afirmó el entrenador uruguayo, dando por bueno el juego de la primera mitad, a pesar de todo.