“Mi camino ha sido largo, pero me ha hecho mejor entrenador”
Un mes después de tomar las riendas del Espanyol, el técnico prepara la visita a Butarque y charla distendidamente con AS.
Quizá porque el fútbol profesional iba corto de naturalidad, el ascenso de Manolo González (14-01-1979, Folgoso do Courel) al primer equipo del Espanyol desde el filial ha abierto una rendija a la que se han ido uniendo el Albacete con Alberto González o el Andorra, con Ferran Costa. Entrenadores jóvenes, sin experiencia en la elite pero mucho bagaje e ideas que aportar. Aire fresco. Que, como este gallego criado en Barcelona –pero al que nunca le ha gustado el Barça–, abomina el protagonismo e incluso pide a su club que le muestre los menos posible en las redes sociales.
El caso del hoy técnico perico es singular. Porque su equipo está obligado por historia a ascender a Primera. Y porque, desde que empezó en los banquillos con sólo 16 años –aunque había sido ya de jugador infantil en el Martinenc con Antonio Sánchez cuando le picó esa mosca–, ha recorrido todas las categorías posibles, formativas y competitivas, hasta llegar al día mejor día de su carrera deportiva. El 12 de marzo en que agarró las riendas del Espanyol. Un mes después, este viernes, visitará Butarque en un partido que es puro ascenso.
¿Da tiempo a digerir los resultados en esta Liga tan atropellada?
Yo prefiero semanas más largas para trabajar cosas, porque cuando llegas a un equipo con tan poco margen tienes que sacarlo todo con velocidad. Ahora nos toca preparar el partido de Butarque rápidamente.
Al menos, en las cuatro jornadas que lleva no ha perdido el Espanyol.
Sí, la pena fue el día del Tenerife (1-1), que lo teníamos más o menos ganado pero se nos escapó al final. Pero es que esta Liga es una barbaridad, por la igualdad que hay y lo complicada que es.
Por ahora, lleva una media inglesa: dos victorias y dos empates. ¿La firma de aquí al final?
La media que sea para subir será la buena, mejor no darle muchas vueltas.
¿Qué le dice la gente de O Courel?
Pues se han organizado para ir a un mesón a ver todos los partidos del Espanyol. La noticia causó revuelo allí porque nadie se lo esperaba, ni siquiera yo. Aunque estuviera en el filial, pensaba en que teniendo la urgencia de subir y un calendario complejo, no iban a apostar por un técnico joven y de la casa. Pero el club me transmitió muy claro que la persona era yo, y que se me veía capaz estaban convencidos de que saldría bien. Y cómo no me iba a ver capaz.
¿De dónde surge su inclinación por el Espanyol?
Llegué a Barcelona con tres años, y de los dos clubes de la ciudad siempre me causó más simpatía el Espanyol. No le deseo el mal a nadie pero siempre me he inclinado más por el Espanyol, el Barça no me ha gustado nunca. La gente me dice que comentando estas cosas no entrenaré nunca al Barcelona, pero es que quizá no tengo que dirigirlos nunca. Esto es así.
De hecho, siendo futbolista, llegó incluso a rechazar al Barça, ¿verdad?
Sí, siendo infantil vino un ojeador, Oriol Tort, a ver un partido mío en el Martinenc y habló con mi entrenador. Me preguntó si quería ir al Barça y le dije que no. Ni me lo planteé.
De donde sí estuvo muy cerca, y en junio del año pasado, fue del banquillo del Linares.
Sí, muy cerca. Se rompió por un tema familiar, no por el Espanyol, que me llamó a los diez días. En ese margen hubo algún equipo más de Primera RFEF, el Estepona de Segunda RFEF y en el último momento también me llamó el Hércules. Decidimos que el Espanyol era el sitio ideal para mí.
¿Qué hubiera sido de Manolo González si elige al Linares antes de que le llame el Espanyol para su filial?
Pues probablemente allí estaría ahora. El fútbol son decisiones. Cuando salí del Badalona para ir a la Penya Deportiva también me decían que me iba a un club pequeño, que me había equivocado, y al final con el tiempo se demostró que fue bien, con dos años muy buenos y un playoff. Igual tengo flor, tengo suerte para elegir o simplemente he acertado.
¿Cree en el destino?
A veces me guío mucho por las sensaciones que me transmiten los equipos. Me sucedió con la Penya Deportiva y también cuando fui al Ebro, que tenía otra oferta de un equipo importante de Mallorca, pero me fui allá por Ander Garitano y la confianza que me transmitió. Y aquí, además de ser el Espanyol, Fran Garagarza fue decisivo para que viniera.
¿Le parece que con su ascenso al primer equipo y fichajes como el de Ferran Costa, que también optó al Espanyol B, para el Andorra están teniendo más valentía los clubes del fútbol profesional?
Yo creo que sí. Normalmente hay una rueda de entrenadores en Primera y Segunda que acaban siendo los mismos. Quizá algunos clubes, en lugar de apostar por uno de esos entrenadores que encadenan un par de experiencias malas, han decidido ser valientes. Es verdad que pasó lo mío y han entrado otros en cascada. Pues bienvenido sea.
¿Ha aprendido mucho más en Montañesa, Badalona o Penya Deportiva que en el curso de entrenador?
Al final es todo experiencia. Lo mío ha sido Primera RFEF, Segunda RFEF, pero también benjamines, alevines, cadetes… He pasado todas las etapas. No lo digo para vanagloriarme: ojalá hubiera pasado menos y estar aquí diez años antes. Pero es que es así. La gente habla de entrenadores sin experiencia en Segunda A. Por esa regla de tres, yo no podría haber entrenado en ninguna categoría, porque siempre hay una primera vez. En cambio, cuando un exjugador profesional empieza ya a entrenar en Segunda A no existe ese miedo. ¿Por qué? Jugar y entrenar no tiene nada que ver. Pero a veces las oportunidades no son las mismas.
¿Es verdad que la escuela futbolística de Laureano Ruiz ha sido su gran influencia?
Sí. Y Antonio Sánchez, que es el discípulo de Laureano Ruiz en Cataluña. Tuve la suerte de tenerlo en infantiles y ha sido con mucha diferencia el entrenador que más me ha enseñado de fútbol. Es que directamente me enseñó a jugar a fútbol. Habíamos sido campeones de Cataluña en benjamines, con el Martinenc, pero con él aprendí a colocarme, a encontrar sentido a cada cosa que haces en un partido. Creo que fue el momento en que me di cuenta que me gustaría entrenar. Hay cosas del juego que hemos matizado pero otras vienen directamente de allí.
¿Se ha perdido en el fútbol profesional, con tanta métrica y datos, la esencia del fútbol de barrio?
Yo me fío de los datos, pero en fútbol a veces engañan, porque hacer 40 centros no te da la efectividad, sino hacerlos bien. Se está perdiendo esa esencia desde abajo, pero por culpa de los entrenadores. Yo cuando empecé no quería llegar a donde estoy hoy, sino que entrenaba porque me gustaba y para que los jugadores aprendiesen. Hoy hemos llegado a un extremo en que en muchos clubes en el fútbol base cada uno se entrena para sí mismo.
¿Cree que otros con su trayectoria, de Tercera, Segunda B, Segunda RFEF… habrían desistido por el camino?
Yo he tenido la suerte de que, aunque mi camino ha sido más largo que el de mucha otra gente, me ha ayudado mucho. Me ha hecho ser mejor entrenador. Lo mismo pienso que a un jugador del filial le va bien irse cedido a otro equipo, de Primera o Segunda RFEF, porque le abre la burbuja en la que está.
¿Eso está cambiando en el Espanyol?
Puede ser. Me parece que para un canterano con proyección de primer equipo y que lleva uno o dos años en el filial igual es el momento de irse cedido a un Primera RFEF distinto de lo que es un club de primer nivel. Por ejemplo, Fermín el del Barça, que el año pasado se fue al Linares y volvió mucho mejor probablemente que si hubiera estado ahí.
¿Mantiene contacto con sus compañeros de cuando trabajaba como conductor de autobuses?
Con algunos, sí. Igual que con mi círculo de amigos de cuando éramos pequeños.
¿Qué día fue más feliz? ¿Su ascenso al primer equipo del Espanyol o cuando pudo dedicarse enteramente al fútbol y colgar la llave del autobús?
El día que cogí el primer equipo del Espanyol no tiene comparación a nivel deportivo con nada de lo que he vivido. Es algo tremendo. Encima, debuté en Zaragoza, en un campo lleno, con Ander Garitano que tanto me ha ayudado en el palco, con mi familia allí también… Y ganamos. Lo de poder dejar el trabajo fue fruto de los resultados que iba teniendo en Segunda B, por los que me pagaron mejor para poder permitirme vivir del fútbol.
¿A quién llamó primero cuando Garagarza le propuso entrenar al primer equipo?
A mi casa. No hay más llamadas. Ellos han sido siempre los primeros en saber todos mis pasos. Y después, hasta que el club no lo hizo oficial, no se lo dije a nadie más, sólo lo sabía mi familia.
¿Se lo creyeron, no?
Sí, porque siempre han confiado mucho en mí, han creído en mi capacidad. Esa ha sido mi fuerza.
Parece que huye del foco…
Es que nunca me ha gustado el protagonismo, prefiero que lo tengan los jugadores. Uno puede acertar el planteamiento o los cambios, pero quienes ganan los partidos son ellos. Prefiero un perfil bajo, estar tranquilo. Hace años que no tengo redes sociales, y al club le pedí que colgara solo las fotos necesarias; hay entrenadores que cada semana ponen “así ha sido el gol de mi equipo” o cosas así, pero no es mi estilo. Me gusta que hablen por mi trabajo, no por charlar más de la cuenta.
Viniendo de un fútbol en que se entrenaba de noche porque era cuando los futbolistas acababan de sus trabajos, ¿le parece que un vestuario profesional vive en una burbuja?
Ganan un sueldo mejor, pero son personas normales, con sus inquietudes, que quieren que sus familias estén bien, que quieren ganar el domingo y subir. Tienen las mismas inquietudes que en Tercera pero con el condicionante de que no vienen de trabajar todo el día, sino que el fútbol es su profesión. En lo que a mí respecta, no me puedo quejar.
¿Tampoco cambian las jerarquías en un Espanyol respecto a los clásicos veteranos de Tercera?
No se diferencian tanto. Cuando empiezas en Tercera piensas ‘a ver qué va a pasar aquí’. O en Segunda B, con el Badalona, el primer año me tocó un vestuario muy veterano, tanto que Bermudo tenía mi edad: había que tenerlos bien puestos para llevar ese vestuario. El jugador lo que quiere es que tú le ayudes y le soluciones. Si el trato es correcto, le vas de frente y el trabajo para el partido es bueno, lo demás tiene que venir solo.
¿Cómo se encontró el vestuario perico, que venía ya de dos entrenadores, Luis García y Ramis, esta temporada?
Lo primero que les hablé es de intentar controlar las emociones, ni estar eufóricos como ganamos ni que cada derrota sea una hecatombe. Sabemos la presión que el Espanyol tiene por ascender. Debemos estar tranquilos, aislarnos de la opinión pública y querer ganar siempre.
¿Usted nota esa presión por subir sí o sí?
Yo no la noto, igual soy un poco inconsciente, pero lo que quiero es ganar cada semana. Sé que hay que subir, pero cuando acabó Albacete empecé a pensar en Leganés, tras Butarque me focalizaré en Andorra, y así cada semana. La manera de llevarlo es no hablar del otro partido hasta que no pase el siguiente.
¿El Espanyol que se está construyendo estas jornadas es el que querría Manolo González o el que se necesita ahora?
Nunca en 12 partidos se va a ver el nivel al que podríamos jugar. En el filial sí se llegó a ver en los 12 últimos partidos. Aquí no hay tiempo. Los fallos condicionan mucho lo que pase: en Leganés puedes jugar fenomenal pero si haces un fallo en la salida de balón, te costará el partido y es lo que quedará, la derrota por 1-0. Vamos al partido. La gente se piensa que cada semana habrá la misma alineación y no va a ser así, la haremos en función de lo que toque y con cabeza, porque de lo contrario nos equivocaremos.
Y sin ansiedad, como sucedió en el arranque ante el Albacete…
Lo del otro día es culpa mía. El mensaje que yo les mando a los jugadores en la charla previa al partido es que salgan fuerte, salgan arriba, que aprieten en su campo. Y ellos lo hicieron bien. El Albacete jugó con nuestra ansiedad, provocó contras: la primera fue una ocasión que nos genera inquietud y la segunda, el gol. Tenemos que saber dominar y jugar los partidos con más calma y entereza, porque duran 90 minutos.
¿Ahora mismo es mejor jugar contra el líder o con un rival que lucha por salvarse?
Para ser sincero, es lo mismo, porque cada uno tiene una necesidad.
¿Le sorprende el extraordinario nivel de Joan García?
Fortuño y Pacheco son también un escándalo. Joan tuvo la experiencia de jugar, falló y no le dieron continuidad, pero ha sido un porterazo siempre, no lo he descubierto yo. Ter Stegen, Courtois y Joan García están para parar, y es verdad que contra el Albacete hace una intervención bárbara.
Hablando de fútbol base, ¿le han contactado Gerard Moreno y Mariano, a quienes tuvo en los juveniles del Badalona, desde que es entrenador del Espanyol?
Sí, cuando cogí el equipo me escribieron ambos. No hablamos cada semana porque no soy una persona invasiva, pero hemos tenido relación. A Gerard lo iba a ver más cuando jugaba en el Villarreal C o el B que con el primer equipo, pero él sabe que si necesita algo me tiene ahí. Igual que Mariano.
No estaría mal tener a alguno la temporada que viene…
(Ríe) Pues imagínense, uno de esos delanteros sería una barbaridad.
Una barbaridad es también el rendimiento de Gragera desde que usted lo entrena.
Le vi unas condiciones diferentes a los otros mediocentros que tenemos, por eso tuve muy claro ponerlo en Zaragoza. Te da consistencia, balón parado defensivo y ofensivo y una serie de cosas que otros jugadores no tienen tan marcado. Ese equilibrio es importante. Lo ideal es recuperar a jugadores para la causa, como Pol Lozano, que tiene muy buen nivel si está bien.
¿El compromiso de Braithwaite está por encima de sus molestias?
Sabemos que Martin te puede generar cualquier situación estando medianamente fino. Te da la vida. Es un tipo de futbolista que puede aparecer cuatro o cinco veces en un partido pero que te marca la diferencia.
Y eso que, desde que debutó usted en Zaragoza, sólo ha podido disfrutarlo 40 minutos en plenitud…
Por suerte, los anteriores sí han podido disfrutar de él al cien por cien pero nosotros no hemos tenido hasta ahora al Martin de hace un mes. Es otro hándicap.
Lo contrario ha sucedido con Melamed…
Exacto. No está aún al cien por cien, pero es un jugador totalmente diferencial en la categoría. Me alegro de que marcara el domingo porque la gente está con que se va al Almería y yo no tengo constancia, pero sí sé que su implicación para estar aquí y para que el equipo ascienda es enorme.
En ausencia de Puado ante el Leganés, por sanción, ¿es Gastón Valles una buena alternativa?
Estamos dando vueltas a lo de Gastón, igual que Pere Milla o Lazo. Tenemos bastante claro qué tipo de jugador queremos en Butarque y debemos acabar de perfilarlo. Gastón gana duelos, trabaja, cerca del área es bueno… Genera muchas cosas. No por venir de una categoría inferior quiere decir que no es válido para jugar. Hay que ser valiente, arriesgarse y poner a un jugador; cualquiera ha debutado porque un entrenador le dio bola.
Además de Gastón y de Kenneth Soler, a quien también ha dado minutos, ¿hay otros jugadores del filial que estén derribando la puerta?
Sí, tenemos a Rafa Bauza, Roger Martínez, Roger Hernández… Hay jugadores por debajo que tienen ganas de estar ahí, que han pasado un año difícil que empezó mal. Hay que encontrar el momento para ir subiendo gente, pero por eso se ha caracterizado este club, por tener a gente de la casa, que ha tirado la puerta abajo. Cuando mejor ha ido el Espanyol es cuando más canteranos ha tenido: se ha mantenido holgadamente en Primera, ha ganado Copas del Rey, ha llegado a una final de la UEFA…
¿Ha hablado con Chen Yansheng?
Sí, a la semana y media de estar yo en el primer equipo. Me preguntó por el equipo, por cómo me sentía yo. Fue muy correcto, no hay queja.
Si el Espanyol asciende, ¿se ve entrenando en Primera?
Yo sí que me veo, pero no porque quiera agarrarme a la silla. Si me tengo que ir, me iré, porque el club está por encima de las personas, y el que piensa lo contrario es quien se acaba yendo mal de los sitios. Lo primero que quiero es que el club suba y que luego sea lo que tenga que ser. Si subimos ya es un éxito que tendré para toda la vida.
¿Se puede volver a un filial habiendo entrenado a un primer equipo?
Se dio la situación con Luis Blanco, aunque era interino. Sería un tema para hablarlo y enfocarlo en su momento, pero ahora lo primordial es que el equipo suba. En lo otro, es el club el que decidirá. No dependerá de mí. Si por mí fuera, ojalá esté muchos años en el Espanyol.
¿Ha visualizado el ascenso?
No lo pienso. Visualizo Butarque el viernes. Como todos los aspirantes, vamos a tener que sudar sangre para ascender.
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