Maikel Mesa, un futbolista incomprendido
Las Palmas hace oficial la rescisión del centrocampista tinerfeño, que tenía contrato hasta el año que viene. En las próximas horas podría regresar al Albacete.
Por más que se empeñara en lo contrario, prácticamente cada día una lucha contra los elementos, Maikel Mesa ha puesto fin a su etapa en el primer equipo de la Unión Deportiva Las Palmas. Así lo anunció esta misma tarde el propio club grancanario mientras el centrocampista tinerfeño ultima de los detalles de su vuelta al Albacete.
La historia de Mesa en Las Palmas es la de la incomprensión hacia un futbolista que siempre manifestó sus ganas, incluso cuando era un simple adolescente, de jugar en el equipo grancanario. “Por fin se hizo”, dijo a su llegada a la UD en aquel verano de 2018 con su nuevo club recién descendido a Segunda División,
Sus comienzos en Las Palmas fueron muy alentadores, pues a su declaración de amor sumó la estima que siempre le tuvo Manolo Jiménez, su primer entrenador en Gran Canaria. Sin embargo, conforme el equipo perdía fuelle, también lo hacía este polivalente y espigado centrocampista, también afectado por diversos problemas físicos y la confianza que no le terminaba de generar a Pepe Mel.
Al curso siguiente le costó arrancar sobremanera, jugando apenas siete partidos y 153 minutos en los primeros meses de competición (26 y 1.360 en el global del curso anterior), por lo que tuvo que buscarse el traslado a Albacete, donde fue un futbolista capital en la salvación del equipo manchego, marcando además el gol de la salvación, ante el Cádiz. En cualquier caso, siempre dejó su impronta en el vestuario de Las Palmas. “Pese a que él tampoco jugaba, era el primero a animar y hacer grupo con los que tampoco lo hacíamos”, confiesa en AS uno de sus compañeros.
Para la temporada 2020-2021, con el Covid todavía en auge, Mesa hizo buenas las plegarias de Pepe Mel. Le costó dar el paso adelante tantas veces demandado para acabar ‘remontando’ y jugando 1.387 minutos durante 28 partidos. Por daños colaterales del Covid tuvo además que quedarse en Las Palmas. Así, el propio Mel reconoció que su vuelta al Albacete estaba pactada hasta que el virus y una plaga de lesiones hicieron mella en el vestuario insular.
Sin embargo, durante el curso pasado, pese a llevarse los halagos de Mel y García Pimienta en sala de prensa por su esfuerzo, volvió a las andadas. De hecho, con el segundo de ellos solo fue una titular, en Zaragoza (2-1), y se limitaba a su papel de revulviso en las segundas partes. Ni siquiera participó en el playoff contra el Tenerife, parando su cuenta en 18 partidos y 561 minutos,
Señalado, era más que evidente que Las Palmas no contaba con él para la temporada que se avecina. De hecho, el club le quiso impedir que viajara hasta la concentración de Mijas (Málaga) con el resto de la plantilla, igual que con el resto de descartados (Pinchi, Ferigra, Díez, Veiga y Lemos), para que se quedara entrenando en la Ciudad Deportiva. Sin embargo, para evitarse problemas legales, a la UD no le quedó más remedio que subirlo en el avión para, en plenas negociaciones para rescindir su contrato, acabar bajándole del equipo cinco días después.
Solidario.
Maikel Mesa fue uno de los futbolistas más respetados por el vestuario de Las Palmas mientras perteneció a él. Terapeuta con los menos habituales, solidario como el que más, fue el primero en acudir a la llamada de socorro del club para bajarse el sueldo cuando la Covid-19 empezaba a paralizar al mundo entero. Ahí amplió hasta 2023 un contrato que ahora cesa.
Igualmente, cuando en agosto de 2021 se confirmó el regreso de Jonathan Viera a la Unión Deportiva, le cedió el brazalete de capitán que tanto le correspondía, otro gesto más de la conciencia de grupo que siempre tuvo este futbolista incomprendido por despachos y banquillo.