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ESPANYOL

La historia de Pol Lozano, sangre blanquiazul desde hace un siglo

El canterano, uno de los más destacados en estas primeras jornadas, procede de una familia perica. Sus padres y uno de sus entrenadores desgranan su carrera y su personalidad.

Actualizado a
Pol Lozano, de niño.

La historia de Pol Lozano con el Espanyol arranca hace cien años; en concreto, el 13 de noviembre de 1924 en Molins de Rei. Ese día vio la luz Josep Guillamón, tío abuelo del actual 10 del equipo perico, aficionado a la bicicleta y fiel en los años 40 a pasar los domingos de fútbol en Sarrià, con su Espanyol. “Era una persona cauta, no veía el fútbol de una manera exagerada. Era como un segundo padre para mí. Desgraciadamente, falleció antes de que Pol empezara a jugar en la cantera y nunca pudo verlo”, rememora su padre Valentín, quien con apenas seis años ya se aficionó al sentimiento perico.

“Yo vivía en Sabadell. Quedaba con mi tío en la Plaça Catalunya y cogíamos el autobús hasta Sarrià. Recuerdo a los José María, Bertomeu, Marañón… Y luego a los N’Kono, Lauridsen, Gallart… En mi clase solo éramos dos del Espanyol. Me sentía raro, tuve dudas especialmente cuando aún no tenía formada una opinión de las cosas, pero fue mi tío el que me ayudó a mantener el sentimiento que le trasladé a Pol”, explica Valentín.

Pol Lozano, a la izquierda, en el fútbol base.
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Pol Lozano, a la izquierda, en el fútbol base.

No es usual encontrar un futbolista que logra jugar en el club del que se aficionó de niño, porque Pol Lozano tenía sangre blanquiazul desde que nació. “En su clase eran tres del Espanyol, eran muy graciosos. Nunca renunció a ello, mentalmente era muy fuerte”, explica su madre Neus. Ese aficionado del Espanyol era un terremoto con apenas tres años. Ni dormía. En el colegio Ágora de Sant Cugat le recetaron (como si fuera una medicina) jugar a fútbol a los mediodías. Así estuvo dos años hasta que se apuntó al Mercantil, de Sabadell, al lado de casa.

“Jugaba de todo, se le veía mucha facilidad”, recuerda Neus. Entre los espectadores se encontraba un técnico que iba a cambiar su destino. David Fernández, antiguo técnico del fútbol base durante más de dos décadas, lo captó rápidamente. “En ese equipo estaba Álex Collado y Pol Lozano. Los dos con el pelo largo… Parecían Zipi y Zape. Nos anticipamos al Barcelona, porque el nieto de un ojeador suyo jugaba también en ese equipo”.

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*Datos actualizados a fecha 29 de agosto de 2023

Con seis años, Lozano empezó a vestir la blanquiazul después de un periodo de entrenamientos. Neus apunta que en benjamines hubo dudas: “No le estaban saliendo las cosas en el B y David Fernández lo bajó al C. Allí jugó algunos partidos mejor y ganó confianza”. “Nunca hubo dudas”, matiza el ex técnico perico, quien elogia las condiciones del actual mediocentro: “Era un líder silencioso, demostraba su valía en el campo. En la Nike Premier Cup de cadetes fue nombrado mejor jugador. Era omnipresente, en ataque y defensa. Como entrenador me dio seguridad y tranquilidad”, subraya.

Pol Lozano.
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Pol Lozano.RCDE

Fuera del campo, Lozano era un ‘coco’ en el colegio, especialmente muy hábil en Matemáticas, lo que le ha llevado a estudiar ahora Administración y Dirección de Empresas (ADE). Dentro, un capitán (”siempre le votaban sus compañeros”) que utilizaba esa artimética para controlar los espacios del terreno de juego: “Es un jugador con criterio posicional con el balón, y destaca mucho en la anticipación. Domina el espacio, destaca más jugando por detrás del balón que por delante. Puede ser un mediocentro referencia. Ha sido internacional en todas las categorías hasta la Sub-21″, comentó.

El momento más especial para Pol Lozano fue al mismo tiempo el más difícil. Ese ascenso al primer equipo que le generó “tristeza” porque no acababa de jugar, veía que no se confiaba en él. “Esta temporada llegó con una espina clavada”, apunta Neus, mientras que su padre tenía claro siempre que consejo darle: “La familia ve la realidad. Debía ser paciente, trabajar mucho, que aprendiera, que fuera una esponja, que nunca se creyera por encima ni por debajo de nadie. Los resultados ya llegarían. Ha pasado por momentos difíciles. Lo pasó mal a nivel psicológico. Son cosas del fútbol, le pasa a muchos jugadores y debía siguiera trabajando”, dijo Valentín, que seguro que rememora viendo a su hijo aquellas experiencias con su tío, donde empezó la historia de un jugador llamado a ser ahora la representación de la cantera en el Espanyol.