Gallego – Garcés, la delantera que pudo ser y no fue en el Leganés
Gallego fue el objetivo de Aguirre para cubrir la salida de En Nesyri en 2020, pero el interés se enrevesó. Garcés completó una temporada anómala, con más ruido que goles.
Será el Leganés – Tenerife de mañana domingo (Butarque, 18:30) choque de reencuentros con reminiscencias llamativas en la delantera chicharrera. En el metaverso del fútbol dos de sus integrantes pudieron ser y no fueron compañeros de un equipo, el Leganés, que sólo logró reclutar a uno de los miembros de la pareja ofensiva integrada por Borja Garcés y Enric Gallego.
El primero fichó por los pepineros el curso pasado cedido del Atlético de Madrid para completar una campaña con más sombras que luces y ruido que goles. El segundo fue objeto de deseo de Javier Aguirre para tapar el butrón que dejó Youseff En-Nesyri y su salida al Sevilla en 2020, pero el anhelo se marchitó por el camino de un raro mercado invernal que días después de su cierre tuvo como broche póstumo el asalto del Barça a Braithwaite y la (casi) total destrucción de las esperanzas pepineras de permanecer en Primera División.
El caso Enric Gallego
Aquel fue un objetivo anómalo. En el entorno de aquel cuerpo técnico se insiste en que la petición de fichar a Enric Gallego en el entrenador mexicano era firme. Se veía en el ariete entonces del Getafe un futbolista capaz no sólo de liderar la vacante de En-Nesyri, sino también un hombre más que aprovechable en caso de descenso a Segunda.
Sin embargo, esas mismas fuentes deslizan que el club nunca tuvo voluntad real de apostar fuerte por el futbolista ahora del Tenerife ni mucho menos pagar los 6 millones de cláusula que costaba. Cabe recordar que el Leganés no recibió 20 millones de golpe por el marroquí. El Sevilla difirió esa cláusula en tres pagos. El primero e inmediato fue de 7 millones.
Sea como fuere, desde el Leganés y el entorno del futbolista se insiste en que su deseo fue más enrolarse en las filas de Osasuna, donde su director deportivo, Braulio, soñaba con formar la misma delantera que armó en el Huesca: Chimy Ávila y Enric Gallego. Finalmente fue el movimiento que convenció al futbolista, que acabó en Pamplona y no al otro lado de la M-45. Para colmo de males, el ariete apuntilló esa misma temporada al Leganés en El Sadar en el 92′ en un partido que, de haber terminado con empate, habría servido para la salvación pepinera. Con todo y con eso, queda la duda de saber qué habría pasado si el Leganés hubiera ido con toda la artillería económica a por el catalán, esto es, si habrían sido capaces de modificar su criterio.
Borja Garcés, altos y bajos
Ahora compañero de Gallego en el Tenerife es un Borja Garcés que abandonó Butarque con cinco goles en Liga y más incógnitas que certezas rodeando su etapa de pepinero. Pese a que acabó la temporada entonado y con la confianza de Nafti, a lo largo de curso tuvo idas y venidas. Especialmente a partir del episodio en el que se ausentó del entrenamiento previo a la visita precisamente del Tenerife para asistir a la boda de su hermano.
Lo hizo sin permiso de su entrenador, un Asier Garitano que aireó la indisciplina pese a que en el club eran contrarios a que se gestionara de forma pública el gesto reprobable del melillense. Garitano sólo duró un partido más, pero cumplió su amenaza de que, con él de entrenador pepinero, no volvería a jugar Garcés ni un partido luciendo el escudo del laurel.
Nafti enderezó el rumbo del dislate, y aunque también le dio alguna que otra ración de ausencia en lista para mejorar su rendimiento, bajo la batuta del franco-tunecino el chaval reencontró el rumbo. Y todo pese a que el entorno del jugador trató de buscarle destino en el mercado invernal. El Leganés lo retuvo para no debilitar su delantera, ésa que ahora es de nuevo objetivo reforzar en el próximo mercado invernal y en la que podrían haber militado juntos Gallego y Garcés, ahora compañeros en el Tenerife, el próximo enemigo pepinero.