Fran Escribá se encierra una hora y media con su plantilla
Para el técnico, hay un antes y un después del derrumbe de Málaga y no ha dejado pasar la ocasión de forzar un cumbre con sus futbolistas para analizar la preocupante deriva.
![Los jugadores del Real Zaragoza atienden a Fran Escribá, fuera de imagen, al inicio del entrenamiento de esta mañana.](https://img.asmedia.epimg.net/resizer/v2/H33Z65U62ZCNVF2XDCI3HSVZUQ.jpg?auth=c37b6980736c531f95467c0f9fb6fef2dba23f284bc8e48c84b2f3c89593f215&width=360&height=203&smart=true)
Caras muy largas en la Ciudad Deportiva. El Zaragoza se cayó con todo el equipo en Málaga y las alarmas han vuelto a encenderse con el descenso a sólo cuatro puntos. Fran Escribá no se anduvo con contemplaciones el lunes por la noche en la sala de prensa de La Rosaleda -”Llevamos dos jornadas en las que no hemos competido nada absolutamente”- y esta mañana se ha encerrado con toda la plantilla en el vestuario durante más de una hora y media para analizar con crudeza una deriva muy preocupante.
Son, sin duda, las consecuencias directas de haber encajado siete goles en las dos últimos partidos y de haberse acercado peligrosamente al cuarto por la cola.
El entrenamiento estaba programado a las 10:30 horas en la Ciudad Deportiva, pero éste no ha dado comienzo hasta las 12:20. Y es que para Escribá, hay un antes y un después del derrumbe de Málaga y no ha dejado pasar la ocasión de forzar un cumbre con sus futbolistas para incidir en la gravedad de la situación. A catorce jornadas para el final del campeonato, el equipo se le ha caído y la única misión es salvar la categoría lo antes posible. El próximo rival es el Burgos, que llega este domingo en La Romareda como revelación y donde volverá a ser baja Iván Azón.
El Zaragoza sólo suma ocho puntos en la segunda vuelta, lo que le convierte en el decimoquinto peor tras el ecuador del campeonato. Y eso que en estas siete primeras jornadas desde el parón navideño únicamente se ha medido con un rival de la zona alta de la clasificación, el Alavés.