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Empeñados en quedarse en Segunda

Tras la esperanzadora actuación de la semana anterior ante el Real Oviedo, ha vuelto la cara mala del Real Valladolid. Los de Pezzolano han dado un paso atrás y vuelven a desaprovechar una excelente oportunidad para acercarse mucho a los dos primeros puestos de la tabla. Lejos de conseguirlo, ahora están bordeando salir de los puestos de playoff. De hecho, está a dos puntos del puesto diez. Y no es por ser negativos, pero puede ser cuestión de tiempo que los blanquivioletas caigan al centro de la clasificación si siguen con estas dinámicas tan irregulares. Así lo dicen los números, pues, en las clasificaciones parciales de los últimos 5, 10, 15 y 20 partidos, no aparece entre los seis primeros ni de casualidad. Es más, en el parcial de los últimos diez partidos ocupa la posición 16 en la tabla. Evidentemente, el panorama no pinta nada bien.

Más datos. El conjunto pucelano lleva 3 puntos de los últimos 21 fuera de casa y ha ganado solo 3 partidos de los últimos 12. Lleva sin ganar lejos de Zorrilla desde el 24 de noviembre y, por lo tanto, no es fiable. No presenta números de aspirante y su juego tampoco ofrece mucho más. Es un conjunto que cuando llega no suele amenazar, no hace daño. Le mantiene con expectativas la gran irregularidad y el escaso nivel de la categoría. Este año, a estas alturas, la línea del ascenso está fijada en los 71 puntos. El año pasado se necesitaron 72. El nivel de la Segunda División está bajando claramente. El año del ascenso de Pacheta se necesitaron 81 puntos para ascender. La diferencia es abismal.

En Andorra mereció ganar el equipo de Sarabia. Por llegadas, por disparos, por hacer trabajar a Masip. El Valladolid fue un equipo insípido que quiso vivir de las rentas del gol de Boyomo y que se vio sorprendido por los dos goles finales de su rival. Esta derrota hace mucho daño y mina, más todavía, la confianza de la afición en el entrenador. Pezzolano está dejando pasar la temporada con más pena que gloria. Juego plano, siempre con un único delantero y sin mediapunta, donde Meseguer no aporta nada. Lo mejor que hemos visto este año son chispazos individuales, como los de Amath ante el Oviedo, Montiel ante el Andorra en la primera vuelta o el golazo de Monchu de córner ante el Burgos. El resto, irregularidad y mucha espesura, cuando no vulgaridad. Cuando el uruguayo abandone el club no será recordado por su aportación al buen juego del equipo; más bien lo contrario. Después de lo que se vio ante el Oviedo, dejar fuera a Biuk y Juric, de salida, no tiene ninguna explicación. Quitar a Amath en el 57′, tampoco. Ni jugar sin delantero desde el minuto 80, un minuto antes de que llegara el gol del empate. Empató el Andorra y no había un goleador en el campo. Ya a la desesperada tuvo que recurrir a Marcos André, por delante de un Negredo que no sabemos muy bien si es que no le gusta al entrenador o que, simplemente, no está para jugar.

Y esto es lo que hay. Más allá de si se grita “Pezzolano dimisión” durante el juego, que seguirá sin ayudar y que me tiene sin cuidado, el gran problema es que el equipo no está para mucho más y que hoy da un paso adelante y mañana dos atrás. Pezzolano se queda sin coartada y cada vez hay más dudas en torno al verdadero nivel de la plantilla. El uruguayo está blindado en el club y con estos bueyes habrá que seguir arando. Con estos bueyes y con la moral de la afición otra vez bajo mínimos. El panorama pinta mal y no hay que ser un lince para saberlo.

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