El círculo virtuoso de Pejiño
Tras un comienzo de curso irregular, se destapó en el derbi de la primera vuelta. Con el del sábado, suma ya seis goles y dos asistencias.
Prometía mucho Pejiño desde que, en el verano de 2020, Las Palmas fichara a aquel pibe de la cantera del Sevilla. Desconocido para el gran público, el extremo gaditano bien pronto demostró el embrujo de su juego, encanto propio de la tierra que le vio nacer, indiscutible duende futbolístico el suyo. Sin embargo, algo había en él que no permitía explotar el infinito talento que emana de su bota izquierda.
Resulta que, víctima de las lesiones, apenas pudo tener continuidad. Para muestra, el curso pasado: en 13 partidos, cinco goles. El 14º, con todo ya decidido, llegó en la última jornada de liga, ante el Sporting. En medio, una operación que, de momento, le cambió la vida. Y una carrera que, ahora sí, despega imparable.
Intervenido del pubis, Pejiño se presentó como una moto en la pasada pretemporada. Sin embargo, arrastraba una sanción de dos partidos que se ganó a pulso tras la eliminatoria de los pasados playoff contra el Tenerife, mal somatizados sus nervios con el árbitro una vez se consumó el éxito chicharrero. Un candado más en sus ruedas, tan faltas de ritmo como estaban sus piernas. De hecho, no fue titular hasta la 9ª jornada, cuando el Ibiza arrancó un punto de Gran Canaria (0-0). No es que le fuera mal a Las Palmas, siempre entre los seis primeros, lo que tampoco hacía tan necesaria su revolucionaria figura.
Tras renovar hasta 2024 y acumular meses de mucha desazón, el destino le tenía guardada la gloria. Andada a tirones Pejiño cuando, el pasado 26 de noviembre, se jugó el derbi canario de la primera vuelta. En una jornada maravillosa para Las Palmas, pues devoró por completo a su eterno rival, un 3-1 engañoso, Pejiño reventó el cajón de su talento, tan cerrado como parecía, para hacer un partido soberbio. Ni que estuviera lanzando un mensaje, abrió el marcador con un doblete, Sus gritos al cielo de Gran Canaria quedarán en la memoria colectiva como unas las estampas de la temporada para la UD pase lo que pase.
Desde entonces, el progreso en el juego del futbolista de Barbate ha experimentado una clara ascensión. Aquella noche de noviembre lo cambió todo. Pejiño ha marcado seis goles, el último de ellos precioso, ante el Málaga este pasado sábado. Ha dado, además, dos asistencias y completados con éxito 56 de los 116 regates que ha intentado según los datos servidos por Opta. Ha jugado, además, 24 partidos hasta el momento, la cifra más alta desde que llegó a Las Palmas, 17 de ellos saliendo de inicio, acumulando así 1.368 minutos sobre el césped.
Casi siempre jugando a pierna cambiada, acaso arrancando desde el costado derecho del ataque de Las Palmas, Pejiño se ha destapado como un futbolista clave para desenmascarar a las defensas rivales, ofreciendo además un recurso capital para los partidos trabados de su equipo: el golpeo desde fuera del área, del cual Yañez, portero del Málaga, tomó buena nota hace tres días. Sea como fuere, Pejiño conforma por sí mismo uno de los principales peligros para el Tenerife. El sábado, en el Heliodoro Rodríguez López, completará su particular círculo virtuoso. En cierto modo, le toca redimirse. Así, el curso pasado no pudo jugar allí ni en liga ni en los playoff.