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El afortunado debut de Isra Salazar

El delantero del Real Valladolid Promesas vio puerta en su estreno copero con el primer equipo, donde cubrirá las bajas en ataque.

Salazar, en su debut copero con el Real Valladolid.
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Si uno busca en Google quién es Isra Salazar, se encontrará con no pocas entradas pomposas, que hablan de un pasado florido y lleno de goles y comparaciones con grandes estrellas, después de que se convirtiera en uno de los máximos goleadores de la historia de ‘La Fábrica’ del Real Madrid. Ese pasado no tan lejano, que quedó atrás apenas hace dos años, podría perseguir al hoy delantero blanquivioleta como un fantasma. El pasado, sin embargo, no es más que eso, una construcción temporal que nos obsesiona a veces y amenaza con no dejarnos avanzar.

Cuando el atacante pacense recaló el pasado verano en el Real Valladolid Promesas, arquear la ceja era sencillo si uno sabía de ese ayer. Recalaba en Los Anexos un jugador capaz de hacer 150 goles en cinco temporadas vestido de blanco, que emulaba a su ídolo, Cristiano Ronaldo, trabajando fuera del verde para elevar su techo de rendimiento, uno que, a pesar de ello, no se elevó cuando terminó su etapa juvenil y dio el salto a la sénior. Después de rechazar a otros grandes equipos de Europa y entrenarse ocasionalmente a las órdenes de Zinedine Zidane, después de tantos y tantos goles y levantar una Youth League, le tocó emigrar de esa factoría que fagocita y regurgita futbolistas para crecer.

Tras completar un periplo formativo de más de un lustro en el Real Madrid y después de un año poco provechoso en el UCAM Murcia, donde apenas vio puerta en dos ocasiones, el Real Valladolid pasó a ser un madero al que agarrarse el pasado verano, con el que poder dar cuenta de que su fútbol no se había apagado. Falto de confianza, el ariete pacense tenía ese reto, y el Pucela, el de recobrar el brío del uno de los referentes de una de las grandes canteras durante seis años. No parecía fácil, pese a su calidad. Pero esta misma semana se ha puesto en el camino.

No en vano, los dos tantos anotados en apenas tres días refuerzan la actividad de un Isra Salazar que, de una tacada, ha mejorado sus números del curso pasado, premiando, de esta manera, el esfuerzo y buen juego que ha ofrecido en las últimas semanas. Si contra el Zamora el pasado sábado se inventó dos vaselinas, una de las cuales sirvió para dar tres puntos importantes a su equipo, frente al Espanyol dio un nuevo brío con su afortunado debut, al marcar el dos a uno, tras un buen movimiento en el área, aunque de rebote, permitiendo un último arreón esperanzador.

Esta oportunidad será, a priori, la primera de unas cuantas, dado que la lesión de Mamadou Sylla le abre las puertas de una competencia por el ‘nueve’ que apenas ha vivido en el filial con Iván Cédric, pero que sí ha compartido con otros puntas como Yago Paredes o Arnu. Con el máximo goleador fuera durante seguramente un mes, el extremeño tendrá varias semanas para esgrimir aquello que le hizo conocido y Google cuenta: que es un delantero con una gran zancada, capaz de partir desde la banda y arrancar hacia adentro para buscar el disparo, con olfato de gol y una técnica en espacios cortos que ya sacó a relucir en el Stage Front Stadium, primer escenario grande que pisaba de cuantos se le adivinaban y de cuantos pretenderá.

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