Andorra: crónica de una muerte anunciada
Rubén Bover, capitán del conjunto tricolor, explicó que “estamos tristes. Las cosas no se han hecho bien, no hemos estado a la altura”
El Andorra está pasando el luto. Pese a que la salvación era misión casi imposible, no por ello el descenso ha sido menos traumático para un club poco acostumbrado a los fracasos. Lo vivido este curso, con la pérdida de la categoría y el adiós al fútbol profesional, ha sido, sin duda, el mayor varapalo desde que Gerard Piqué aterrizó en el Principado en 2018.
Piqué llegó al Andorra con el objetivo de recoger a una entidad que estaba en Primera Catalana y llevarla al fútbol profesional. No solo eso, también llegó a decir que quería escuchar el himno de la Champions. A base de jugadores con calidad, esfuerzo, triunfos y dinero (compró la plaza del Reus para evitarse pasos y dar el salto a Segunda B) fue haciendo un recorrido con muchísimas más luces que sombras. Hace dos cursos se tocó el cielo con el ascenso a Segunda División, pero este año ha tocado frenar y llevarse un golpe de realidad. El descenso provoca el regreso a Primera RFEF donde tocará volver a labrar el futuro y así de tratar de volver a recoger éxitos.
Esta campaña, el Andorra se ha mostrado como un conjunto excesivamente endeble y al que le ha costado muchísimo lograr victorias. Actualmente, a falta de una jornada para el final es penúltimo con un balance de 10 victorias, 10 empates y 21 derrotas. Solo ha sumado, hasta la fecha, 40 puntos. Insuficientes para mantener la categoría. Ni el cambio de entrenador, Ferran Costa llegó para suplir a Eder Sarabia, sirvió para sacar al bloque de la espiral del fracaso. Eso sí, Ferran Costa no peligra y será el encargado de dirigir al equipo el próximo curso en Primera RFEF. Tiene contrato hasta 2025.
Una de las frases que más retumban en el vestuario tricolor, buscando una explicación a la mala campaña, es que “no hemos estado a la altura”. Rubén Bover, el capitán del Andorra, no sé escondió y explicó que “estamos tristes. Las cosas no se han hecho bien, no hemos estado a la altura. Nos hemos equivocado mucho este año. No puedo decir más. El cambio de técnico nos trajo nueva energía, nos hizo creer, pero no fue suficiente. La gente está fastidiada y las palabras poco pueden hacer. En el Andorra, en los últimos años, todo habían sido momentos positivos, cosa que no era normal, y de los errores también se ha de aprender. Que este pasito atrás haga que demos después dos pasos hacia delante. El proyecto seguirá. Pedimos perdón a la afición. Volveremos”.
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