Alerta amarilla en el Almería
Una victoria en los cinco partidos disputados en 2025 ha sacado de la zona de ascenso al principal candidato a volver a Primera División. Luis Suárez sigue viendo puerta, pero al equipo le está costando ganar partidos.
La derrota es un elemento cotidiano en la competición, pero para un equipo como la UD Almería, más de un tropiezo pasa a ser asunto delicado. Desde que arrancó el nuevo año, el equipo de Rubi únicamente ha sido capaz de sumar cinco puntos de 15 disputados. Una victoria en el Nuevo Arcángel para dar continuidad al triunfo copero en la previa de Reyes, frente al Sevilla, y desde ahí, dos empates en el estadio de los Juegos Mediterráneos y dos derrotas en Albacete y A Coruña. Se ha declarado el estado de alerta amarilla en Almería.
Durante 14 semanas, entre octubre y diciembre, el equipo rojiblanco fue capaz de voltear una clasificación que le había situado en zona de descenso, si bien se entendía que su lugar estaba mucho más arriba. Culminada la remontada y repitiendo varias semanas en el puesto más alto de la tabla, el equipo entró en barrena en el Carlos Belmonte.
La semana anterior ya había superado a medias el trance de no poder contar con Luis Suárez, sancionado frente al Huesca. El Almería empató sin goles y se confirmaba que el colombiano es el eje sobre el que pivota el fútbol indálico. Pero en Albacete sí estuvo el pichichi y la debacle fue total, con un equipo plenamente desdibujado y a merced del contrario, sobre todo, en la primera parte. Siete días más tarde, la falta de acierto le privó de un triunfo ante el Oviedo, contando también con el extraordinario partido cuajado en todas las parcelas por el conjunto de Calleja. Y el domingo, en Riazor, volvió a verse a un equipo diluido.
Dijo Rubi, tras la derrota ante el Deportivo, que durante toda la temporada al equipo le costaba ganar partidos. Unos días más y unos días menos, está claro, pero que era algo común a la competición y a la categoría. Y no le falta razón, pero la lectura más profunda de la situación rojiblanca nos permite ver otras aristas.
Por un lado, el acierto. La UD Almería había demostrado una capacidad goleadora sin igual y era capaz de procesar un gol en contra como un elemento del juego sin mayor trascendencia. Desde el choque ante el Cádiz, en el cierre de 2024, el equipo ha anotado dos goles como local en tres partidos, empatando todos y sin sumar un triunfo desde el 13 de diciembre ante el Mirandés. Fuera de casa venció en Córdoba (0-3) y eso maquilla la estadística, pero en Albacete (2-1) y A Coruña (3-1) el ‘arreglo’ del resultado no oculta la cantidad de ocasiones desaprovechadas… algunas impropias de Luis Suárez.
Otro aspecto es el del rendimiento individual y colectivo. A Rubi se le ha valorado enormemente la capacidad para recuperar a futbolistas desquiciados por el nefasto descenso desde Primera. Casos como el de Pozo o el lesionado Baba son los más significativos, sin olvidar a Arnau, Lopy o b. Si Luis Aragonés hizo popular el ‘ganar, ganar y ganar’, el de Vilassar de Mar utilizó la versión, ‘confianza, confianza y confianza’, para unirlos a la causa. Le salió a la perfección y, por sus palabras después del partido en A Coruña, la receta parece estar aplicándola a otros jugadores como Nico Melamed y, sobre todo, Lázaro Vinicius. Pero el saldo sigue en rojo. En rendimiento inferior hay que mencionar también a un Lopy irreconocible en estas últimas semanas y a un Bruno Langa guadianesco, que lastra mucho el balance de una asimétrica banda izquierda.
También hay que mencionar las ausencias y los retornos. En este último capítulo entra Robertone. El argentino ha sido el principal fichaje de enero tras su operación, pero le falta ritmo de competición. Esto, unido a las molestias durante los últimos 15 días de Melero y la irregularidad de Lopy, han resquebrajado el mediocampo, espacio que ha sido clave para el resurgimiento rojiblanco.
Y el último, y no menos importante, resquicio analítico lo encontramos en el técnico. Tras recuperar el clásico 4-4-2 que le dio el armazón del camino ascendente, Rubi ha ido introduciendo retoques que no siempre han funcionado. En unos casos obligado por las circunstancias y en otros por decisiones consensuadas con su equipo de trabajo, los planes de partido no han terminado de cuajar. Y aquí hay un problema relativo a las características de los peones a utilizar. No todos los futbolistas tienen los mismos conceptos creativos, defensivos y tácticos, del mismo modo que no todos los jugadores tienen las mismas características técnicas. Por ello, alineaciones con Arribas, Melamed, Lázaro o Luis Suárez van a tener un déficit de esfuerzo defensivo notable. Por tanto, si el Almería no es capaz de tener una alta posesión de balón y minimizar a su rival, el peaje a pagar en la balanza ataque-defensa no siempre es asumible.
Con todo ello, el equipo tendrá que lidiar de aquí a la jornada 42 y el cambio de rumbo se espera que llegue pronto. En estos casos, se suele pensar en nerviosismo interno, dudas y responsables, pero estos están plenamente identificados, por lo que, desde el vestuario y las oficinas, no se va más allá de un mal momento que se desea revertir el próximo lunes ante el Elche.
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