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MÁLAGA

30 años de una tragedia

El 27 de julio de 1992 el Club Deportivo Málaga desapareció. Directivos incapaces, impagos a los jugadores y una gran deuda, las causas.

Una alineación del Málaga de 1992.
Diario As

La asamblea de socios del Málaga ha aprobado la desaparición del club tras 51 años de historia, 20 de ellos en la Primera División. El club andaluz sólo había suscrito el 10% del capital, 935 millones de pesetas, que se le exigía para convertirse en sociedad anónima. Esta fue la escueta nota publicada en El País. Nota terrible porque suponía la defunción del histórico Club Deportivo Málaga. Este miércoles se cumplen 30 años de aquella tragedia que hundió en la más atroz de las depresiones a toda la sociedad malagueña y conmovió a la española. La quinta ciudad de España se quedaba sin equipo de fútbol.

¿Cómo se llegó a aquella dramática situación? El Málaga tuvo dos pequeñas buenas épocas. El famoso ‘quinquenio de oro de los años 70′ y el ‘Málaga de los canteranos’ a principios de los 80 recordado por el 6-2 al Real Madrid. La decadencia se precipitó tras el absurdo descenso a Segunda de 1986. Se pactó un empate con el Betis sin contar con que el Hércules ganaría en el Bernabéu y el Valladolid al Sevilla (que se esforzó más bien poco por razones obvias). Desde entonces las cosas fueron a peor.

El equipo regresó a Primera en 1987-88 a falta de cinco jornadas. Sorprendentemente Ladislao Kubala, el entrenador, fue cesado. Quedaba claro que lo peor estaba por llegar. Las actuaciones presidenciales en plena agonía fueron un despropósito. Guerras a muerte por el poder, privilegios, directivos incapaces, derroches injustificados, administración desastrosa…

Mario Husillos controla un balón en un partido de 1992.
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Mario Husillos controla un balón en un partido de 1992.Mariano Pozo

Francisco García Anaya, entonces presidente, había destituido de la vicepresidencia a José Pardo antes de anunciar que se marchaba para dejar el cargo a otro empresario, Benigno Vázquez, que era presidente del Atlético Marbella. A los pocos días se produjo una especia de ‘golpe de estado’ que llevó a Pardo a la presidencia. Cuenta el País que Vázquez, sintiéndose presidente, se presentó en pleno entrenamiento con un futbolista del Marbella que pretendía colocar. El entrenador, Antonio Benítez, se negó. Posteriormente dimitió.

En pleno ‘Falcon Crest a la malagueña’ el equipo descendió a Segunda tras perder una promoción de permanencia con el Espanyol. En la temporada siguiente perdió la posibilidad de regresar a Primera con el Cádiz también desde el punto de los once metros. Los buitres empezaron a revolotear sobre un candidato a cadáver.

La temporada 1991-92 fue desastrosa. La deuda se disparó hasta los 15 millones de euros y los jugadores dejaron de cobrar. Su manera de protestar fue encerrarse en Las Rosaleda. Ahí se llevaron sus colchones y enseres de primera necesidad para pasar tan dramático trago. Había buenos jugadores: Fernando Peralta, Luis Merino, Monreal, Quino, Villa, Albis, Makanaki, Antonio Álvarez, Mario Husillos…

Rayo-Málaga de 1992. José Antonio Domínguez pugna por el balón con el costarricense Medford.
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Rayo-Málaga de 1992. José Antonio Domínguez pugna por el balón con el costarricense Medford.Diario AS Participación

Tras empatar a cero en Vallecas contra el Rayo (Husillos tuvo un 0-1 en sus botas que pudo ser balsámico) llegó el partido contra el Compostela. Para evitar el descenso a Segunda B se necesitaba un milagro. Antes de comenzar el partido los jugadores blanquiazules hicieron una sentada en señal de protesta que tuvo la comprensión de sus oponentes. Tras consumarse el fracaso la gente se soliviantó y hubo un intento de agresión al presidente, José Toboso. Bajar a la tercera categoría no fue lo peor.

Desaparición dolorosa

En 1992 se había puesto el marcha llamado Plan de Saneamiento (o de Refinanciación de la Deuda). El Estado, con dinero procedente del 5% de lo que se recaudase de las quinielas, financiaría las desorbitadas deudas de los clubes en un plazo de 12 años. Pero con la condición de convertirse en Sociedades Anónimas Deportiva con la obligación de cubrir un capital social, mayor cuanto más grande era la deuda en el marco de la nueva Ley del Deporte.

A cada equipo se le asignó un capital social para cubrir antes del 1 de julio de aquel año. En el caso del Málaga fueron 935 millones de pesetas de la época. Traducido a euros 5.619.463,18. Solo se cubrieron 34 millones de pesetas (200.000 euros), casi todos puestos por Fernando Puche, que años después sería presidente del nuevo Club Deportivo Málaga. Los malagueños y el Murcia fueron los únicos equipos que no pudieron afrontar aquella exigencia. Por ese motivo los malagueños fueron descendidos a Tercera División y los murcianos a Segunda B.

Consciente de que jugar en la cuarta categoría, con semejante deuda, era inviable, Francisco Martín Aguilar, entonces vicepresidente independizó al Atlético Malagueño, que era el filial, del equipo nodriza para evitar que le arrastrase en su disolución. La Asamblea d socios, reunida aquel 27 de julio de 1992 decidió la desaparición del club quedándose como primer equipo de la ciudad el Atlético Malagueño, fundado en 1948. Dos años después se constituye en Sociedad Anónima Deportiva con el nombre de Málaga Club de Fútbol.

¿Qué pasó con La Rosaleda? Para que no cayese en las garras del Banco Hipotecario las tres instituciones (Ayuntamiento, Diputación y Junta de Andalucía) se hicieron con su propiedad. Y así sigue. La calamitosa presidencia de Abdullah Al Thani encendió entre los malaguistas el temor de que se repitiera la historia. Por suerte no será así.