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100 AÑOS DE MESTALLA (EPISODIO IX)

Alarmas en Mestalla

Una maleta abandonada en un vomitorio, dos musulmanes rezando en los pasillos en pleno partido, conatos de incendio, la pelea de Penev y Roig... cien años de un estadio dan para muchas anécdotas de sucesos.

Actualizado a
Fotografía del Libro 'Camp de Mestalla. Un recorrido por la historia'. Paco Lloret, Fundació Bancaixa.

Con motivo del centenario de Mestalla, AS va a realizar un serial de diez episodios que cada día, a las 16:00 horas, publicará en as.com. Será a la misma hora en la que el balón echó a rodar en Mestalla aquel 20 de mayo de 1923, en el primer duelo ante el Levante.

EPISODIO 1 (El primer día de Mestalla) // EPISODIO 2 (El pueblo de Mestalla) // EPISODIO 3 (Mestalla, puerta a España de los dioses del fútbol) // EPISODIO 4 (Mestalla, la casa de la Selección) // EPISODIO 5 (Mi vecino es Mestalla) // EPISODIO 6 (El respeto de Mestalla) // EPISODIO 7 (Mestalla es nombre de mujer) // EPISODIO 8 (Botellón en Mestalla)

Por Mestalla transitan cada día de partido miles de personas y en sus 100 años se han celebrado más de 2800 encuentros. Tal concentración de gente, unida a la pasión y tensión que envuelve al fútbol, da como resultado un cúmulo de alarmas, anécdotas, incidentes y sucesos vinculados a la seguridad de los aficionados, de los actores en el campo, en especial de los árbitros, y también a las fuerzas del orden, que velan porque todo transcurra con normalidad.

Algunos sucesos fueron públicas, otras se resolvieron entre bastidores. Unas son todavía tristemente recordadas, como el fallecimiento de Vicente Peris el 12 de marzo de 1975 en la enfermería del estadio durante un Valencia-Atlético, y otras siguen siendo insólitas por más tiempo que haya transcurrido, como el puñetazo que le soltó Luboslav Penev a Paco Roig en la escalera de caracol que comunica el túnel de vestuarios con el palco el 21 de febrero de 1996, que acabó con el presidente presentando denuncia contra el búlgaro.

Escalera de caracol que comunica el túnel de vestuarios con el palco  VIP, donde se produjo el encontronazo entre Penev y Paco Roig.
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Escalera de caracol que comunica el túnel de vestuarios con el palco VIP, donde se produjo el encontronazo entre Penev y Paco Roig.DAVID GONZALEZ ARENASDIARIO AS

Las hubo que dieron la vuelta al mundo, como la tangana en un Valencia-Inter de Milán, que dejó la imagen de David Navarro corriendo cual gacela esquivando las patadas de los italianos tras romperle la nariz a Burdisso. Ese día, seguramente, Navarro se salvó de una buena tunda gracias a conocerse al dedillo los pasos comunicantes entre el terreno de juego y la calle, a donde salió por patas mientras los utilleros y fisios hacían tapón como podían para evitar que Tassotti y Toldo invadieran puño en alto el vestuario del Valencia.

Otras, muchas, se quedaron en falsa alarma, como una maleta que apareció solitaria en un vomitorio para sospecha de la seguridad, que tras inspeccionarla con precaución comprobó que era de un socio que había llegado de viaje y prefirió irse al fútbol que pasar por casa a dejarla, con error del operario del club que le permitió el acceso con todos sus bártulos. Tampoco tenían tanta urgencia, como después comprobaban y de ahí que cancelaran esa vía de comunicación, muchas de las llamadas durante los partidos llegaban a centralita cuando no había móviles. Eran tiempos en los que el club permitía que por megafonía se lanzaran avisos: “Fulanito de tal, acuda a la puerta tal, tiene una llamada”.

Se dieron anécdotas que sorprenden por inusuales y por el contexto histórico en el que acontecieron, como cuando la seguridad recibió el aviso de que había dos personas musulmanas rezando con esterilla en el suelo en la puerta de acceso a los vestuarios. Aquello sucedió en 2011, con España en el punto de mira del terrorismo yihadista. Tras recabar información, resultaron ser amigos del futbolista turco Mehmet Topal, que habían dejado su asiento en la Tribuna para cumplir con sus creencias en época de Ramadán.

Imagen de archivo de las primeras cámaras de seguridad que se instalaron en diferentes puntos de Mestalla.
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Imagen de archivo de las primeras cámaras de seguridad que se instalaron en diferentes puntos de Mestalla.EDUARDO GONZALEZDIARIO AS

Lás cámaras de la UCO (Unidad de control Organizativo)

Desde la UCO, Unidad de Control Organizativo, que durante muchos años tenía su centro de operaciones donde ahora está el palco privado vacío de Peter Lim y que desde hace un tiempo se ubica en una de las torres laterales de Tribuna, se tiene una visión completa de todo lo que acontece en el estadio. Desde ahí se coordina la seguridad de un estadio cuyos vomitorios hasta hace un par de décadas no estaban numerados y eso complicaba la inmediatez en las intervenciones. Fue Manuel Castilla, Inspector Jefe del Cuerpo Nacional de Policía, que veló por la seguridad en los eventos deportivos de la ciudad desde 1996 hasta su jubilación en 2022, quien diseñó el croquis que facilita las labores de fuerzas del orden y también sanitarios.

La tecnología ha jugado a favor de las fuerzas del orden y así como antaño tenían que elegir hacia qué zonas concretas del estadio enfocaban las cámaras, ahora tienen todo el graderío sectorizado y las cámaras digitales les permiten ampliar las imágenes para identificar con exactitud quién enciende una bengala (fue así como acabaron con ellas) o lanza cualquier objeto, como la moneda que impactó en un asistente en un partido contra el Deportivo de Copa del Rey o la botella que golpeó a Neymar en la celebración de un gol del Barcelona.

Pero las cámaras no hubieran dado abasto en los años en los que volaban hacia el césped las almohadillas marrones y esponjosas con publicidad de Vifasa, unos lanzamientos masivos que interrumpieron algún partido, como un Valencia-Zaragoza del 15 de mayo de 1977. Los incidentes de ese día los cataloga el periodista Paco Lloret, en su obre sobre Mestalla, como uno de los mayores escándalos acontecidos en Valencia, tanto por la actuación del colegiado Sánchez Ríos como por la invasión de campo que se produjo por parte de aficionados tras un penalti pitado a favor de los aragoneses. Ese asaltó obligó a la policía a intervenir y llevarse al árbitro a la carrera y camuflado entre sus escudos.

Operarios del club retiran las almohadillas que se lanzaban antes en Mestalla como acto de protesta contra los arbitrajes / Foto: 'Camp de Mestalla. Un recorrido por la historia'. Paco Lloret, Fundació Bancaixa
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Operarios del club retiran las almohadillas que se lanzaban antes en Mestalla como acto de protesta contra los arbitrajes / Foto: 'Camp de Mestalla. Un recorrido por la historia'. Paco Lloret, Fundació Bancaixa

El partido se suspendió, disputándose los 6 minutos que faltaban en el Bernabéu, y aquel fue el último encuentro que se jugó sin vallas de separación entre césped y grada, hasta que la circular número 8 de la RFEF obligó de nuevo a su desaparición en 1994. Mestalla ha sido clausurado en tres ocasiones, todas ellas por lanzamiento de objetos al colegiado de turno: en 1983, en un duelo contra el Barcelona; en 1985, contra el Sevilla, en 1992, ante el Real Madrid.

Hubo una cuarta vez en Europa, que en el tiempo fue la primera, por lanzamiento de naranjas al árbitro asistente en un partido contra el Birmingham de 1978. La UEFA, finalmente, levantó el castigo. La última vez que Mestalla vio como un encuentro acababa antes de tiempo fue en 2006, el ya comentado contra el Deportivo en Copa, aunque en esa ocasión la RFEF decidió que se reanudase días después a puerta cerrada, pero en Valencia.

Conatos de incendio

Los conatos de incendio también han dado algún que otro quebradero de cabeza a los cuerpos de seguridad, que a la mínima que ven humo tienen que supervisar qué lo provoca para anticiparse a escenas de pánico y avalanchas. En Mestalla, ni en la época en las que las tracas se disparaban por todos los rincones del estadio, se ha producido un incidente grave en las instalaciones vinculado al fuego (un aficionado perdió la visión de ojo por la explosión de petardo en 1975), aunque algún que otro sobresalto sí se ha llevado la seguridad del estadio.

En el transcurso de un partido entre el Valencia y el Bayern Múnich comenzó a verse humo en la Grada de Gol Gran Alto. La sorpresa de los miembros de seguridad que acudieron a esa zona para supervisar qué ocurría fue comprobar que el humo salía de una máquina de las que tienen las discotecas para generar ambiente en sus salas, un objeto de gran tamaño que había sido transportado hasta esa zona del estadio con una furgoneta por miembros de Gol Gran, que accedían al estadio horas antes para poder organizar sus tifos y pancartas. A Gol Gran, como curiosidad, se le confiscó en una ocasión un gorrino que guardaban en un almacén que les cedía el club dentro del estadio, un animal que algunos tenían previsto soltar en el césped en un partido contra el Real Madrid.

Placa que ilustra en el túnel de vestuarios hasta dónde alcanzó el agua en la Riada de 1957.
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Placa que ilustra en el túnel de vestuarios hasta dónde alcanzó el agua en la Riada de 1957.DAVID GONZALEZ ARENASDIARIO AS

Pero hubo dos conatos de incendio que sí trastocaron más a la seguridad. Uno se produjo en el Sector 9, donde la mezcla de cáscara de pipas con alguna colilla provocó que empezara a salir humo de las juntas de dilatación. Ese día estuvo a punto de ponerse en marcha el protocolo de desalojo, con el riesgo que a su vez conlleva por posibles avalanchas fruto del pánico, aunque se pudo resolver la incidencia sin mayores trastornos. Pero para trastorno el que causó en otra ocasión -sin mala intención por su parte- un aficionado, que, en un día lluvioso, preocupado por unas chispas que saltaban de la iluminación de la cubierta de Anfiteatro, llamó directamente a los bomberos, que se presentaron en Mestalla sin informar previamente de su presencia a la seguridad del estadio, a los que les inquietó el efecto de miedo que podría haber conllevado entre el público la entrada de bomberos con sus cascos.

Los grupos radicales de clubes europeos

La presencia de radicales de clubes europeos es otro de los focos que han generado alertas en Mestalla. Las aficiones que más problemas han generado en los 100 años de historia del Valencia, obligando durante sus visitas a cargas policiales dentro del estadio, fueron los hooligans del Manchester United en 1982, los tiffosi del Nápoles en 1995 y los ultras del París Saint-Germain en 2013. Estos últimos, por su comportamiento en las horas previas por la ciudad y por los problemas que generaron dentro del estadio, se sitúan en el top de aficiones que más quebraderos de cabeza ha generado a las fuerzas de seguridad.

El protocolo para el control de los aficionados visitantes se ha ido perfeccionando con el tiempo. La elección de la Grada Gol Xicotet Alto para la ubicación de los foráneos, una ubicación que permite un mejor control en la llegada, acceso y desalojo, es lo que implica que la Grada de Animación del Valencia, aún llamándose Curva Nord (en gran medida por su sintonía con la Curva Nord del Inter) y siendo en cierta medida la heredera de la antigua General de Pie, se sitúe en el fondo sur de Mestalla. El objetivo no es otro que alejar los puntos de entrada y salida del estadio de unos y otros.

La propia afición del Valencia también ha provocado alertas en Mestalla. Uno de los capítulos más recordados es cuando le zarandearon el coche a Héctor Cúper con su familia dentro, situación que se repitió esta temporada pasó a menor escala con Yunus Musah. O las tensiones que se generaron en taquillas por la venta las entradas para la final de Copa de Sevilla de 1999 y para las dos finales de Champions. O el día en el que Paco Roig empezó a ser increpado por aficionados de Tribuna, optando Tomás Ramos, en esos años jefe de seguridad del club, un cargo que en la actualidad corresponde a Julián Suescun, por avisar él directamente a la Unidad de Intervención Policial para que acudiesen al palco, lo que enfurruñó más al público, como recientemente ha sucedido a raíz de las protestas contra la gestión de Peter Lim.

El momento de mayor tensión reciente

En Mestalla, riada de 1957 al margen, cuando quedó arrasado el terreno de juego y las zonas más bajas del graderío, quedando bajo el agua el túnel de vestuarios, se vivió quizás el momento de mayor tensión a finales de Siglo XX. Centenares de aficionados que se dirigían hacia la salida y los encargados de seguridad presentes en la parte de la Grada Sillas Gol Sur comenzaron a sentir y a ver como se tambaleaba una escalera de acceso, que había estado en obras en las semanas previas. La actuación de la policía, que tomó medidas para que la multitud desalojada el estadio de manera más ordenada, evitó una tragedia y ello permite que en los cien años de vida de Mestalla, haya más anécdotas que sucesos.

Imagen de los accesos a los graderíos más elevados del estadio.
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Imagen de los accesos a los graderíos más elevados del estadio.DAVID GONZALEZ ARENASDIARIO AS