Entender el cambio del siglo XX al XXI en el fútbol español (y mundial) sin la figura de Raúl González Blanco (Madrid, 48 años) es esencialmente imposible. Porque el 7 de su dorsal fue muy grande. Más que un enorme futbolista, que también, un icono en sí mismo. Mientras se calzó unas botas, y hasta después, le pasó como a los más grandes toreros. España se dividió entre los que fueron y son devotos raulistas y los que no. Pero para unos y otros, algo que es innegable: la de Raúl fue una trayectoria al alcance de prácticamente nadie.

Un carrera que AS quiere premiar con el Premio AS Trayectoria 2025, porque entender este Real Madrid que ha convertido el ganar la Champions League en un hábito y esta Selección multicampeona requieren de reconocer la estela que imprimió en ambos sitios un delantero incansable. El más listo de la clase, como tantas veces le catalogaron compañeros y rivales, el capitanísimo y líder, el que supo auparse como un Galáctico auténtico y dejar goles que aún se recrean de memoria, como el Aguanís al Vasco da Gama de la Intercontinental de 1998. Un regate que ya hacía de crío en la Colonia Marconi, su barrio, y en el San Cristóbal de los Ángeles, su primer equipo...

Valdano, su gran mentor

Pero si Raúl González Blanco pasó a ser Raúl, a secas, para todo un país, se debe a dos nombres propios. Uno y seguramente a su pesar, Jesús Gil, que al desmantelar la cantera rojiblanca empujó al delantero, en edad cadete, al gran rival madridista... y Jorge Valdano, que ya en el Real Madrid agradeció tremendo regalo. Valdano, con 17 años, le hizo tocar el cielo. Debutar con el Real Madrid sentando a un símbolo como Butragueño y sin tener siquiera carné de conducir. Tal fue la irrupción primorosa de un delantero de cara aniñada pero con una energía magnética que los dos primeros partidos de Raúl con el Madrid han pasado al folklore popular: el debut en La Romareda (29 de octubre de 1994) y eso que no marcó, y el siguiente, en el que sí vio puerta y para más inri en el derbi contra el club que le dejo ir. De película.

Y más si se conoce la intrahistoria de aquello. Como desveló Valdano en 2019, antes de aquel estreno en Zaragoza vio de primera mano esa bestia competitiva que sería Raúl. “Yo le llamé antes de anunciar su debut delante del vestuario para que no se asustara. Él me dijo: “Si quieres ganar, ponme en el once titular; se había hecho un hombre”. La apuesta era ganadora y se forjó una relación para los restos. “Estar aquí se lo debo a Jorge, me hizo ver el fútbol de otra manera”, admitió, más tarde y feliz, el goleador.

Raúl dio el salto a estrella pop literalmente en una semana, pero en su prime se le negó la gloria planetaria. Que su Balón de Plata en 2001 no fuera de Oro (fue a manos de Michael Owen) escoció a una generación entera de aficionados. Porque su año fue glorioso, siendo Pichichi en Liga (con 24 dianas, su segundo trofeo a máximo goleador) y campeón liguero. Hasta Francesco Totti clamó al cielo: “Es un escándalo que Raúl no sea Balón de Oro...”.

Pero para escándalo, que diría Raphael, fue su palmarés madridista. En su vitrina están la Séptima, la Octava y la Novena. Y seis Ligas. También una Supercopa de Europa, cuatro de España y dos Intercontinentales. Quizá lo más impresionante es su plusmarca aún vigente de 741 partidos con el Real Madrid, jalonados con 323 goles.

Su paso por la Selección también abruma. En una década con La Roja (de 1996 a 2006) defendió la elástica nacional en 102 ocasiones con 44 dianas, récord absoluto hasta que Villa le superó en el año 2011. Disputó tres Mundiales y dos Eurocopas, portando el brazalete en dos de esas citas, y junto a él comenzó a asomar la joven generación de los Sergio Ramos, Puyol, Xabi Alonso, Iniesta, Cesc, Villa y Torres que abrirían en 2008 el periodo más extraordinario de la historia del fútbol español.

El ‘Señor Raúl’ de Alemania

La salida del Madrid en el verano de 2010, con apenas 33 años y tras 16 temporadas, se vio fría desde fuera. Hasta el propio Raúl lo confesaría con el tiempo (“Pudo haber sido mejor...”, admitió en Panenka en 2017), pero eso no cercenó el afán competitivo del delantero. Habituado a picar siempre piedra, quizá por eso le gustó la llamada del Schalke, el histórico club alemán de la cuenca del Rühr cuyo apodo, Die Knappen (Los Mineros), casaban a la perfección con el espíritu de trabajo del madrileño. Bajó a la mina futbolística con ellos y les entregó oro, con una Copa de Alemania en 2011, la posterior Supercopa y unas semis de la Champions. Tanta huella dejó que la entidad retiró durante una temporada el 7 en su honor y le dio un homenaje de puro agradecimiento. Al ‘Señor Raúl’, en castellano.

Aún quedaba más gasolina en el tanque. De Alemania a Qatar (dos títulos cosechó) y de allí al New York Cosmos, el de Pelé y Beckenbauer. Ese paso por el Al Sadd le permitió tener una despedida feliz del madridismo. El 23 de agosto de 2013, el Trofeo Bernabéu invitó al club catarí para que el coliseo blanco pudiera brindar a Raúl (que jugó la primera parte del partido con el Madrid) su última gran ovación.

La última realmente se la dio el mundo del fútbol, de manera unánime, cuando anunció que colgaba las botas en el otoño de 2015 después de 932 encuentros y 388 goles como profesional. Entre las miles de voces, una muy especial. Florentino Pérez publicó una cariñosa carta “a Raúl, leyenda en la leyenda”. Un primer paso hacia el inevitable reencuentro de leyendas. Por eso en el tránsito a su nueva vida como entrenador, escogió el calorcito de su casa, el Real Madrid. Dónde mejor. La Fábrica que le conoció de adolescente le convirtió luego a su vez en otro mentor, especialmente en el Castilla, al que sólo un gol del Eldense en la prórroga le impidió llevarlo a Segunda División. Por sus manos han pasado talentos que ahora vuelan más que alto: Fran García, Asencio, Gonzalo, Nico Paz, Jacobo Ramón, Chema Andrés, Miguel Gutiérrez, Rafa Marín...

“Estoy muy agradecido a AS por este premio en reconocimiento a mi carrera, estoy orgulloso de ella”

Raúl González, a AS

“Estoy muy agradecido a AS por este reconocimiento a mi carrera, estoy orgulloso de ella”, dice Raúl a este periódico mientras disfruta de este momento sabático antes de volver a entrenar. El 7 volverá a brillar el 1 de diciembre en estos Premios AS del Deporte.

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