Verdugo Marcelino
El técnico asturiano, al que al Sevilla intentó recuperar, ha logrado reflotar al Submarino mientras en Nervión se hunden con el discutidísimo Diego Alonso en el banquillo.
Sí, es verdad: el Sevilla tentó a Marcelino García Toral hace dos meses, cuando había decidido prescindir de Mendilibar, pero el asturiano quería lo que ha encontrado de nuevo en esta su segunda etapa en Villarreal: compromiso. En Nervión apenas se atrevieron a ofrecerle una campaña más que la que cotiza y Marce decidió que no, que esperaría. Víctor Orta apostó por el inexperto (a este lado del Charco) Diego Alonso y la cosa, más allá de los matices, ha discurrido como ha discurrido: el uruguayo no ha ganado aún en Liga (4 empates y una derrota) ni Champions (tres derrotas) mientras Marcelino cuenta por victorias sus tres partidos desde que regresó a la Cerámica: uno copero, otro de Liga y el último, este jueves, al Panathinaikos para pasar de ronda en Europa League.
Reflota de nuevo el técnico asturiano al Submarino Amarillo y se hunde en su peor abismo de este siglo un Sevilla para el que últimamente siempre parece existir una planta más en el sótano de las decepciones. La figura de Diego Alonso no soportará muchos más escarnios y el Ramón Sánchez-Pizjuán dictará seguramente esta tarde sentencia. Una derrota en la visita del Villarreal precipitaría el despido del técnico uruguayo por mucho respaldo que haya existido en los últimos tiempos desde la directiva de Nervión. Ya se sabe: en fútbol, la ratificación es el primer e inequívoco paso hacia la destitución (sigue en directo el partido de hoy en As.com).
Marcelino y el Sevilla no han acabado de encontrarse durante estos años, con varias intentonas nervionenses por hacerse de nuevo con los servicios del entrenador asturiano después de una primera etapa fallida en la 2011-12. El de Careñes se topó entonces con el fin de ciclo de varios transatlánticos del vestuario como Kanouté y Palop y con los fallos de Monchi como director deportivo: “No supe darle los jugadores que necesitaba. Fue víctima de mis errores”, ha reconocido el gaditano en más de una ocasión. Una “espina clavada” por uno y otro lado que no ha acabado de salir por más que tanto el club blanquirrojo como el preparador hayan alcanzado el éxito durante la última década sin necesitarse el uno del otro.
Marcelino se marchó a Villarreal a relanzar una carrera que incluye varias brillantes clasificaciones para Champions, una Copa (Valencia) y una Supercopa (Athletic) y en el Sánchez-Pizjuán han seguido coleccionando trofeos europeos (cinco Europa Leagues más) y un camión de participaciones en máxima competición continental. Hoy, esta tarde, el asturiano lame las heridas del equipo amarillo mientras el Sevilla trata de darse a sí mismo un chute de alegría con la inmediatez que permite esa gran mentira llamada fútbol: si le gana esta tarde, así están las cosas, el equipo de Nervión adelantará a los castellonenses en la clasificación.
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