Una vaselina de leyenda
Onésimo fue el héroe del Rayo-Mallorca más célebre de la historia, aquel que dejó a la Franja en Primera en la temporada 95-96.
La historia de la Franja no se entendería sin un Rayo-Mallorca. Aquel del 1 de junio de 1996, en el que los franjirrojos se jugaban la permanencia y los bermellones el ascenso. Pintaba mal para los madrileños, que habían caído por 1-0, con gol de Morales, en la ida de la promoción y los de Víctor Muñoz aterrizaban en Vallecas, después de 18 partidos sin perder. Sin embargo, el Rayo llegaba con ganas. Se había calentado el partido desde la isla y Onésimo, a la postre estrella de aquel duelo, ya avisaba: “Se está hablando mucho, pero el Mallorca no es mejor que el Ajax. Si fuera tan bueno como dicen, hubiera resuelto la eliminatoria”.
Había nervios en el barrio, también fe. Guilherme no tardó ni cuarto de hora en equilibrar la balanza, pero López Nieto expulsó a Wilfred en el 24′. Vuelta al sufrimiento, hasta que Calderón oteó a Onésimo desmarcado y dibujó un pase certero desde el mediocampo, que recogió el rey de los regates. El 7 franjirrojo dejó botar el balón y cinceló desde la frontal una vaselina que entró por la escuadra de la portería defendida por Kike en el 81′. Veintisiete años después, ese gol continúa en el imaginario rayista. “El campo estaba lleno. Era mi último partido. Yo lo sabía y le había dicho a Zambrano: ‘Míster, estate tranquilo, que yo te dejo en Primera’. Metía el pie, corría... Terminé agotado, pero cumplí mi promesa y lo mejor del gol fue darme la vuelta y ver la alegría de Vallecas, del barrio... Ahí te das cuenta de lo que significa el Rayo para ellos. Para nosotros fue como ganar una Champions. Era la vida o la muerte. Lo más importante de ese gol es lo que significó, aunque fue bonito y todo suma”, ríe Onésimo Sánchez (Valladolid, 1968), el héroe de aquella noche. Larga y feliz.
El pucelano jugó cuatro temporadas con la Franja en dos etapas: de la 93-96 —con ascenso incluido— y la 97-98, tras su efímero paso por el Sevilla (sigue el partido en directo en AS.com). “Terminaba contrato con el Valladolid y tenía ofertas de equipos con más pedigrí en Primera, pero el Rayo me quería, sobre todo por Camacho, que estaba de entrenador. ¡Pues fiché por el Rayo y Camacho se fue!”, recuerda el autor de los regates más célebres vistos en Vallecas, quien prosigue: “Me alegro de la decisión que tomé. Me sentí en casa y muy querido”.
Allí estuvo bajo la batuta de diez técnicos, aunque sintió más afinidad con Felines, Zambrano, Paquito y Marcos Alonso. “Yo era bueno con el balón en los pies y encendía a la gente. En Vallecas valoraban no sólo las jugadas que hacía, que a veces también me decían: ‘Chupón, suéltala’, sino que te dejaras el alma. Querían que te pelearas con tíos de dos metros, metieras el codo, regatearas... El público estaba tan cerca que había días que parecía que tenía que regatear a los de al lado. Les oyes, para lo bueno y lo malo. Esos aplausos y silencios cuando cogía el balón no se me olvidan”, dice, aunque siente un pellizco de nostalgia con la idea de mover el estadio: “Me gustaría que se arreglara el que está. Igual hay hasta alguna bota mía todavía allí”.
Tras la retirada, Onésimo saltó al banquillo y se sacó la espina de entrenar al Valladolid. El de la Franja es su sueño. “Siempre he querido dirigirlo y no lo descarto, en fútbol nunca se sabe”, afirma el míster, que espera nuevo proyecto mientras narra y comenta partidos. No se perderá el de esta tarde. “Francisco está siguiendo el camino de Iraola y su equipo es muy reconocible. Va a manejar el duelo, pero los bermellones se juntan bien y ese juego directo a Muriqi hace mucho daño. El Mallorca parece que no está y en dos zarpazos te complica. Aguirre es un especialista de eso”, aventura Onésimo, el autor de una vaselina de leyenda.
Francisco y Aguirre apostarán por las rotaciones
LaLiga no da tregua. El Mallorca rascó un empate contra el Barça el martes y el miércoles el Rayo también lo hizo ante el Cádiz. Un día de diferencia en cuanto a descanso, pero la misma herramienta para combatir el cansancio: las rotaciones. Francisco tendrá la baja de Mumin, a quien le han caído dos partidos de sanción por decir "Fuck off, man" al árbitro Hernández Maeso. Por lo que el técnico franjirrojo volverá a un once muy similar al que firmó tablas con el Villarreal, con Lejeune, Unai, Isi, Kike y RdT.
Aguirre, por su parte, no podrá contar con los lesionados Maffeo y Raíllo, pero recupera a Lato y Mascarell. Sólo el último apunta al once en detrimento de Samu Costa en la medular. Abdón, con cuatro dianas, y Muriqi, con tres, podrían formar pareja en ataque, ya que entre ambos suman el 78% del total de goles bermellones. Dinamita contra un Dimitrievski que colecciona cuatro porterías a cero.