Una muralla de oro
Trent, Huijsen y Carreras se suman a Militao para formar una zaga de 170M€... que funciona. El Madrid es quien menos goles concede y menos ocasiones permite.
Del muro de papel a la muralla de oro. De encajar 84 goles en 68 partidos a solamente uno en las tres primeras jornadas. A ser el equipo, junto al Villarreal, menos goleado de LaLiga. Y con una vida mucho menos agitada y caótica en campo propio, porque la del Mallorca, que sacó milagrosamente Carreras, es la única gran ocasión (oportunidad manifiesta), más allá del tanto balear a balón parado, que han generado los rivales a la tropa de Xabi en el arranque. Ni Osasuna ni Oviedo lo consiguieron. El mejor de la competición. Después aparecen Athletic (dos), Valencia (dos), Villarreal (tres)... Todos por delante de un Barça que cierra la tabla (12). De una defensa sin defensa a una fortaleza. Courtois ya no está solo.
Tras la peor campaña en promedio desde 2018, con 1,23 goles en contra por noche, el Madrid tuvo claro que había que mirar al mercado. Las señales, sobre todo las físicas, invitaban a ello. Después de años abonados al ‘coste cero’ (Alaba y Rüdiger, para más señas), llegó el momento de rascarse el bolsillo. Un plan renove que afectó a todas las líneas y para el que el club blanco buscó, identificó y fichó. Sin mirar el precio. Trent Alexander-Arnold, Huijsen y Carreras para complementar a un recuperado Militao. Casi 170 millones de euros (169, concretamente) en defensas. Y la apuesta funciona.
Trent fue una oportunidad de mercado, sí, y llega para competir con Carvajal sin vitola de indiscutible, pero a pesar de ser libre el 30 de junio, el Madrid pagó 10 millones para alistarle para el Mundial. Mientras que Huijsen y Carreras fueron elegidos por ser los elegidos. Eran Dean y Álvaro y nadie más. Nunca hubo dudas. De ahí los 59 y 50 millones de euros respectivos. De ahí que se convirtieran en los dos defensas más caros de la historia del club. El tercero en discordia, el propio Militao y sus también 50 millones en 2019. Sembrar oro para recoger seguridad.
Courtois, un 58% menos
Y nadie respira más con ese cambio, también auspiciado por una mayor presión colectiva que poco a poco luce más acompasada, que Courtois. Más allá de sus dos porterías a cero en tres partidos (17 en 53 en la 2024-25). El muro de Bree ha pasado de 4 paradas en la 2023-24 y 3 en la pasada a 1,7 en la presente. Respecto al año del Doblete con Ancelotti interviene un 58% menos. Comparado con el último, un 44%. Y eso es mucho. Acostumbrado a desplegar las alas demasiado a menudo, ahora vive más tranquilo. Y por ende, también el Madrid.

No hay remontar mucho la mirada, sirva el Mundial de Clubes, ya con Xabi Alonso en el barco, como baremo. Diez intervenciones ante Pachuca, una providencial en cuartos contra el Dortmund para evitar la prórroga... “Es uno de esos porteros que gana partidos y tiene una influencia muy positiva en la plantilla. Tenemos mucha suerte de contar con él”, se alegraba el tolosarra. Pero tras la pretemporada, y hasta ahora, menos está siendo más. Cuanto menos aparezca, mejor. Esa es la premisa. Ese está siendo el resultado.
La muralla
Aunque tan buena nueva es la vieja como los recién llegados. Militao, concretamente. La edad y el físico de Rüdiger (32 años y con la rodilla izquierda problemática, más allá de la rotura parcial en el menisco externo que sufrió en el ocaso de la temporada) y Alaba (33 y sin haber llegado a carburar tras la rotura de cruzado y la de menisco posterior) invitaron a mirar a Huijsen. Pero en el brasileño había, y hay, confianza. Más si cabe tras sus primeros coletazos en la nueva era. Mili ha demostrado que los informes del club y el optimismo eran fidedignos.
Alternará titularidades con Rüdiger y un Asencio que es ahora el cuarto central en discordia, pero en los días grandes, la pareja será Militao-Huijsen. En sus 180 minutos conjuntos (de inicio ante Osasuna y Mallorca) ha lucido complementarios. Más cerebral Dean, centrado en la distribución y la anticipación; más contundente Éder, corrector a campo abierto y duelista en el cuerpo a cuerpo. A sus 27 años, sus dos roturas de cruzado son parte del pasado. Él también es un fichaje.
¿Y los nuevos?
Sirva el último duelo como ilustración. Trent (26 años), quien más al trantrán ha comenzado, estuvo acertado a la hora de servir balones desde atrás contra el Mallorca, una de sus mejores bazas. Uno de ellos acabó en gol anulado a Mbappé. Poco a poco el inglés se va asentando, entendiendo mejor a sus compañeros. Y también ellos a él. Salvó, además, un gol de Mateo Joseph y se mostró seguro y confiado. La sombra de Carvajal es muy alargada, pero el inglés quiere presentar batalla.
Huijsen (20 años) parece que lleva toda la vida jugando en el Madrid, cuando apenas lleva un puñado de partidos. Elegante, resolutivo, discreto y un portento a la hora de sacar el balón. Huele a fichaje generacional. Ante el Mallorca, una acción suya sirvió para que Arda estableciese el empate, pero si añadimos los datos de sus tres primeros partidos ligueros a la ecuación, sus números, amén de sus sensaciones, deslumbran.
Firma un 90% de efectividad en el pase, un 85% de efectividad en los balones largos y una media de seis duelos ganados. Y ha intervenido en 304 ocasiones, la segunda mejor cifra de un debutante liguero desde 2005, solo por detrás de Fábregas (311 en 2011). Decisivo en la construcción, robusto en la destrucción.

Algo parecido está mostrando Álvaro Carreras (22 años). Cada partido va a más en cuanto a términos de lectura y a saber qué hacer en cada momento. Sube al ataque, ocupa su carril defensivo. Y contra el Mallorca fue clave despejando un balón que entraba. Todo a la vez y en todas partes. Sus datos ante los mallorquines son el mejor mensaje: tocó el balón 80 veces, dio 57 de 62 pases (una eficacia del 92%), un despeje en la línea, otros tres despejes más, cinco de seis duelos ganados en el suelo, tres de cuatro aéreos...
Decisivo en campo propio, clave en el rival: es el séptimo en las cinco grandes ligas en conducciones progresivas, con 17 (Vinicius, primero con 29; Lamine, segundo con 23). Álvaro y una adaptación a la carrera, como la nueva defensa. Una muralla de oro, fuerte como el diamante.
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