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REAL MADRID

Una defensa de cristal

Al Madrid se le vieron las costuras ante el Al Hilal, una tendencia recurrente. Conceden más goles que el curso pasado, acumulan menos porterías a cero... La solidez flaquea.

Una defensa de cristal
ANDREW BOYERSAction Images via Reuters

En buscar el fallo hasta en la victoria está el progreso. Eso debe hacer el Madrid tras ponerse la corona Mundial por octava vez. Como ocho (5-3) fueron los goles celebrados. Un triunfo de extremos, de los que disfruta el aficionado y sufre el entrenador. “Estamos mejorando, pero hay que considerar que hubo errores atrás”. Ancelotti lo verbalizó. En área del Al Hilal hubo fiesta continua, todo fluyó: Vinicius disfrutó hasta ponerse el traje de MVP, Valverde siguió recuperando la sonrisa, Benzema reapareció con gol y asistencia. Pero en la propia fue una jornada de puertas abiertas. Un Madrid con dos caras: un ataque demoledor, una defensa de cristal.

Ante el Al Hilal, a los blancos se les vieron las costuras. Y no es el oasis, sino el desierto. Una tendencia recurrente esta temporada. Con la final del Mundial de Clubes, son ya cuatro los partidos en los que el Madrid ha recibido al menos tres goles esta temporada: las derrotas contra Leipzig (3-2), Rayo (3-2) y Barça (1-3) completan la hoja. Mismo número que el año pasado y con cuatro meses por delante. Los rivales tampoco han tenido la enjundia del cuarteto anterior: excepto el Levante (3-3), los otros fueron el City en el Etihad (4-3) y Chelsea (2-3) y Barcelona (0-4) en el Bernabéu. Donde todo era solidez, con Militao y Alaba convertidos en pareja de hecho inamovible, ahora hay grietas.

Marega fue una pesadilla para Rüdiger y Alaba. El 2-1 llegó tras ganarle la espalda al alemán y correr al espacio.
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Marega fue una pesadilla para Rüdiger y Alaba. El 2-1 llegó tras ganarle la espalda al alemán y correr al espacio.JESUS ALVAREZ ORIHUELADiarioAS

¿El mejor ejemplo? El partido contra los de Ramón Díaz. Cuando parecía que iba a romper en goleada, llegaron desajustes. Esos fallos a los que el técnico de Reggiolo ha hecho alusión en repetidas ocasiones. “Errores atrás”. Concepto sobre la mesa en el patinazo de la Supercopa, tras el Clásico: “Hicimos regalos en los dos primeros goles. (...) Contra el Valencia mostramos algo bueno en el aspecto defensivo y hoy volvimos a cometer errores. Tenemos que trabajar esto”. Énfasis en comenzar a construir el castillo desde los cimientos para evitar derrumbe. Contra el Al Hilal, no estaba Militao, el líder. Tampoco Nacho, el pesimista. Y Rüdiger y Alaba, al menos de momento, son como agua y aceite, no mezclan bien. Tampoco ayudó la excesiva libertad de un Camavinga que olvidó en muchos momentos que era lateral y no centrocampista. Ingredientes con los que Vietto y Marega desesperaron a un Ancelotti al que se le agotó el paquete de chicles.

Más goles en contra, menos porterías a cero

Un encuentro que refleja unos problemas defensivos que permiten a los rivales encontrar cosquillas con demasiada facilidad. Los números también lo radiografían. En la 2021-22, el Madrid recibió 50 goles en 56 partidos, un promedio de 0,89 por noche. Con los tres anotados por Al Hilal son ya 37 tantos en contra este curso, en 34 encuentros: 1,1 por envite. Otra muestra, las porterías a cero. De las 22 en 56 partidos de la temporada pasada, una cada 2,5 partidos; a las 10 en 34 de la actual, donde Lunin y Courtois están necesitan 3,4 partidos para mantener el cero en el luminoso.

En lo individual, solamente Militao está rindiendo al nivel esperado, amén de un Nacho al que sus méritos no siempre se convierten en oportunidades. Rüdiger cayó de pie en el Bernabéu, con su personalidad arrolladora y desenfadada. Hasta ha derramado gotas de sangre por sus compañeros (gol al Shakhtar), pero, especialmente tras el Mundial, no logra encadenar solvencia. Alaba es una sombra del futbolista que enamoró en su primer año y necesita encontrarse a sí mismo. Carvajal tampoco ha hecho extensible a este curso su gran final de temporada anterior y los problemas físicos están volviendo a aparecer. Mientras que Mendy vive bajo el escrutinio constante y su nivel, y físico, ha flaqueado. Tras un título hay que ver el vaso medio lleno, pero mejor ser pesimista. Para salir del atolladero, “hay que hacer las cosas sencillas y lo más fácil en el fútbol es defender bien”, que decía Ancelotti el mes pasado.