Una constelación de mitos brilla en Balaídos
Las leyendas del Celta, con ídolos en Vigo como Mazinho y Makelele, vencieron a las estrellas internacionales lideradas por Casillas, Cannavaro y Figo.
Balaídos viajó este miércoles en el túnel del tiempo. La portería del Celta, como en los años 80, la ocupó Maté. La defensa tuvo la contundencia de Patxi Salinas y la profundidad de Míchel Salgado y Juanfran. La medular la gestionaron Makelele y Mazinho mientras que de desequilibrar se encargó Gustavo López. Arriba, ejerciendo de ariete, se situó Gudelj. Por si el atracón de nostalgia no fuese suficiente, el equipo visitante presentó a una constelación de estrellas retiradas, un rival con hasta nueve campeones del mundo. Un duelo inolvidable para conmemorar el Centenario celeste.
En la celebración de su 100 aniversario durante los últimos meses el Celta ha hecho cosas rematadamente mal, otras regular y algunas bien. El partido entre leyendas del club vigués y el All Stars eleva mucho la nota del programa de festejos. Resultó un verdadero espectáculo y buena parte del éxito se debe a que tiró del carro para organizarlo un celtista de cuna como Míchel Salgado.
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El exlateral trajo a Vigo a un elenco de figuras que puede presumir de títulos hasta aburrir. Alguno de ellos todavía está para ofrecer minutos de calidad y si algún agente de prestigio se lo propone podría encontrarles destino en Arabia Saudí. Iker Casillas sigue volando entre los tres palos; Cannavaro y Materazzi no han perdido contundencia; y por el olfato goleador de Morientes no pasan los años. Tampoco por la clase futbolística de Figo, protagonista del único lunar de la noche. Los reproches políticos desde la grada provocaron que el portugués abandonara el partido.
Los locales, con mucho más fondo de armario en cuanto a número, dieron la vuelta al 0-3 inicial. En esa remontada brillaron Augusto Fernández y Cannobio. El partido acabó con resultado de un set de tenis (6-4), pero era lo de menos. Se trataba de ofrecer una noche para el recuerdo y de paso la actual propiedad del Celta aprovechó para lavar su imagen levantando el impopular veto a dos mitos del club. Aunque hasta última hora no se les invitó, Maté y Otero volvieron a su casa, a Balaídos. Al final, hasta sonó la Rianxeira.
