Un VAR más discreto pero con dos borrones
El fallo de González Fuertes y el apagón del Rayo-Barça manchan el nuevo de la herramienta. Es la temporada menos intervencionista de la historia.


El nuevo VAR está cumpliendo su misión. No ser protagonista y volver a los orígenes de ‘mínima intervención’ y solo para ‘errores claros y manifiestos’. Pero hay dos incidentes que han manchado su buen inicio de temporada. El primero fue el fallo de González Fuertes en el Alavés-Atlético; el segundo, tecnológico, cuando la herramienta no funcionó en condiciones durante la primera parte del Rayo-Barcelona.
Los árbitros han reiniciado su mentalidad para usar el VAR. El CTA ha implantado una nueva política para recuperar la filosofía original con la que se implantó esta tecnología y reducir el enfado que existe con su uso. Y están cumpliendo. En tres jornadas (31 partidos porque se ha adelantado el Betis-Celta) solo ha intervenido en seis jugadas. Es el registro más bajo de la historia del VAR en Primera División a estas alturas del campeonato. La temporada pasada ya había entrado en 11 acciones y en la 23-24, hasta en 15. Casi el triple. Solo el registro de la temporada 21-22, siete, se acerca al de esta campaña.
| Temporada | Intervenciones VAR |
|---|---|
| 2025-26 | 6 |
| 2024-25 | 11 |
| 2023-24 | 15 |
| 2022-23 | 11 |
| 2021-22 | 7 |
| 2020-21 | 15 |
| 2019-20 | 12 |
| 2018-19 | 11 |
| *Intervenciones hasta la jornada 3 |
De las seis intervenciones, cuatro han sido en acciones subjetivas: la roja a Muriqi contra el Barcelona, el penalti por mano de Balde, la pena máxima sobre Sancet ante el Rayo y el gol anulado por mano de Güler ante el Mallorca. Las otras dos intervenciones fueron para repetir un penalti en el Real Sociedad-Espanyol y para anular otro tanto a los de Xabi Alonso por fuera de juego de Mbappé. Por el camino se han reclamado la intervención del VAR en otros tantos penaltis, pero de veredicto no tan clamoroso como se le exige a la herramienta. De ahí, que no hiciera acto de presencia para respetar la nueva directriz del CTA.
Ahora bien, el VAR ha tenido dos manchas graves. Una achacable al arbitraje y otra a la tecnología. La primera se trata de un fallo humano de González Fuertes. En el gol de Giuliano ante el Alavés, no se percató que el jugador del Atlético estaba en fuera de juego. El asturiano que ejercía de VAR solo persiguió una mano, sin percatarse de la posición ilegal del rojiblanco. No le ayudó la tecnología del fuera de juego semiautomático, que no funcionó correctamente y no lo detectó. Un grave error para el nuevo grupo élite llamado VAR Pro. El asturiano fue castigado de inmediato. Dos horas más tarde tenía que hacer de AVAR en el Real Madrid-Mallorca y fue apartado.
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La otra nota negativa del VAR en este inicio de temporada no fue culpa del arbitraje, pero les ha pesado. La tecnología falló en el Rayo-Barcelona y durante la primera parte se pitó a la antigua usanza, sin su ayuda. Busquets Ferrer tuvo que avisar a los dos equipos, pero la jugada más polémica del partido se dio cuando la tecnología no funcionaba. El equipo local reclamó que el penalti de Lamine no era tal e Iñigo Pérez, su entrenador, amagó con sacar a sus jugadores del campo. Un fallo en el VAR que acabó con cruce de comunicados echándose la culpa entre LaLiga y Mediapro, pero que también daña al estamento arbitral aunque nada tuviera que ver. Dos notas negativas que no afectan al rumbo que ha tomado la nueva cúpula arbitral, pero que sí les mantiene alerta. Porque al mínimo fallo, como han comprobado, la presión se multiplicará. Pero el objetivo lo tienen claro.
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