Un tesoro llamado Luis Milla

Luis Milla atraviesa el mejor momento de su carrera. El centrocampista del Getafe se ha convertido, jornada tras jornada, en una de las grandes sensaciones de LaLiga. A sus 29 años, no solo ha alcanzado una madurez futbolística plena, sino que también se ha consolidado como el jugador con más asistencias en lo que va de temporada, un logro que lo coloca en el escaparate del fútbol español y lo acerca al sueño de vestir la camiseta de la Selección.

El dato impresiona: ha disputado todos los minutos posibles desde el inicio del campeonato, con la única excepción de tres minutos de descuento ante el Sevilla. Una regularidad que habla de su fiabilidad, su físico privilegiado y, sobre todo, de la confianza absoluta que José Bordalás deposita en él. El técnico alicantino lo considera el pilar sobre el que se construye el juego azulón, una pieza que equilibra el rigor táctico con la creatividad en la salida del balón.

Cerebro y ejecutor

Milla no solo asiste, sino que ordena. Su visión de juego, su precisión en el pase y su capacidad para leer los tiempos del partido lo han convertido en el auténtico cerebro del Getafe. Bajo su dirección, el equipo ha dado un salto en consistencia y personalidad, combinando la agresividad característica del estilo Bordalás con una mayor capacidad para elaborar jugadas desde el medio.

En un campeonato donde los focos suelen centrarse en los grandes nombres, Milla se ha ganado su espacio con trabajo silencioso y talento constante. Su

liderazgo en el campo, su implicación defensiva y su claridad ofensiva lo han transformado en uno de los centrocampistas más completos del torneo.

No es de extrañar, por tanto, que su nombre haya empezado a sonar en los despachos de la Real Federación Española de Fútbol. Su rendimiento invita a pensar en una posible llamada de Luis de la Fuente, que sigue de cerca a los jugadores con mejor estado de forma en LaLiga.

El Getafe, mientras tanto, disfruta de su mejor versión. Y Milla, con la serenidad del que sabe que ha encontrado su lugar, sigue escribiendo su historia en azulón: la de un mediocampista que hace jugar a los demás y que, en silencio, se ha convertido en el gran asistente del fútbol español.

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