Un partido, dos mundos
Un Sevilla alicaído recibe esta noche a un Barcelona crecido. Si el equipo azulgrana resiste de inicio el empujo de los de Lopetegui, puede jugar con los nervios locales.
Un Sevilla-Barcelona es siempre una cita marcada en rojo en el calendario. Cualquier equipo que quiera aspirar a alguna cosa seria sabe que la prueba del Sánchez Pizjuán sirve como vara de medir para sus aspiraciones. Sevilla recibirá hoy al Barça (21.00 horas, Movistar LaLiga) en un partido que se adivina como termómetro del estado de ambos equipos, especialmente, tras el cierre del mercado (sigue el encuentro en directo en As.com).
El Sevilla vive en la duda lógica que comporta haber sumado un punto de los nueve posibles y de ver como uno de sus puntales como Koundé visitará Nervión como rival. Hay nervios en Sevilla, un equipo acostumbrado a salir de las ventanas de mercado como un ejemplo a seguir.
Por su parte, el Barcelona rinde visita en un estado de optimismo más mediático que futbolístico. El proyecto de Xavi se sigue cocinando y alterna ratos de ebullición con otros de desconcierto. Nadie duda que la receta tiene ingredientes para triunfar, pero la presión es tanta y la urgencia tal, que a veces se quiere poner al carro por delante de los bueyes.
El optimismo del Barça, que tiene prisa por inaugurar una nueva era, contrasta con el momento de un Sevilla que tras una década estupenda parece que se toma un respiro en el rellano.
Pero si hay que buscar partidos para revertir estados de ánimo, nada como una visita del Barça. El Sevilla necesita una catarsis, el público lo sabe y no va a fallar. Xavi también es consciente de la situación. Ayer avisó que “el Pizjuán también juega” y recordó que el inicio del Sevilla en LaLiga no es normal.
“Han jugado mucho mejor de lo que marca la clasificación”, dijo el técnico blaugrana como advertencia a los suyos. Pero Xavi también sabe que ese punto de los de Lopetegui sobre nueve posibles es un arma de doble filo. Puede motivar a los locales, pero también puede pesar mucho si es el conjunto culé el que toma la delantera en el marcador. Ahí, el Pizjuán puede arder.