Un Juez Único, doble rasero
Mientras que en el Barcelona-Osasuna aplazado ha primado que “debe disputarse en la fecha más próxima posible”, en el Villarreal-Espanyol lo desdeñó. Y se jugarán con un mes de diferencia.


Ha decretado este lunes el Juez Único de Competiciones Profesionales, José Alberto Peláez, que el partido de Liga entre Barcelona y Osasuna, que se suspendió el pasado sábado 8 por la defunción del doctor Carles Miñarro, se dispute el próximo miércoles 27 de marzo, en pleno parón por los compromisos internacionales de las selecciones. Aunque la polémica se ha situado en este punto, lo cierto es que existe un agravante: el criterio cambiante del propio Peláez, encargado la semana pasada de adjudicar la fecha del Villarreal-Espanyol.
Ampara su decisión el Juez Único en que el Barcelona-Osasuna debe “disputarse el partido en la fecha más próxima posible en lo que al calendario actual se refiere para así garantizar que la competición no se vea alterada más allá de la propia suspensión inicial del partido”, y añade que de ese modo se causa “la menor incidencia, tanto sobre el calendario deportivo aprobado al principio de la temporada como sobre la clasificación final”.
“Demorar en exceso la fecha de su disputa, incluso podría dar lugar a situaciones indeseables para el Campeonato Nacional de Primera División, aumentando la posibilidad de que surjan factores externos que pudieran volver a afectar a su disputa”, apostilla este lunes Peláez.
Este mismo juez, entre otras cosas porque no hay otro, desdeñó el pasado martes, 11 de marzo, la petición del Espanyol para que su encuentro ante el Villarreal, que se suspendió el lunes día 4 por la alerta roja meteorológica que pesaba sobre la provincia de Castellón, de que se jugara el miércoles 2 de abril.
En aquella resolución, aunque también se refería el Juez Único a la conveniencia de disputarlo lo antes posible, se apoyó vagamente en el argumento del Villarreal, según el cual como ese 2 de abril se juega la semifinal de la Copa del Rey entre el Atlético de Madrid y el Barcelona a las 21:30, el partido de Liga debería jugarse a las 19:00 o antes, lo que supondría un perjuicio para los aficionados, en horario aún comercial y laborable.
En ese caso, priorizó Peláez ese supuesto perjuicio a la necesidad de colocarlo cuanto antes, y optó por fijarlo el 9 de abril, que coincidía con los cuartos de final de la Champions y, por tanto, con la posibilidad de que también hubiera que jugarlo temprano.
Pero no solo eso, sino que ante el recurso de Villarreal y Espanyol -quienes consideraban que por calendario no les era propicio jugar ese día- no tuvo reparos en acabar poniendo como fecha la más lejana posible, el domingo 27 de abril. Diferentes criterios para un mismo juez.
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