Un depredador en el Villamarín
Aspas es el jugador de LaLiga que más goles le marcó al Betis. El Celta necesita su talento para respirar. El equipo de Pellegrini suspira por Europa.
Tiene 36 años y la fe del más joven. Iago Aspas llega al Benito Villamarín para dictaminar su ley y amenazar el sueño europeo de un Betis plagado de dudas. No las tiene el de Moaña, que pese a sumar sólo cinco goles en esta campaña sigue siendo la referencia ofensiva de este equipo celeste. Llegó Giráldez y también es intocable con él. Aprende Larsen, le aplaude el fútbol y tiembla el Betis. Es el jugador de LaLiga que más goles le marcó al conjunto bético (9). La aparición de Aspas multiplica las aspiraciones de salvación del cuadro vigués y amenaza las ansias del Betis de agarrarse a la zona de privilegio de la tabla (sigue el partido de hoy en directo en As.com).
La vuelta de Aspas al Villamarín también resulta especial por cómo se marchó del mismo hace un año. El Celta conquistó Heliópolis mientras Luiz Felipe era expulsado por una agresión a Aspas que no existió para Manuel Pellegrini. El técnico bético, habitualmente cauto, calificó lo sucedido como “desleal”. Y la afición bética también mantiene vivo ese recuerdo con el delantero gallego, al que no recibirá precisamente entre aplausos. A Aspas le van los retos y no quedará minimizado tras tantas campañas demostrando que es pura élite.
En esta batalla entre esperanza y necesidad, los focos apuntan a los delanteros. No sólo Aspas gobierna a este Celta de las mil caras. También Jorgen Strand Larsen aprendió a conquistar el área. Diez goles para el noruego y otros diez para el bético Willian José. El brasileño, que pareció estar más fuera que dentro del proyecto de Pellegrini en las últimas ventanas de mercado, silencia críticas y atraviesa su mejor momento. Es la carta inesperada de Pellegrini. Aunque no sea suficiente de momento. Su competencia, ahora, se duplicó: Bakambu está de vuelta y pretende apuntarse a esta fiesta de depredadores.
El Betis llega al borde de la zona europea y el Celta vive al borde de la de descenso. Una final de las ocho que restan a ambos. Europa es una obligación para el equipo de Pellegrini y salvarse parece la única vía que se contempla en Vigo. En ese escenario, los dos tienen más cartas de ensueño. Isco capitanea a los verdiblancos desde su fútbol de belleza e imposibles. Él lo coordina todo mientras Guido equilibra y Fornals caza espacios. En ese puzle también quiere tener un sitio Fekir, por mucho que cada vez se parezca menos a Fekir. El Celta de Giráldez, que no tendrá en liza a Tapia, gira sobre los mandos de Beltrán y el atrevimiento de jóvenes como Sotelo o Hugo Álvarez. Ellos quieren conquistar el Villamarín junto a Aspas. Pero Isco y su orquesta también tendrán su palabra.
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