Tres años sin ganar al Real Madrid en el Coliseum
El Getafe se aferrará a su última victoria ante el Real Madrid con Quique en el banquillo azulón.

El Coliseum volverá a vestirse de gala este domingo para recibir al Real Madrid, en un duelo que siempre despierta emociones intensas en el sur de Madrid. Pero para encontrar la última vez que el Getafe logró doblegar al gigante blanco en su feudo hay que retroceder casi cuatro años, hasta la temporada 2021/22, cuando los de Quique Sánchez Flores firmaron una de esas tardes que quedan grabadas en la memoria colectiva.
Era el 2 de enero de 2022, un mediodía frío pero cargado de ilusión. El Real Madrid de Carlo Ancelotti llegaba lanzado en la Liga, con su maquinaria ofensiva afinada y la mirada puesta en el título. Sin embargo, el Getafe, necesitado de puntos y empujado por su gente, encontró pronto el golpe que cambiaría el guión del partido. Enes Ünal, con la fe que lo caracteriza, aprovechó un error de Militao para plantarse ante Courtois y marcar el único gol del encuentro a los escasos nueve minutos.
Aquel 1-0 se defendió con uñas y dientes durante más de ochenta minutos. El bloque de Quique Sánchez Flores fue un muro compacto, con futbolistas como Jorge Cuenca, Mitrovic, Damián, Erick Cabaco u Olivera multiplicándose para tapar espacios. En el centro del campo, Mauro Arambarri imponía carácter y jerarquía, mientras que en la portería, David Soria firmaba una actuación impecable, recordando por qué el Coliseum es una fortaleza cuando él custodia sus palos de la manera que lo hizo.
Pocos supervivientes
Desde entonces, el tiempo ha pasado y las plantillas han cambiado. De aquella convocatoria, solo Arambarri, Soria, Iglesias y Nyom continúan defendiendo la elástica azulona. El resto son nuevos nombres, nuevas caras que han heredado la tarea de mantener viva la identidad combativa del Getafe: un equipo incómodo, solidario y capaz de aguarle la fiesta a cualquiera, incluso al Real Madrid.
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Este domingo, cuando los dos equipos vuelvan a encontrarse bajo el cielo de Getafe, el recuerdo de aquella victoria resonará entre los aficionados. Fue una de esas tardes en las que el Coliseum demostró que, por muy grande que sea el rival, en su césped nadie gana sin sudar. Tres años después, el desafío se repite. Y aunque el tiempo haya cambiado a los protagonistas, el espíritu azulón sigue intacto: el de un equipo que no teme mirar a los ojos al gigante blanco.
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