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REAL MADRID | FABRICE GAUTIER

“Trabajar con Tchouameni es como echar gasolina a un Fórmula 1”

Desde los 17 años, el centrocampista del Madrid trabaja con Fabrice Gautier, reconocido osteópata afincado en Los Ángeles que atiende a AS poco después de su última sesión con Aurélien.

Los Ángeles (California)Actualizado a
Fabrice Gautier y Aurélien Tchoameni.
Pierre Martin / haessik

Puntual, a las 8:10am, Fabrice Gautier (París, 49 años) recibe a este periódico, un día después de su última sesión con Aurélien Tchouameni, que ha vuelto a aprovechar, como ya hiciera el verano pasado, la estadía del Real Madrid en Los Ángeles para ponerse a punto con su osteópata de confianza. A menos de 10 minutos a pie de The Maybourne, la base de operaciones del Real Madrid en su primera parada estadounidense, en South Beverly Drive, la clínica de este parisino que se enamoró de LA a los 18 años tiene trazas de museo personal. A la entrada, tres camisetas firmadas, enmarcadas, reciben a los visitantes: Rudy Gobert, Carmelo Anthony y Boris Diaw. “Por aquí, allí está mi oficina”. A la izquierda, varias elásticas más. Autografiadas, por supuesto. Nico Batum, Joakim Noah, Ronny Turiaf, Tony Parker... Todas estrellas del baloncesto, hasta que aparecen las de Jules Koundé y Aurélien Tchouameni. Es la cartera de clientes del ‘mecánico del cuerpo’, fan de los Lakers y Magic Johnson, de la NBA y osteópata, además de todos los aquí señalados, del equipo nacional francés de baloncesto. Pero lo que nos lleva a tocar su puerta son las estrellas del Madrid y del Barça.

¿Cómo nace su relación con Tchouameni y Koundé?

Hace unos cuatro o cinco años, Jonathan Kebe, el agente de Jules, Aurélien y Mike (Maignan), a quien conocía del baloncesto, se le ocurrió la idea de traer a sus chicos. Aurélien tendría en esa época 17 años. Todavía estaban en Burdeos. Dijo: “Les gusta la cultura estadounidense, les gusta la NBA. ¿Por qué no vienen a Los Ángeles y trabajan contigo por la mañana con tu equipo y disfrutan de la ciudad por la tarde?” Porque no soy sólo yo, tenemos un grupo de personas que está muy acostumbrado a trabajar con atletas profesionales. En aquella época, Aurélien se había roto el tobillo y cuando venían, al principio les solucionábamos el problema, pero también tratábamos de enseñarle humildemente cómo ser profesionales, cómo construir una rutina, que contratasen un chef profesional... Ese tipo de cosas para tratar de ser lo más profesional que pudieran con su cuerpo. Siempre decimos aquí en Estados Unidos que ‘la mejor cualidad de un atleta es estar disponible’. Antes de pensar en sueños y metas, tienes que estar sano.

-Es para sacar pecho al ver su evolución.

Es increíble. Los conocí muy jóvenes, aunque tampoco me sorprende. Tienen una mentalidad increíble. Esta generación tiene mucho contenido al alcance de lo que pueden aprender. Se fijan en estrellas como Kobe Bryant, LeBron James, Lindsey Vonn. Son como esponjas y tienen una buena base. Su ética de trabajo ya era muy buena a los 17 años. Si la repetición no era buena, querían hacerlo otra vez. Yo siempre digo que lo que hacemos es como echarle gasolina a un Fórmula 1. Por supuesto que ayudamos. Por supuesto que tenemos todo el personal adecuado, pero ellos tienen un talento especial.

“Su ética de trabajo ya era muy buena con 17 años, si una repetición no era buena, querían hacerlo otra vez”

Fabrice Gautier, sobre Tchouameni y Koundé

-Su trabajo no es solamente dar masajes, ¿no?

Es una parte, es la base del proceso. Barrence Baytos, que es mi compañero, y yo empezamos por el principio. Él estuvo con Kobe Bryant durante 20 años, trabajando entre bambalinas. Él hace trabajo profundo del tejido entre los dos tratamos de eliminar toda la disfunción, toda la restricción de movilidad, todo el tejido escamoso de cirugías, de lesiones, de desgarro de isquiotibiales... Y una vez que tienes la base creada, entonces empezamos a reconstruir. Empezamos a enseñar a reprogramar el cerebro de los atletas y cómo moverse con esa nueva amplitud de movimiento adquirida. Es muy importante reconstruir a un nivel en el que puedan ir a una temporada completa, porque cada vez juegan más partidos.

-¿Cómo vio a Tchouameni en su última sesión?

Sólo hicimos unos ejercicios, principalmente osteopatía. No mucho porque está preparándose para la temporada. Hicimos sobre todo recuperación. Trabajamos en tratar de reprogramar el cerebro, intentando ser estable en un entorno inestable con ejercicios de equilibrio. La idea es construir una mayor estabilidad y movilidad.

-¿Los ejercicios fueron similares al verano pasado cuando fichó por el Madrid?

Más o menos. En aquel momento teníamos a un niño al que había que construir la base, así que hicimos un poco de levantamiento de pesas, sentadillas, peso muerto... Y luego, una vez que lo tienes todo, se construye la condición física.

“Tchouameni es una mezcla entre un velocista y un maratoniano. Este año (en el Madrid) se ha convertido en un adulto”

Fabrice Gautier

-¿Cómo le describe físicamente desde un punto de vista profesional?

Es como si siempre hubiera tenido esa postura erguida, esa fuerza, explosividad, proporción de grasa corporal, buena relación muscular. A veces digo que es una mezcla entre un velocista y un maratoniano, lo cual no tiene sentido porque no son las mismas fibras musculares. Pero mírale jugar. No deja de ser duro, pero también es capaz de aportar garra, ser agresivo y muy explosivo. Y solo tiene 23 años. En este último año se ha convertido en un verdadero adulto. Y Jules igual. Me he sorprendido a mí mismo pensando, ‘Oh mierda, (Tchouameni) ya no es un niño’ (risas).

-Aurélien y Jules, Madrid y Barça...

Obviamente tengo una relación de odio y amor con España porque nos han ganado muchas veces en baloncesto (risas)... Sí, pero tengo un montón de respeto por el deporte español. Sobre todo en baloncesto que siempre están ahí. Volviendo al Madrid o Barcelona... Hace cuatro años me reuní con Karim Benzema y trabajamos juntos en un par de ocasiones. Estaba en Beverly Hills. Congeniamos bien y no es que sea fan del Madrid, pero me comenzó a gustar ver jugar a Karim. Estuve en el Stade de France cuando el Madrid ganó la Champions y ver a Karim ganar el Balón de Oro me hace feliz. Me gusta que la gente tenga éxito. Diría que puede que tenga un poco más de sentimiento por el Real Madrid.

-Antes hablaba de que ahora los jugadores juegan muchos partidos. Tchoaumeni experimentó un bajón en el segundo tramo de la temporada pasada. ¿Por qué cree que pudo ser?

Hay tantos factores... El Mundial a mitad de temporada es uno de ellos, sin duda. Hay factores atléticos, recuperación, emocionales... No lo sé, es sólo lo que pienso de manera personal. Cambias de equipo en verano y va todo bien, llegas a la final de Mundial y pierdes de una manera dramática. Tienes que recuperarte de eso. Lleva su tiempo. Para mí es difícil averiguar exactamente si hay un solo factor o si es una combinación de todos ellos. Muchas veces la gente subestima el impacto emocional de perder una final. Siento que casi ningún jugador francés hizo una gran temporada.

-¿Griezmann?

Tal vez sí, jugó increíble. Pero aparte de él... Se subestima la derrota en una final como la del Mundial. No se puede ser una máquina tal que eso no te impacte a lo largo del camino. Lo que sí puedo decir que estoy deseando ver cómo lo hace Aurélien esta temporada. Estoy bastante seguro que la va a romper.

-¿Hay algo en lo que deban mejorar?

Estamos hablando de uno de los mejores equipos del mundo. El Real Madrid lo es año a año. Y juega para el equipo nacional francés. Tchouameni es uno de los mejores jugadores de fútbol en su posición en el mundo. Estoy seguro de que está entre los cuatro o cinco mejores. Es parte de ese 1%. Tienen cualidades que le hacen destacar. Creo que deben ser consistentes. Hay muchos aspectos técnicos del fútbol que no conozco, pero pienso que deben centrarse en la recuperación. Eso es muy importante. La recuperación puede ser pasiva y activa. Hay muchos tipos: sesiones de 40 minutos levantando pesas, baños de hielo... Hay que ser conscientes de la importancia que tiene.

“Tchouameni es de los mejores del mundo en su posición, es parte de ese 1%”

Fabrice Gautier

-¿Es Aurelien quien propone los ejercicios o es usted?

Soy yo principalmente y luego nos adaptamos. En la última sesión sólo hicimos cinco o diez minutos de gimnasio porque tiene que volver al equipo y entrenar, van a tener partidos pronto... Hay que reducir la carga. Hay que utilizar el sentido común. No se trata de destruir al tipo y tratar de hacerlo vomitar en cada práctica. Es adaptarse. Y si lo haces consistentemente, sigues construyendo.

-¿Le pide consejo durante la temporada?

Sí, hablamos. Si lo necesitan me contactan. Aunque lo curioso es que cuando hablamos, lo hacemos de baloncesto. Aurélien es fan de Philadelphia y Jules lo es de Cleveland.

-Les inspiran los jugadores NBA según tengo entendido.

La mentalidad de Michael Jordan, de Kobe Bryant, de LeBron James son para aprender de ellas. Esa generación de YouTube, de Instagram, tiene cosas malas, pero también buenas. Son esponjas y deben quedarse con lo mejor de cada uno. Y eso es otra cosa que me llamó mucho la atención. Eran dueños de su propio destino a una edad temprana. Ellos sabían lo que debían hacer. Por eso digo que no me sorprende su éxito. Desde jóvenes ya tenían ese enfoque.

Fabrice Gautier y Aurélien Tchouameni.
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Fabrice Gautier y Aurélien Tchouameni, trabajando la estabilidad en condiciones de inestabilidad.Pierre Martin / @nofrets1012

-¿Qué Tchouameni veremos este año?

Creo que va a tener una especie de reivindicación personal, va a tener esa mentalidad que le haga mostrar a todos que vienen grandes cosas. Lo que la gente tiene que entender es que estos atletas se exigen más a sí mismos de lo que podría hacer cualquier fan. Y sus metas son tan altas que cada día trabajan para conseguirlas. Es difícil para mí decirte lo que va a pasar, influyen muchos factores, pero personalmente siempre pienso que va a ser increíble porque se lo ha currado.

-¿Cómo son Aurélien y Jules personalmente? Da la sensación que no son muy extrovertidos.

Son extrovertidos aquí (en la clínica). Hablan. Pueden parecer un poco tímidos, ser un poco reservados o tener su espacio personal, pero cada vez que están aquí en la mesa están cómodos por la confianza construida con los años. Hablamos de todo, incluso de vinos aunque no beban. El año pasado fuimos a un restaurante italiano con Rudy Gobert y nosotros estábamos tomando un vaso de vino y ellos no tomaron nada. Son como Fórmulas uno. Son graciosos, buenos tipos.

-Por último, ¿de dónde viene la expresión ‘mecánico del cuerpo’?

Soy el tipo que pone la gasolina (risas). Viene de un artículo de baloncesto. Creo que viene del hecho de que tengo dos trabajos, fisioterapeuta y osteópata. Aquí en los Estados hay un montón de quiroprácticos y la gente no entiende completamente lo que hago. Creo que se me ocurrió la idea de mecánico del cuerpo, porque tiene sentido. Realineo, me aseguro de que todo está bien, y luego vas y actúas. Y la forma en que trabajamos, es preventiva. Así que si alguien viene de vez en cuando, nos aseguramos de que las suspensiones estén bien, los frenos también, las ruedas estén en su sitio... De ahí viene (risas).

¿Quién es Fabrice Gautier?

"Fabrice nació en París. Mi padre era jugador de fútbol y mi mamá lo era de voleibol, así que siempre he estado alrededor del deporte. Empecé jugando al fútbol, como mi padre, aunque él era delantero y a mí, como era alto, me ponía de defensa. Yo lo odiaba, porque quería marcar goles. Después de dos o tres años me hice portero, aunque al tiempo volví a la defensa, hasta que el médico me detectó problemas de espalda y me recomendó el baloncesto. 'Es un deporte de extensión y eres alto'. Probablemente fue una buena idea, porque lo primero que dijo mi entrenador al verme tan alto fue, 'hey, dadle el balón que puede anotar' (risas). Así nació mi amor por el baloncesto.

Mientras jugaba al baloncesto descubrí la NBA, los Lakers y Magic Johnson y me convertí en un gran fan. Mi meta era jugar en la NBA, pero entonces me torcí el tobillo y fui a ver a un fisioterapeuta. Y yo pensé: 'Sí, eso es un buen trabajo también. Es un buen plan B'. Resumiendo, lo intento y me voy a Estados Unidos, pero no funciona. Entonces volví a Francia, jugué en el equipo nacional sub-21 durante el verano, hasta que me hice una fractura por estrés en la tibia. Así que paré. En paralelo, conocí Los Ángeles a los 18 años y me enamoré del lugar. Así que en mi cabeza siempre estuvo mudarme definitivamente en algún momento de mi vida. Y poco a poco, sucedió. Obtuve mi licencia, conocí a mi esposa en la escuela y decidimos mudarnos a LA en 1999. Ya ni siquiera jugaba al baloncesto, jugaba al rugby. 

Me ocupaba de un equipo y los chicos me decían: 'Oye, ¿por qué no lo intentas? Estás en los entrenamientos, juega con nosotros, te divertirás'. Me divertía, era un gran deporte. Era una buena combinación entre fútbol y baloncesto. Y cuando me mudé aquí, jugué al rugby durante dos años. Abrimos la clínica mi esposa Alexandra y yo, tuvimos hijos y en 2005 Ronnie Turiaf fue drafteado por los Lakers.

Uno de mis primeros paciente fue un periodista de L'Équipe y estaba en LA. Me dijo: '¿Quieres ir a ver a ese chico francés?'. Fuimos a la liga de verano de la NBA y conocí a Ronnie. Íbamos a cenar el día que nos conocimos y al final ocurrió seis meses después. A Ronnie le diagnosticaron un problema de corazón, superó su problema y nos hicimos buenos amigos. Me presentó a Boris Diaw, que me presentó a Tony Parker. Y en 2009, con la llegada de un nuevo seleccionador, buscaban reconstruir el equipo nacional de Francia. Los jugadores querían un osteópata y ahí entro yo. Nos cruzamos mucho con Marc, Pau y Navarro... (risas). Paré unos años para dedicarme al tenis, con Victoria Azarenka y luego volví al baloncesto para tratar a Rudy Gobert.

Dentro de un mes voy al Mundial, el año pasado estuve en la Eurocopa donde España nos volvió a ganar... No pudimos ir a los Juegos Olímipicos porque por el COVID no se permitía a tanto personal allí. Pero ahora vamos a ir a los de París. Durante todo ese tiempo conocí a Carmelo Anthony y tabajé con jugadores estadounidenses y franceses. Empezó a funcionar el boca a boca. Así que, 20 años más tarde, aquí seguimos en nuestra pequeña clínica privada".