Toca tirar la puerta
Rüdiger y Tchouameni ya saben que parten con el rol de suplentes para Ancelotti y que deben ganarse el sitio en el once. Y como ellos, otros varios en la plantilla.
Pasó la gira estadounidense del Real Madrid, pasó el tercer partido de la misma ante la Juventus y con ello pasó el ensayo general que Carlo Ancelotti había anunciado de cara a la Supercopa de Europa, el primer título que el Real Madrid se jugará en esta temporada 2022-23 en la que aspira a seis trofeos. El italiano ya anticipó tras el Clásico de Las Vegas que usaría el partido contra la Juventus a modo de test final para probar un once similar (o idéntico) al que jugará en Helsinki el 10 de agosto ante el Eintracht de Frankfurt.
Y ese once fue el formado por Courtois; Carvajal, Militao, Alaba, Mendy; Modric, Casemiro, Kroos; Valverde, Benzema y Vinicius. Es decir, el mismo que se impuso al Liverpool por 1-0 en París para levantar la 14ª Champions League a finales del pasado mes de mayo, el partido con el que el Madrid se ganó el billete para la Supercopa europea. Todo el equipo duró sobre el campo una hora, a excepción de Courtois, que jugó los 90 minutos, y de Militao, que dejó el sitio a Rüdiger tras el descanso. Una declaración de intenciones de Ancelotti que, además, recibió el beneplácito de los jugadores con una actuación impecable ante la Juventus, a la que se impusieron por 2-0; si bien es justo recalcar que los futbolistas que dieron el relevo en la segunda parte mantuvieron el nivel, tanto que en esa media hora final se anotó el segundo tanto.
Ancelotti ya había avisado que entendía la Supercopa de Europa como una extensión de la pasada temporada y, por tanto, que creía que son los jugadores que ganaron ese título los que deben también intentar levantar un nuevo trofeo en Helsinki. “Hay que tener en cuenta los que ganaron la Champions... Es en realidad una continuación de la temporada pasada, queremos cerrarla realmente con este título”, explicó tras el empate contra el América.
Y esta situación implica que aquellos que quieran entrar a formar parte del once titular del Real Madrid deben ganárselo derribando la puerta, empezando por los dos fichajes del verano, Rüdiger y Tchouameni. El caso del alemán parecía más sencillo, pues la teoría que manejaban en el club era que el alemán jugaría de central junto a Militao, devolviendo a Alaba a la posición de lateral izquierdo, en la que jugó tantos años con el Bayern. Pero Ancelotti no ha terminado de ver bien ese camino, de momento, y así lo ha demostrado en la pretemporada.
Tanto que ante el Barcelona, Rüdiger fue titular... como lateral izquierdo. El alemán cumplió en la posición y dejó la pareja de centrales para Militao y Alaba. Ancelotti se explicó tras la derrota ante el Barça: “No estoy loco, él es muy inteligente. En esa posición puede jugar, e intercambiarse con Alaba. Lo ha hecho bien. Alaba jugará de lateral izquierdo solo cuando haya necesidad, no quiero cambiar la pareja de centrales del año pasado”. Un premio de Carletto a los zagueros del doblete Liga-Champions. La puntilla para Rüdiger llegó tras el empate contra el América, cuando Ancelotti avisó: “El titular en el lateral izquierdo es Mendy, los otros dos pueden ayudar, uno de forma más ofensiva como Alaba, otro de forma más posicional como Rüdiger”.
Así pues, el panorama para el alemán ahora mismo es el siguiente: es el relevo de tres posiciones (los dos centrales y el lateral izquierdo) y por ahí le llegarán los minutos. Pero si quiere estar en el once de los grandes duelos, se lo va a tener que ganar. Lo mismo que Tchouameni con Casemiro, que arranca su primera temporada con un relevo específico para la posición (solo Marcos Llorente jugó ese papel en el pasado, pero ni Zidane ni Lopetegui le dieron mucha bola; Solari sí lo hizo y ahí explotó el canterano, ahora en el Atleti).
El francés ha sido una fuerte inversión del club con vistas al futuro: 80 millones fijos y 20 por objetivos para sacarle del Mónaco, nada menos. Él quiere empezar a jugar ya, pero sabe que la carrera es de fondo y que necesita retirar a Casemiro de la mente de Ancelotti como fijo en el once, lo cual es una tarea complicada: no en vano, el brasileño ha estado presente en las cinco Copas de Europa que el Madrid ha ganado desde 2014, con un papel protagónico en cuatro de ellas.
Ancelotti trata de distinguirlos, de no crear una competencia directa: “Es un pivote distinto a Casemiro, tiene más posibilidades de llegar a portería. Vimos que contra el Barcelona tuvo más problemas con la pelota, tiene que posicionarse mejor. Se ha atrevido más en este partido”, comentó tras el 2-2 contra el América. Tras el triunfo contra la Juve, se refirió a su centro del campo titular con términos bastante más elogiosos: “¿Casemiro, Modric y Kroos? Los llamo el triángulo de las Bermudas, porque la pelota desaparece cuando pasa entre ellos...”. En ese triángulo necesita colarse Tchouameni, el Casemiro del futuro.
Hazard, Camavinga, Ceballos, Rodrygo...
Son los dos casos más importantes, pero no los únicos. Hay otro nutrido grupo de jugadores con aspiraciones de convertirse en titulares para Ancelotti, pero en este momento saben que parten en la segunda línea de la parrilla. Como Hazard, al que Ancelotti está improvisando como falso delantero, obteniendo resultados decentes en la creación de ocasiones, aunque no demasiado fructíferos en lo que al remate se refiere.
O Rodrygo, uno de los hombres de la última Champions League, con cinco tantos en toda la edición y, en especial con uno contra el Chelsea y dos ante el City con los que dio vida a un Madrid que se desvanecía en el torneo. Su posición ideal es el extremo derecho y por ahí podría colarse, pero para eso necesita que baje el nivel Valverde, que acabó pletórico el curso pasado, asistiendo a Vinicius para que marcase el 1-0 en París.
Camavinga y Ceballos también aspiran a jugar más regularmente, pero tienen por delante a dos torres como Kroos y Modric. Nacho tiene bien asumido su rol de relevo y sabe que con la llegada de Rüdiger los minutos se estrujarán todavía más, pero confía en su polivalencia para acabar teniendo un hueco. Como Lucas Vázquez, principal refresco de Carvajal (Odriozola no cuenta demasiado). Y a todo esto cabe sumar la posible llegada de un delantero centro si Mayoral, finalmente, se marcha al Getafe. Todos ellos necesitan tirar la puerta abajo.