Submarino atómico: Baena vuelve al Santiago Bernabéu
El jugador del Villarreal, erigido ya en líder del equipo, vuelve a verse con Valverde tras su incidente del curso pasado. Regresa Tchouameni.
Primer aviso al Madrid: Marcelino, tercer entrenador del Villarreal esta temporada, es terapia de efecto inmediato. Subió al Recreativo en su primer año; metió al Racing en la Copa de la UEFA por primera vez en su historia en su primer año; ascendió al Zaragoza en su primer año; subió al Villarreal en su primer año y lo llevó a Europa en los tres siguientes; colocó al Valencia en la Champions en su primer año y repitió en el segundo, con el extra de la conquista de la Copa; e hizo campeón de la Supercopa al Athletic en su tercer partido al ganarle al Barça tras haber tumbado en semifinales al Madrid. Solo pinchó en el Sevilla. Sin embargo, esos éxitos precoces no siempre tienen continuidad, salvo en Villarreal, único club en el que repite (sigue el partido en directo en AS.com).
Al Bernabéu llega después de siete partidos al frente del Submarino, con tres victorias iniciales, tres encuentros sin ganar después y una victoria final en Europa League, ante el Rennes, que le evita al equipo la ronda de diecisesavos. En cualquier caso, la competición continental ha castigado a su equipo más que al Madrid. Jugará con dos días menos de descanso, sin haber reservado titulares (Ancelotti se ahorró alguno en Berlín) y con tres bajas por lesión de propina: Foyth, exitoso marcador de Vinicius, por unas molestias musculares; Coquelin, que se resintió de su rodilla operada, y Gabbia, con una conmoción cerebral. Un eurotriunfo demasiado caro. A esas bajas se unen las de Comesaña y Yeremi Pino, que se rompió el cruzado en el primer entrenamiento de Marcelino. A cambio, recupera al sancionado Pedraza.
El subidón de Morales
De los caídos, solo Foyth ha sido un jugador verdaderamente nuclear para Marcelino, cuyos onces están llenos de titularísimos: Albiol, Cuenca, Capoue, Parejo, Gerard Moreno… Y también hay suplentes que empiezan a asomar la cabeza. El más relevante, Morales, comandante en jefe en la nueva era. Antes de la llegada de Marcelino solo había sido titular tres veces y estaba en blanco. Una lesión de Sorloth le reabrió la puerta y la ha cruzado como en sus mejores tiempos. En siete partidos, cinco de ellos como titular, ha hecho siete goles. En Rennes, con el noruego recuperado, fue suplente, pero hoy, de inicio o no, tendrá minutos.
Lo mejor de Morales, y no es caso único (Aduriz, Benzema…), le ha sucedido después de cumplir los treinta. Desde entonces, solo una vez ha bajado de doce goles por temporada. El curso pasado firmó quince, cifra inesperada para un futbolista de 35 años que hasta los 27 no debutó en Primera.
El partido encierra también el morbo del primer duelo entre Valverde y Baena tras el incidente de la temporada pasada en el Bernabéu. El uruguayo propinó un puñetazo al almeriense en las inmediaciones del parking del estadio. El entorno de Valverde filtró que Baena aludió a un problema familiar del madridista. El jugador del Villarreal denunció la agresión ante la Policía de Castellón y el Comité de Competición abrió un expediente. El instructor, Juan Antonio Landabarea, pedía cuatro partidos de sanción para Valverde, pero cuando el Juzgado 48 de Madrid archivó el caso ante la falta de consistencia de la denuncia, el expediente federativo también quedó cerrado sin castigo. Baena llega al partido con un rango superior al que tenía la temporada pasada. Es el alma de este Villarreal y el cuarto goleador de un equipo que empezó la jornada decimotercero, más cerca del descenso que de Europa tras una pretemporada desastrosa (una sola victoria y cuatro goleadas en los lomos) y dos despidos en el banquillo, Setién y Pacheta. A pesar de la pérdida de pólvora con los traspasos de Jackson y Chukwueze, los resultados han estado muy por debajo de la calidad de la plantilla y el Madrid lo sabe. También que solo ha podido ganar al Villarreal una vez en los últimos cinco duelos y que dos de las seis victorias amarillas sobre los blancos han llegado en 2023.
Kepa o Lunin
Ancelotti se encuentra con menos complicaciones que Marcelino, aunque mantiene seis bajas (Courtois, Militao, Carvajal, Arda Güler, Camavinga y Vinicius). Sin embargo, recupera a Tchouameni, ausente en las últimas seis semanas después de que sufriera una fractura incompleta por estrés en el segundo metatarsiano del pie izquierdo en el Clásico de Montjuïc. Se ha perdido, desde entonces, cinco partidos de Liga y tres de Champions. Hasta ese momento había jugado todos los encuentros, la gran mayoría como titular (12 de 14) pese a que su rendimiento, desde el Mundial de Qatar, no ha sido el esperado. Sobre todo, por una falta de llegada que en Francia es relativamente frecuente y que en el Madrid ha desaparecido (solo un gol en dos temporadas).
En cualquier caso, la recuperación de efectivos da aire a un equipo con muchos jugadores obligados a un sobreesfuerzo. Once pasan ya de 1.000 minutos en el curso, aunque algunos pudieron descansar en el último choque de Champions. Hoy volverán al once Rüdiger, Mendy, Kroos y Brahim y desparecerán de él, probablemente, Nacho, Fran García, Ceballos y Joselu, tercer anotador del equipo ya con ocho goles. La gran incógnita vuelve a ser la portería. Lunin ha cubierto estupendamente las ausencias de Courtois y Kepa ya no es el suplentísimo que se presumía. A Ancelotti le ha surgido una duda inesperada.
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