Sin certezas con Alaba
Club y jugador pactan no fijar fechas, ni expectativas ante su regreso, aunque se desliza noviembre. Su rotura fue muy grave. Hay dudas con cómo volverá.
Si tiene la sensación de que sabe poco de Alaba, no se extrañe. No es el único, ni mucho menos. Porque hasta los más cercanos al jugador saben poco. Y no es por desidia, sino porque se ha decidido que así sea. David vive en un carpe diem. Trabajar cada día sin presión, sin fechas. Pasos cortos, pero firmes. Con la ilusión intacta, pero sin prisas. La prioridad es lograr un regreso al 200%, aunque eso suponga tardar más. Porque su lesión –y este es el quid de la cuestión– fue mucho más grave de lo que muchos se imaginan. Rotura de cruzado con afectación a menisco y algunos tendones. Un destrozo. Es por eso que existen dudas en torno a cómo volverá. Si podrá ser el mismo. Y cuándo.
Todas las partes optan por el optimismo. Por ver el vaso medio lleno y pensar que, por supuesto, seguirá siendo Alaba. Pero el runrún es inevitable. Se rompió el cruzado de la rodilla izquierda el 17 de diciembre de 2023, en un mal gesto frente al Villarreal. Las pruebas certificaron lo peor: también tenía afectado el menisco (por ejemplo, la rotura de Militao fue limpia, lo que permitió acortar plazos; en el caso de Courtois también quedó afectado el menisco, pero un portero se puede permitir, por lo general, regresar antes) y varios tendones. El jugador solicitó operarse en Innsbruck, poniéndose en manos del doctor Christian Fink, una eminencia. Y el club aceptó.
Una segunda operación
La intervención fue un éxito, dando el pregón al inevitable infierno de la rehabilitación. Lenta y muy dolorosa. Alaba ha estado viajando a Innsbruck de manera mensual, a veces cada 2-3 semanas, para que el equipo de Fink supervisase que todo iba según lo previsto. El mismo que, en torno a mayo, encendió la alerta amarilla: tal vez llamarlo ‘recaída’ es excesivo, pero se detectó que el funcionamiento de la zona no estaba yendo como debía. Estaba teniendo problemas para flexionar del todo y para subir escalones, por ejemplo. Así que se le sometió a una segunda operación. Más pequeña, pero que supondría un nuevo retraso.
Y 255 días sin correr
Para que se hagan una idea, las estimaciones médicas apuntan a que, tras una rotura de cruzado, se vuelve a correr a los 100-120 días. A veces, incluso un poco antes, en torno a los 90. Cada caso es un mundo, pero esa es la media. Pues Alaba no empezó a trotar hasta 255 días después de la lesión: sucedió el pasado 28 de agosto. Minutos antes de que Ancelotti dijese en rueda de prensa “todo va muy bien, pero debemos ser pacientes con él; eso es importante”. Transparente.
Noviembre... pero sin presión
Todas las partes comparten que lo más importante es no meter presión. Ni hablar de fechas, ni fijar expectativas, ni nada por el estilo. Calma. Trabajo diario, recuperarse al 200% y cuando sea, será. Porque la lesión de Alaba ha sido muy compleja y, en un jugador de 32 años, una recaída sería un varapalo mayúsculo. Fuentes del club deslizan que esperan a Alaba de vuelta en torno a noviembre, pero dejan claro que no ponen la mano en el fuego. Porque si llegado ese momento se considera que debe esperarse más, se hará. Sin complejos ni remordimientos. Y así, de manera indefinida.
Es por eso que aparecen dos cuestiones. La primera: ¿Un jugador que sufre una rotura tan severa, puede volver a ser el de antes? Pues regresando a lo previo: convive el runrún de no poder asegurarlo, con la decisión de querer ver el vaso medio lleno. Carpe diem. Pero sí, dentro del club también existe la inquietud de cómo volverá. Es inevitable. Y la segunda: ¿Cuándo podrá contar Ancelotti con él? Las estimaciones apuntan a noviembre, pero sin presiones. Alaba va a superar los 270 días sin golpear un balón de fútbol. Calma y prudencia. El Madrid necesita centrales, pero sabe que David es un caso muy particular. Alguien a quien se espera, pero sin saber exactamente cuándo, ni cómo. Una figura, ahora mismo, sin certezas.