Se apaga la luz de Isco
El malagueño, que regresa al Bernabéu, convenció en sus inicios con el Sevilla de Lopetegui, pero con Sampaoli ha mostrado una versión más gris.
Isco Alarcón no es el mismo futbolista desde que se marchó Julen Lopetegui. El centrocampista malagueño muestra en los últimos partidos con el Sevilla, justo desde que se produjo el cambio de entrenador, una versión más bien poco participativa, casi apática por momentos, que dista de la que convencía a principios de campaña. Y eso que entonces el resto del equipo acompañaba incluso menos que ahora.
Rodeado de dudas en su contratación, que llegó con el mercado veraniego ya bien avanzado a pesar de su condición de jugador libre desde el 30 de junio, Isco no tardó en ponerse a punto y en debutar para dar casi desde el principio una imagen que sorprendió a los que dudaban de él. En varios partidos, como la victoria ante el Espanyol, el de Arroyo de la Miel se echó el equipo a la espalda para convertirse en el futbolista franquicia y tirar del carro como nadie.
Prueba de su implicación son las cuatro tarjetas amarillas que ha visto en Liga y que le tienen apercibido desde hace tres jornadas, circunstancia que puso en peligro su visita al Santiago Bernabéu. Finalmente, y si no media ningún otro problema, Isco podrá enfrentarse este sábado al Real Madrid, equipo que le fichó del Málaga en 2013, cuando tenía apenas 21 años, a cambio de 30 millones de euros. Tras varias temporadas de crecimiento que culminaron con el futbolista como uno de los pilares de la Selección que dirigía precisamente Julen Lopetegui, Isco se fue apagando hasta tener casi apariciones testimoniales con el equipo blanco en las últimas temporadas.
Este año ha vuelto a jugar mucho con el Sevilla. Debutó como suplente en la segunda jornada, hizo de sustituto también en la tercera y luego ha jugado como titular los siguientes 7 partidos de LaLiga, aunque no completó los tres últimos, todos ellos con Sampaoli ya como técnico. En Champions, en Dortmund, salió del banquillo para completar la que posiblemente haya sido su media hora más convincente desde que el técnico argentino se hizo cargo del Sevilla.