Rodrygo pide su lugar
El brasileño fue suplente ante el Leipzig, pero también la primera solución a la que se encomendó Ancelotti y el Madrid notó su presencia en el ataque.
La temporada de Rodrygo no tiene término medio. Tan pronto atraviesa una sequía que parece no tener fin como de repente emana de sus botas un torrente de goles. El paulista está en una fase de las primeras. De una racha en la que llegó a marcar ocho goles (de gran valor) en ocho partidos, en lo que va de 2024 sólo ha materializado tres dianas en 15 encuentros. Pero si hay un escenario que a Rodrygo le devuelve la chispa como a ningún otro ese es precisamente la Champions. Su suplencia ante el Leipzig puso el foco sobre el de Osasco, pero su entrada en el descanso fue un sople de aire fresco en el anodino tono general que dio el equipo.
El brasileño –que es el único jugador del equipo, junto a Valverde, que ha participado en los 39 partidos de que lleva el Madrid esta temporada– ha tenido tres fases diferenciadas. Un arranque en el que, pese a anotar el tanto inaugural del Madrid en San Mamés, el gol le fue esquivo. Necesitó 39 remates para hacer sus dos primeros goles.
Pero dio un paso al frente cuando el Madrid más lo necesitaba. Casi coincidiendo con la lesión de Vinicius, una ausencia que le brindaba la oportunidad de jugar por el perfil izquierdo, Rodrygo encontró la pólvora. En noviembre y diciembre le entraba casi todo: 8 dianas de 27 remates en 8 encuentros. Muchos de ellos, como su doblete en Cádiz o el que le marcó al Nápoles en el Bernabéu, fueron decisivos.
Con el cambio de año, y el regreso de Vinicius, se ha vuelto a aquella versión de Rodrygo en la que remata con menor frecuencia (33 intentos en 15 partidos) y le cuesta más marcar. Sólo lleva tres goles en 2024: a la Arandina en Copa, al Barça en la final de la Supercopa y el que cerró la goleada al Girona.
Ancelotti, que ya ha tenido que lidiar con otras sequías de Rodrygo y el runrún que eso genera, ratificaba en la previa la confianza que tiene en su jugador. “El de Rodrygo es un momento bueno por su juego, su trabajo y su compromiso. Está poco acertado en la finalización, pero esto ya ha pasado. Si esto no nos ha preocupado antes, no nos va a preocupar ahora”, afirmaba.
Con la alineación se contradijo. En el único cambio que hizo Ancelotti en el once respecto al de Mestalla, el sacrificado fue precisamente Rodrygo. Era su primera suplencia en la Champions esta temporada. Pero también fue él la primera solución a la que recurrió Carletto como revulsivo ante la mala primera parte del equipo. Y funcionó. Toda una reivindicación.
El paulista se activaba cada vez que el Madrid armaba el ataque y sólo le faltó poner la guinda del gol en alguna de las tres ocasiones (el que más del Madrid, en sólo 45 minutos) que tuvo ante Gulacsi. Lleva 13 goles esta temporada y la estadística avanzada dice, según datos de BeSoccer Pro, que ha dispuesto de ocasiones para marcar dos más. A Rodrygo sólo le falta el gol. Cuestión de rachas.