Rodrygo es el microondas
A falta de verle aún como titular, el brasileño lleva su papel revulsivo de la Champions también a la Liga. Dio una asistencia sublime a Benzema, intentó ‘un Guti’...
EI Rodrygo de la Champions y el Rodrygo de la Liga han venido siendo casi futbolistas distintos; el europeo toda una estrella a los postres, el doméstico, casi tímido. Cornellà puede ser el inicio de la llegada de ese Rodrygo revolucionario de las noches de fútbol continental a los fines de semana. Su pase a Benzema en el 1-2, en el minuto 88, fue la descarga definitiva.
En los Pistons de los 80, los Bad Boys de la estopa tenían un jugador para este tipo de acciones, cuando había que encender el ataque. Era Vinnie Johnson, al que apodaron El Microondas porque salía y el equipo metía una marcha más. Aquello caló tanto que llegó a posar en una foto con una camiseta con las diferentes temperaturas disponibles: Apagado, Baja, Media, Alta y temperatura Vinnie Johnson. La temperatura que le metió Rodrygo al Madrid en el RCDE Stadium fue inmediata y dotó de sentido al desmelene de Camavinga por detrás.
Rodry a punto estuvo de marcarse un Guti, con un taconazo en forma de bandeja para Vinicius. Estaba en fuera de juego. Ese puntito de precipitación le volvió a pasar en la jugada de la roja a Lecomte, en la que marcó pero de nuevo estaba bastante adelantado. Pecadillos para un atacante que normalmente suele ser más metódico cuando se aproxima al área.
El Rodrygo de los milagros contra el Chelsea y el City también es necesario en partidos más, sobre el papel, mundanos. En sus espaldas estará mucha parte de la ofensiva del Madrid desde el banquillo. Es significativo que Ancelotti, con el Madrid amagando pero no concretando con ese 1-1 pasada la barrera psicológica del minuto 85, ni mirase a Asensio o Hazard. Este ataque, para bien o para mal, es propiedad exclusiva de Vinicius, Benzema y Rodrygo. El resto, que sume lo que pueda.
“Va a tener más minutos que la temporada pasada porque nos puede dar mucho, en la punta, en la banda izquierda...”, vaticinaba Ancelotti en la previa del Espanyol. También ese girar el botón y subir los kilovatios ofensivos del equipo casi de manera instantánea y cuando las defensas empiezan a flaquear físicamente. Un plan, mientras no le llegan aún los días de titular, que parece sin fisuras.