Rodrygo es de diez
Ancelotti probó con el brasileño ‘mediapunteando’ y le salió redondo: gol, dos asistencias y un balón al poste.
Benzema es “un nueve con alma de diez” y Rodrygo es un once con espíritu de diez. Ayer lo fue en carne y hueso. Un atacante con aires de mediapunta para jugar por detrás de Benzema pero híbrido, intercambiándose el papel con el futbolista acostado a la derecha, Asensio. Rodry estuvo en su salsa en la goleada contra el Valladolid en esa posición que viene reclamando con humildad desde la temporada pasada y el Pucela pagó el experimento muy caro.
Pacheta apenas pudo detectar esa presencia interior. Tampoco cuando Asensio y Rodrygo se cruzaron y fue el balear el que entró por dentro en el 1-0 precisamente del brasileño. El entrenador blanquivioleta y sus ayudantes se hicieron varias señales de que, en castizo, el Madrid les había hecho la trece catorce. Desde ahí todo fue a (muy) mal para el Valladolid y la tarde fue de Rodrygo y Vinicius, que se dedicaron a elevar la moral de Benzema dándole goles, que son el mejor alimento del francés en plenos rigores alimenticios por el Ramadán.
Ese papel de Rodrygo en un claro 4-2-3-1 es una estructura de dibujo poco conocida en Ancelotti. Una posible prueba con la mira puesta en el miércoles para responder a Xavi con su misma medicina. Si el entrenador culé empleó tres tácticas distintas en los tres últimos Clásicos, con resultado de triunfos para el Barça, Carletto quizá haya planeado cambiar a sistema más moldeable para remontar en el Camp Nou.
“Al poner por fuera a Rodrygo ha cambiado la dinámica del partido, porque dejaba más libre a Asensio. Rodrygo a veces es más eficaz por dentro y otras veces por fuera”, explicó Ancelotti tras el partido. “Rodrygo está en un buen momento. Es muy peligroso y es una posibilidad que pueda jugar el Clásico”.
Rodrygo, el driblador
Un desborde para generar resquicios en el entramado rival de Rodrygo que añadir al de Vinicius. Rodrygo estrenó el dorsal 10 de Brasil en este último parón de selecciones que cuando hablamos de la vermeamarelha no es poca cosa, y algo de chispa se ha traído de vuelta a Chamartín. Contra el Valladolid fue el que más regates consiguió con éxito de ambos equipos -cuatro-. Driblador.
Rodrygo terminó el encuentro en el banquillo con una bolsa de hielo enrollada en su rodilla izquierda. Puro mantenimiento. Está en condiciones para el miércoles, cuando el Madrid necesita osadía en Barcelona. Como diría Carletto, por dentro y por fuera.