Puro Mariscal para el 125º aniversario del Espanyol: “Aguantará 2.000 años”

A nadie dejó indiferente. Y arrancó tantas risas como aplausos. Javier Mariscal, el célebre diseñador valenciano que creó desde el emblemático Cobi, eterna mascota de los Juegos de Barcelona 1992, al trofeo de los Premios AS del Deporte, presentó en sociedad, este jueves por la tarde en el Reial Cercle Artístic de Barcelona, su penúltima obra. Un encargo del que Jordi Via y David Tolo tienen el tremendo mérito de haberle conseguido convencer y que perdurará en el tiempo: el cuadro conmemorativo del 125º aniversario del Espanyol.

Genio y figura, de entrada Mariscal se mostró “emocionado”, y reconoció que al aceptar la obra sintió “un poco de canguelo, porque detrás de los símbolos y de la afición hay mucho”. Y aseguró que su pretensión es “conectar, conseguir una imagen que emocione”. Instruido por Via y Tolo sobre la historia y mil y una anécdotas del Espanyol, se acabó de inspirar al acudir a la tienda del club en la céntrica calle Balmes y en los orígenes: “Me gustó mucho eso de que hace 125 años, todos los equipos en Barcelona eran ingleses o suizos, y los ‘catalanets’ que querían jugar a fútbol formaron el Espanyol”.

Por su parte, como explicó Via, los criterios de la entidad para seleccionar al artista que creara este cuadro eran principalmente tres: “Que fuera un artista conocido, que estuviera vinculado a Barcelona y al mundo del deporte, y que no hubiera trabajado con otro club de fútbol de la competencia”. Nadie mejor, con esas características, que Mariscal, para continuar con la senda de los cuatro gatos de Valentí Castanys o la estatua dedicada a Dani Jarque, eterno capitán.

El pico que tapa “otra cosa de deportes”

Descubierto el gran secreto, es decir, el contenido del cuadro del 125º aniversario, el insigne diseñador pasó a diseccionar su obra. “Es muy importante que el Espanyol está dentro de una geografía, que es la gran Barcelona, y quería que se vieran bien tanto el estadio de Cornellà como la ciudad deportiva”, aseveró, y apostilló, en una alusión velada al Camp Nou: “El pico tapa otra cosa de deportes”.

Efectivamente, ante el mapa de Barcelona y su área metropolitana aparece una suerte de perico, la mascota del Espanyol en versión Mariscal, cuya cabeza está compuesta por el escudo del club y un pico. “El rojo es el color de la pasión, y el blanco y el azul casi parecen un chiringuito para comer paella, que te explican el Mediterráneo, la luz y el verano. Siempre me ha gustado mucho la camiseta del Espanyol”, apuntó.

“Y el 125 debía salir, porque es importantísimo tener más años que yo”, bromeó el artista, quien detalló que “está hecho en óleo sobre una madera, así que aguantará 2.000 años”.

Pero la puesta de largo, en presencia del CEO del Espanyol, Mao Ye Wu, del director deportivo, Fran Garagarza, y de numerosas personalidades como los exjugadores Tommy N’Kono y Joan Capdevila, contó con muchas más anécdotas. Confesó Mariscal que es poco futbolero. “Me niego a ir a un estadio porque se insulta mucho. Ya me pasa cuando voy a ver a mi nieto, con las cosas que dicen los padres. Eso hay que cambiarlo”, argumentó.

Su quiosquero le arrancó una confesión

“Yo nací estropeado, con muchas carencias, y una es que no me gustan los clubes ni soporto los uniformes”, abundó el diseñador, quien recordó cómo su quiosquero de toda la vida, en el barrio barcelonés del Born, “algunos lunes parecía que se le había muerto un familiar, y era porque el Espanyol había perdido”. Por sorpresa, preparada por la entidad, ese quiosquero, de nombre Juan, estaba entre el público. Y logró lo que nadie más en la sala había conseguido.

Porque Mariscal se resistía a dejarse querer por los pericos (“me gusta tocar las narices cuando voy a casa de alguien”, llegó a reconocer), pero Juan reveló que, tras los partidos del Espanyol, le preguntaba “¿qué hemos hecho?”, en primera persona. Y, directamente, le atacó: “Javier, si tuvieras que ser de un equipo, ¿de cuál serías?”. No pudo Mariscal más que contestar: “Del Espanyol”. Y se fundieron en un abrazo.

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No podía, por tanto, acabar la presentación más que con Mao regalándole el carnet de “amigo del Espanyol”, y con Antoni Fernández Teixidó, presidente de la Fundació, estirando la chanza: “En el fondo, hemos preparado todo este acto para que te hagas del Espanyol”.

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