ELCHE CF
Pastore: “Estaría muy feliz de quedarme para hacer una gran temporada en el Elche”
El mediapunta argentino cuenta con la confianza de Bragarnik para renovar, pero aún no ha tomado una decisión.
Javier Pastore (Córdoba, Argentina, 1989) está feliz porque Christian Bragarnik, propietario del Elche, le ha abierto la puerta para seguir un año más. El ‘Flaco’ aún espera la llamada de Francisco para tomar la última decisión. El laureado mediapunta quiere triunfar en el Martínez Valero después de un año marcado por las lesiones.
¿Qué hay del futuro de Pastore?
Aún no hay nada claro. Continuando evaluando propuestas. Me genera alegría que Christian (Bragarnik) se haya dirigido a mí para dejar la puerta abierta a quedarme. Lo vivo con pasión. Todavía no hay nada firme, pero estar hablando con el Elche ya me pone contento.
¿De qué depende su renovación?
Un poco de las dos partes. Hay que ver cuáles son los deseos de cada uno. En Elche he vivido un año muy lindo en lo profesional y en lo personal. Me ha ayudado a recuperar la confianza y las ganas de jugar, metiéndome con los cinco sentidos en todo lo que lo rodea. Ha sido algo clave en esta etapa y, por eso, estaría muy feliz de quedarme; haría todo lo posible por quedarme y vivir un gran año. Lo primero es conocer qué tipos de futbolistas necesita el club, si habrá un cambio grande y saber qué se está buscando.
¿Qué diferencias hay entre el Pastore que fichó por el Elche y el que acabó la temporada?
Llegué con muchas dudas en mi cabeza tras estar un año y medio, casi dos, lesionado. Luego llegó la operación de cadera; dos médicos me dijeron que no volvería a jugar al fútbol. Quedé con miedo y me costaba entrenarme al 100% preocupado por hacerme daño. En el Elche empecé bien, luego tuve un bajón y, por suerte, terminé a un gran nivel. Yo quería estar al cien por cien, pero quería y no podía. Di con una persona que me ayudó a cambiar esa mentalidad y ahora siento que el futuro está en mis manos y que si quiero, puedo. Los dos últimos meses de la temporada fueron muy buenos, con alguna aparición y, sobre todo, con sensaciones excelentes en las dos últimas jornadas. Ahí se vio algo más del Pastore de verdad y no el del principio de temporada.
¿Ha sido algo físico o mental?
Las dos cosas. Psicológicamente sentía que no podía hacer lo mismo que mis compañeros. Y como no lo hacía, el físico se resentía. Llegó la liberación de la cabeza y me demostré a mí mismo que el físico está perfecto. Fue un cambio físico y, a la vez, psicológico.
¿Cuál fue el punto de inflexión que marcó ese cambio?
Cuando me di cuenta de que no podía estar más así; vivía mal y estaba triste. Llegaba a casa después de no jugar; mis hijos, que son pequeños, no me veían con la camiseta del equipo. Fue duro. Había que cambiarlo o cambiarlo. Y lo hice a tiempo. Contra el Getafe demostré que puedo competir y hacer lo mismo que mis compañeros. Quiero jugar y divertirme.
¿Qué sintieron sus hijos cuando le vieron jugar en la última jornada de Liga?
Fue mi lindo. Además de estar lesionado, veníamos de dos años de COVID en los que la gente no iba a la cancha. Fue especial para ellos y también para mi mujer, que estaba con el ansia de verme bien, y para mis papás, que estaban en el estadio. El último mes de la temporada fue muy bonito para mí, dentro y fuera del campo, porque lo disfruté mucho.
¿Pero se puede jugar de esa manera cuando la intensidad suba y la necesidad apriete?
Ese es el Javier Pastore que vieron jugar en Huracán, durante un torneo completo; dos años en el Palermo; siete en el PSG y el primero en la Roma, marcando goles de ‘taco’ y haciendo las cosas que sé hacer. Eso es la normalidad para mí, es mi forma de jugar. Cosas que dejé de hacer por miedo a hacerme mal y lesionarme; una vez que lo dejé atrás, hubiese hecho las mismas cosas ante Cádiz o Celta, semanas antes. Además, en esa posición que me dio Francisco me sentí a gusto y siempre estuvo donde mis compañeros necesitaban encontrarme, en el lugar donde debía recibir la pelota para ayudarles.
¿Se marca una fecha para tomar una decisión?
Sea donde sea, quiero empezar la pretemporada desde cero y no perderme ni un entrenamiento. Eso fue lo que hablé con mi representante. Durante el mes de junio debo tomar una decisión. Hace tres años que no completo una pretemporada y eso se paga porque es época en la que se echa gasolil para que no te falte durante un año. Todo dependerá de que el club quiera y de que el técnico piense que puedo ser un futbolista importante en el equipo. Lo que más me llenaría sería escuchar eso de Francisco.
“Dos médicos me dijeron que no volvería a jugar; quedé con miedo”
Ha jugado en Argentina, Francia e Italia. ¿Qué le ha parecido LaLiga?
Que es una competición en la que cualquier equipo te hace un partido de igual a igual. En Italia es diferente porque se cuida más lo defensivo, pensando en controlar al rival. Aquí se busca cómo jugarle al equipo contrario y cómo defender también, claro. Francisco, por ejemplo, es un entrenador que piensa cómo hacer gol y cómo atacar para hacer daño. Me gusta mucho este fútbol y ya se vio que el Elche tuvo partidos abiertos ante los últimos y frente a los primeros.
Después de haber jugado en la Roma y PSG, ¿a qué altura pone al Elche?
Es un equipo que me vino muy bien. Me sirvió para salir de la presión de la situación que estaba viviendo. Es un club muy familiar donde sus profesionales trabajan a muerte por el Elche y donde tienen una predisposición del 100%. Los futbolistas lo sienten y eso nos ayuda. Ha sido un año muy lindo y se lo recomendaría a cualquier jugador que quiera explotar y mostrar su verdadero fútbol. La gente y la hinchada te ayuda a rendir y a ser feliz.
¿Con qué se queda de Escribá y de Francisco?
Siempre se aprende de todos. Soy una persona que siempre escucha y que es muy respetuosa. Escribá no llegó a encontrar el equipo para plasmarlo en la cancha. Vinieron muchos jugadores a la vez y quizá no tuvo el tiempo suficiente. Francisco vino en un momento en el que estábamos muy mal y nos dio mucha ‘grinta’ y conceptos para saber atacar a los rivales, mentalidad fuerte y buen juego. Los buenos resultados llegaron en poco tiempo y, gracias a eso, tuvimos un final de temporada tranquilo. Si hubiésemos apretado más en algunos partidos, igual hasta hubiésemos estado cerca de Europa.
¿Se ve jugando en un equipo con la intensidad que imprime Francisco?
Hoy en día en el fútbol todo es muy intenso. Luego depende de cómo se trabaje en la hora defensiva y la ofensiva. Francisco es un técnico que te exige lo máximo en los entrenamientos, en los partidos y en la vida. Es muy intenso y un gran profesional para este tipo de equipos.
¿Cómo ve al Elche de la próxima temporada?
Por el camino que va y por lo que me dicen compañeros de temporadas anteriores, se está afianzando en LaLiga. Eso es lo mejor que le puede pasar, sin conformarse y siempre aspirando a ser mejores. La base es muy buena y el técnico, desde el primer día ha demostrado que compitiendo igual desde la primera jornada se puede llegar lejos.
“Vivía mal y triste y había cambiarlo sí o sí. Llegué a tiempo de hacerlo”
¿Sueña, como Francisco, con ver el estadio lleno de aficionados del Elche?
Sería hermoso ver la cancha llena. Al final de temporada vino más gente y si las cosas se hacen bien desde el principio, más gente del entorno cercano acudirá al estadio.
Dijo antes que recomienda este club a cualquier jugador para explotar, ¿le diría lo mismo a Boyé y Mojica?
Es una decisión muy personal. A los jóvenes siempre les digo que el fútbol son etapas y que cada una de ellas hay que disfrutarla. Son ellos los que deben decidir, junto con el club, si quieren quedarse aquí para hacer otro buen año o que les ha llegado el momento de aceptar alguna oferta.
¿Conocía a Bragarnik antes de firmar por el Elche?
No, nunca había hablado con él. Rescindí con la Roma al final del mercado de pases. El club lo anunció y yo, a continuación, lo hice en mis redes. A la media hora, Christian (Bragarnik) ya había llamado a mi agente para decirle si quería ir al Elche. Le pedí un par de horas. Pregunté a amigos españoles como Yuri Berchiche o Pau López, que me hablaron maravillas de España, de LaLiga, del Elche, del club... No hubo ni uno que me dijo que no fichara por el Elche. A primera hora de la tarde le dije que sí. Y a partir de entonces comenzaron a mandarme fotos los argentinos del equipo, como Darío Benedetto y el resto de chicos, y ese ambiente de familia y de ‘coso’ me demostraron que no me había equivocado.
¿Le gustaría coger el ‘10′ de Pere Milla, si termina yéndose, o se queda con el ‘15′ con el que se estrenó en Argentina?
Fue casualidad lo del ‘15′. Sí es verdad que debuté con Argentina, con la B, en un partido con ese número en la camiseta, pero mi favorito es el ‘27′. Ese es el que quería, pero en LaLiga sólo se puede hasta el ‘25′. El número 27 es el favorito de mi mamá y por eso lo pedí en el Palermo y lo llevé siempre, sobre todo en la época más bonita del PSG.
¿Tuvo algo que ver el cariño que siempre le dedicó Maradona a que quien fue su representante, Christian Bragarnik, quisiera tenerle en su equipo?
No, no creo, nunca hablamos de eso. Sí de Diego, de mil anécdotas. Pasé grandes momentos con él, de estar 40 o 50 todos los días juntos en el Mundial de Sudáfrica, algo increíble.
¿Cómo fue aquello de “andá, volá y divertite” el día de su estreno?
Ufff... Se me ponen los pelos de punta. Me dijo: “Andá y hacé lo que vos sabés”. Eso fue el día de partido, porque en las previas sí nos aconsejaba cómo y por dónde jugar. Siempre estaba pendiente de todo. Yo esperaba que me dijera dónde pararme y me dijo: “Flaco, salí, volá y divertite”. ¡Buah! Fue como salí al potrero, ‘hacé’ lo que quieras.
¿Cómo era Diego Maradona?
Diego era una persona con un corazón gigante. A cada cosa le veía lo bueno. Estaba pendiente de si venía tu familia, de ayudarte, de ofrecer una foto... Era una persona muy servicial, algo que siempre le caracterizó. Pensar en él me genera muchas cosas buenas... Cada día, como jugador, era muy fuerte verlo; te daba ganas de correr y de ser capaz de hacer cualquier cosa.
En Argentina añoran su regreso a Talleres, ¿cuándo se dará?
De momento, no. No quiero terminar en Europa jugando poco, con mala sensación. Me siento bien para tener un gran año y para volver a mi club, a Talleres, necesito estar bien en todos los sentidos para poder ayudarles y hacerles crecer. Antes de venir a Elche pude haber ido, pero no estaba anímica y físicamente bien y no quería trasladar eso a mi ciudad, a mis amigos y a mi familia. Quiero hacerlo otra vez bien en Europa y más adelante ya veremos cuándo y cómo se da.
¿Pero volverá?
Siempre dije que tengo el sueño de retirarme en mi casa. Esa idea no se me ha ido aún, pero creo que todavía falta. Mi sueño más cercano es empezar ya a entrenarme y volver a jugar al máximo nivel en Europa.
En el salón de su casa veo varias camisetas... ¿Qué representan?
¡Del Elche no tengo porque las regalé todas! Nunca di tantas... Apenas tengo cosas aquí. En Argentina he hecho una casa-museo que aún no he inaugurado, con casi 400 camisetas de equipos y de selecciones. Estoy organizándolo todo bien. Me gusta mucho el deporte y tengo el traje de Valentino Rossi, los guantes de Pacquiao, raquetas... Aquí se ven expuestas las camisetas de mi adiós del PSG (la del número 27 y la de sus 269 partidos) y una segunda ‘remera’ de la Roma, de mi segundo año, que firmaron varios jugadores para subastar en una causa benéfica. Como no hubo muchas pujas, di yo el dinero al club para beneficiencia.
¿Cómo es Pastore en casa? ¿Qué hubiese sido de no haber triunfado en el fútbol?
Soy una persona tranquila. Si no hubiese sido futbolista, no sé qué hubiese hecho. He pasado mi vida corriendo desde los cuatro años detras de una pelota. Cada regalo de cumpleaños era una pelota nueva. Iba a la escuela y jugaba al futbol; en casa, llegaba y me iba a jugar con los amigos al fútbol: luego iba al club y seguía jugando. Es mi pasión, lo que más gusta. Me he dedicado a esto desde los nueve años. Fuera de eso me gusta estar con mi mujer y mis hijos, ir al cine, jugar al bowling. Soy una persona súper normal, así me han criado mis papás y así sigo siendo.
¿Qué sueños le quedan por cumplir?
Yo voy recorriendo sueños continuamente. El más presente es hacer un buen año y lo voy a cumplir, es lo que estoy buscando. En el futuro me gustaría trabajar con los niños y el deporte para contarles lo bueno y malo que he vivido y que así tengan herramientas para conseguir lo que quieran.
¿Cómo ha sido su vida en el vestuario del Elche?
A muchos compañeros les he dicho que no llegué bien anímica y deportivamente. Recibí un respeto y cariño que pienso que no me merecía, por lo que estoy muy agradecido. No me lo esperaba. Eso es lo más lindo que me llevo, me llenó el corazón y lo necesitaba. Gracias a ello pude cambiar lo que tenía internamente.
¿Y con qué anécdotas se queda?
Muchas. Hemos pasado un año de estar todos juntos. Unos días estaba con cinco; otro me iba a cenar con seis o a jugar al pádel con tres... En el estadio pusimos una canasta de basket en la que estuvimos jugando durante dos meses, algo que no se hacía. Un día fuimos a competir al karting con 15 compañeros. Ganaron los más loquitos: ‘Kikito’ Pérez, Pere Milla y Pedro Bigas. Y, sobre todo, lo que más me enseñó es que nunca había celebrado tanto una permanencia. Los últimos meses eran todo finales para sumar 39 o 42 puntos. Luego todos nos volvimos locos de alegría. Eso me demostró que lo importante no son los resultados, sino cumplir tus objetivos.