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SEVILLA

Papu Gómez, la decepción infinita

La afición, encendida con sus palabras antes de operarse: “No me arrepiento...”. Pitado ante el Elche, el argentino apunta a poner un triste epílogo a su paso por el Sevilla.

Actualizado a
Papu Gómez, ante el Elche.
PressinphotoGetty

Siempre parece haber una planta más en el sótano de la decepción que Alejandro Darío ‘Papu’ Gómez (Buenos Aires, Argentina, 1988) provoca durante los últimos meses entre el sevillismo. El talentoso centrocampista pasará este viernes por el quirófano para someterse a una artroscopia en el tobillo izquierdo. Se perderá así buena parte de un final de temporada que debería haber supuesto una redención para él, pero que va camino de convertirse en el triste epílogo a su paso por el Sevilla, con el que tiene contrato hasta junio de 2024.

Horas antes de la intervención de hoy, Papu colgó en las redes sociales un mensaje que volvía a enfadar a parte del sevillismo, al reconocer que forzar en el Mundial le ha pasado factura: “Así empezó todo, no me arrepiento de nada, di todo de mi por ganar la copa del mundo y hoy mi tobillo lo está pagando, pero que hermoso fue ese sacrificio, ese mismo esfuerzo que hice para volver dos meses después en el Sevilla, intentándolo todo… mañana toca operarme por que eso que hicimos no basto para mejorar el tobillo, toca barajar y dar de nuevo, no será nada fácil, iré día a día, con la convicción y la tranquilidad de dar todo de mi como lo he hecho siempre”.

Dos meses antes de comenzar a disputar ese título que luego levantaría con Argentina en Qatar, el menudo jugador había saltado ya a la polémica por declarar con pasmosa sinceridad que, a pesar del mal momento que ya sufría el Sevilla, los argentinos tenían ya “la cabeza en el Mundial”. “La gente me va a saber entender, pero un Mundial con tu país es lo máximo, no hay mucho donde elegir”, añadía el Papu, que jugó algunos minutos al lado de Lionel Messi y cía en la cita qatarí y luego sufrió esa lesión de tobillo de la que recayó hace unos días, antes de enfrentarse al Barcelona, y que ahora le obliga a sufrir una operación.

Perderse este momento crucial del año para el Sevilla y su reacción de ayer ha provocado que las redes sociales multipliquen el enfado que la afición blanquirroja tiene ya con el jugador. Hace dos sábados y a pesar del ambiente festivo que provocaba el ya entonces 3-0 con el que su equipo derrotaba al Elche, la grada del Sánchez-Pizjuán dedicó al Papu unos sonados pitos, en señal de clara reprobación a lo que entiende como una falta de compromiso del exjugador de la Atalanta.

La lesión ha impedido del todo que durante este último mercado invernal el Sevilla pudiera colocar al futbolista en alguna de las ligas exóticas que se han interesado por él. Hubo acercamientos también desde Italia, donde se le sigue apreciando como el crack que triunfó en la Atalanta, pero el Papu no puede volver a la Serie A de no mediar jugosa indemnización al club de Bérgamo, una de las condiciones que puso en enero de 2020 para venderle a Monchi después de su sonado enfrentamiento con el técnico Gasperini.

La imposibilidad de restaurar la relación con su entrenador provocó que el centrocampista fichara por el Sevilla en los estertores de aquel mercado invernal, en lo que se calificó como una operación ilusionante. Pero salvo algunas cortas etapas de brillo intermitente, Papu sólo ha logrado mostrar en Nervión una pequeña parte de las virtudes que le convirtieron en capitán de la Atalanta y uno los jugadores más decisivos del Calcio, con 11 goles y 13 asistencias durante la 2018-19. Después de aquello, ya pasada la treintena, nunca ha vuelto a ser el mismo jugador.