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Pacheta, como el coronel del Equipo A

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A Pacheta, entrenador del Real Valladolid, se le quedó cara del coronel John Hannibal Smith en el ‘Equipo A’ y sólo le faltó decir en rueda de prensa aquella mítica frase de “me encanta que los planes salgan bien” con un puro en la boca. Es la imagen con la que me quedó después de un encuentro en el que los pucelanos tuvieron maniatado a una Real Sociedad, mermada por las bajas, pero siempre peligrosa. Porque las huestes del técnico pucelano fueron capaces de reducir los minutos de brillantez de los donostiarras a la mínima expresión. Sólo el pase de Kubo a Sorloth, que éste estrelló en el palo, puso en peligro el plan en la primera parte. Todo ello, a cambio de un trabajo intenso y oscuro en el centro del campo que fue en detrimento de la creación. Con la idea de sorprender a los vascos con balones a la espalda de los laterales, los vallisoletanos buscaban hacer daño, pero no tuvieron demasiadas opciones. Sólo Kike puso a prueba a Remiro en un disparo demasiado tímido en la primera parte.

En la segunda mitad, los pucelanos siguieron con el trayecto marcado. Supieron esperar su momento tras ver como Kubo hacia trabajar a Masip y con la entrada de Larin el equipo se sintió más cómodo, con más opciones para sacar el balón, con una referencia clara arriba. El canadiense recuperó un balón en tres cuartos, se lo dio a Iván Sánchez, que hizo unos buenos minutos, quien condujo hasta la frontal y vio la entrada por el lateral de Luis Pérez, que sacó un buen centro, como no se recordaba en el Real Valladolid en los últimos partidos, desde la banda derecha para que el 25 mandara el esférico a las mallas, en el único remate pucelano entre los tres palos.

Lo cierto es que el gol de Larin tuvo un efecto calmante. Como agua en el fuego. Porque tras una semana dura, con un mercado invernal que se cerró en el último día, en el que se quedó fuera el fichaje de Cabral y se permitió la salida de Shon Weissman, el ídolo de la mayor parte de la afición, el tanto del canadiense fue curativo. Y eso que el gol del israelí por la mañana sólo aportaba más leña al fuego, a los ánimos, pero el salto del delantero procedente del Brujas y su posterior “hombrazo” acabó con todos los debates... de momento. El tiempo dará y quitará razones, pero los tres puntos de San Sebastián son un bálsamo a una situación que se había puesto peligrosa y coloca al Real Valladolid con cuatro puntos de ventaja sobre el descenso después de un trabajo colectivo bien hecho. Se viene una semana mucho más tranquila... espero.