“No miro al pasado, sólo al ahora: ¡y cómo juega el Atleti...!”
El Cacho Heredia, invitado de lujo en el séptimo aniversario de la peña atlética Arenas Valdeolivas de Arenas de San Pedro, Ávila.
La firma del Cacho Heredia ya ha quedado para siempre en esa lona en la que ya están la de Gabi, Tiago, Adelardo, Caminero, Abel, Fresnedoso y Marcelino, junto al nombre de esta peña de Arenas de San Pedro, Ávila, en mayúsculas: Arenas Valdeolivas. Es el séptimo aniversario de la peña de esta localidad a 200 kilómetros de Madrid que ha sumado socios en el último año (son 145) y también comensales a la mesa para cenar en el Restaurante Cuevas del Águila, al lado de las cuevas subterráneas, en el corazón del valle del Tiétar, rodeado de la sierra de Gredos que llena los ojos del otoño que se desangra en los árboles en rojizos, amarillos y cobres. El entorno es idílico. La joya es su gente. Los miembros de esta peña en la que late fuerte el Atleti, muy cerca de la finca de la familia Gil en la que vivía el caballo Imperioso.
“A mí no me gusta hablar del pasado”, dice Cacho cuando toma el micrófono. Ese pasado del que forma parte, uno de los Atleti que engrandecieron el escudo: el que jugó la Copa de Europa de 1974, que ganó una Copa del Rey, una Liga, el que alzó al cielo del Calderón la Intercontinental para hacer del Atleti un campeón del mundo. El que formó parte de aquella batalla de Glasgow que fue batalla de verdad. Una leyenda en mayúsculas ante la que solo hay que sentarse y escuchar: su testimonio es tesoro. Su testimonio tienen la fortuna los 132 sentados a la mesa del séptimo aniversario de la peña atlética Arenas de Valdeolivas de escuchar. Pero Heredia no quiere mirar al pasado. Heredia solo mira al ahora. Y se le llena la boca al hacerlo de algo: cómo juega el Atleti.
“Porque cómo juega, qué bien. Tenemos una plantilla que está haciendo el mejor fútbol de esta Liga”. Con jugadores totémicos. Con Koke. Con ese Griezmann que mejora cada jugada que pasa por su bota. Por Arenas, por esta peña del Atlético cuya cinta cortaron en 2016 tres leyendas como Gabi, Caminero y Adelardo para que comenzara a caminar, los primeros en firmar esa lona que preside la peña, han pasado otras como Tiago, Fresnedoso, Abel y Marcelino para emocionar hasta la misma raíz como lo hace Heredia al hablar del mayor patrimonio. “La afición, su gente, vosotros”. Hinchas como los miembros de esta peña, como Bene, por ejemplo, que conducen cada partido dos horas de ida y otras dos de vuelta a Madrid, como Marisol, la socia número 1, mientras coloca ante la tele todos sus santos, por muchos que sean, aunque todos los partidos sean esta temporada a las nueve y las nueve, aunque eso signifique aparcar en casa de noche cerrada y madrugada, el despertador solo cuatro horas después, por ver y animar al Atleti, por dejarse la garganta en el intento de prender alas de las piernas de sus jugadores.
Antes del Cacho, al micrófono un periodista, Raúl Gamonal, seis Mundiales, seis Eurocopas, una vida en Mediaset, invitado de lujo este año; el alcalde de la localidad, Juan Carlos Sánchez; y Julio Méndez, novillero reconocido con el premio del mejor de la temporada. Después lo hará Pedro. Emocionado como si todo lo que rodea fuera ese poema de Bécquer: “¿Qué es poesía? Poesía eres tú”. Ellos. Los socios. Los invitados. Las peñas de Arenal Antonio López, Candelera, Sotillo y la del Real Madrid en la localidad. Esta peña con sede en el Pub Mérrick que abraza fuerte al Cacho. Y a su firma. Con mimo mientras va enrollando esa lona que preside cuando la cena termina. Hasta el año que viene. Que Óscar volverá a poner la música mientras Inma reparte las papeletas de la mejor rifa rojiblanca de España. Esperando a la siguiente leyenda.
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