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GIRONA

Montilivi, un problema para Europa

La UEFA prohíbe ocupar las gradas supletorias que hay instaladas y el club tiene varios contratiempos para construirlas de obra

GIRONA, 30/03/2024.- Jugadores del Girona FC durante el entrenamiento del equipo, este sábado, previo al partido del Girona-Real Betis en el estadio de Montilivi. EFE/ David Borrat
David BorratEFE

El Girona jugará la temporada que viene competición europea. Esto es un hecho. Todavía no matemático (le falta sumar un punto en el caso de que el Betis sumara los 24 que quedan) pero están virtualmente clasificados para la Conference. Aspiran a la Champions, un objetivo factible, pero todos en el club trabajan ya sabiendo que la próxima temporada viajarán por Europa. Y ahí hay un problema grande: el estadio de Montilivi no se adecúa a las normas de la UEFA para participar en competiciones europeas. Al menos no tal y como está actualmente.

En lo que es propiamente el estadio no hay ningún problema: podría participar con un aforo inferior a los 10.000 espectadores ocupando las gradas normales del recinto. Pero el Girona hace tiempo ya que instaló unas gradas supletorias para llevar el aforo por encima de los 14.000 espectadores y ahí nace el gran problema: la UEFA prohíbe ocupar gradas supletorias en las competiciones continentales. Hay varias soluciones al respecto, pero al Girona se le acaba el tiempo.

La primera, y la que menos problemas generaría, sería que la UEFA les permitiera gestionar el estadio tal y como lo están haciendo esta temporada, es decir, ocupando las gradas supletorias. En este caso no haría falta ninguna remodelación, ningún cambio, para que todos los que acuden regularmente a Montilivi puedan hacerlo la temporada que viene. Es una misión complicada, no imposible, y el club está en ello. Es la solución evidentemente preferida por el club. La segunda, lógica, es construir gradas de obra. Que dejen de ser supletorias. Eso zanja el problema de una vez por todas pero esta alternativa tiene muchísimos inconvenientes. Quizás demasiados.

El primero, lógico, el tiempo. La temporada arranca en agosto y es prácticamente imposible que al Girona le dé tiempo a acometer todas las obras necesarias, que no son pequeñas. La segunda, el dinero. Con una concesión del ayuntamiento por 50 años, el coste de la reforma correría a cargo del club. La tercera, los permisos. En caso de superar el actual perímetro del estadio necesitarían el preceptivo permiso del ayuntamiento, algo que no se antoja ni fácil ni mucho menos rápido. Pero es que los problemas no acaban ahí: según avanzó TV3 el suelo bajo algunas partes del estadio está formado principalmente por arcilla, lo que complica sobremanera las obras. Es un suelo inestable por definición y construir una grada sobre él, algo técnicamente posible, dispara los tiempos y los costes. En otras palabras, las obras, a día de hoy y en los plazos marcados por la UEFA, son casi imposibles de realizar.

La tercera opción es jugar en Montilivi pero sin ocupar las gradas supletorias. Esto causaría varios problemas. El primero, lógico, con los abonos. El Girona tiene más socios que asientos hay en Montilivi (sin contar las supletorias) lo que generaría un problema mayúsculo entre su masa social: no todos los abonados podrían acudir a los partidos europeos. El segundo, que en esas gradas supletorias se instaló, por ejemplo, la tribuna de prensa por lo que debería haber una reestructuración de los asientos asignados.

Finalmente, el club descarta por ahora la cuarta opción posible, que sería jugar los partidos europeos en otro estadio. En este sentido sólo sería posible jugarlos en Barcelona, un extremo que el club quiere evitar a toda costa.

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