Modric es el antídoto
El croata decidió el choque ante el Celta con un golazo y una asistencia a Vinicius. Ya cambió la dinámica contra el Almería en la primera jornada.
No estarían la C y la K, pero la M demostró que sin sus socios habituales sigue siendo una de las mayores certezas que tiene Carlo Ancelotti. Con Casemiro siendo ya un diablo rojo y Kroos con gripe en casa, Luka Modric, camino de los 37 años, volvió a ser el antídoto ante un encuentro envenenado. Contra el Almería, en el primer experimento Camavinga-Tchouameni, Carletto tiró del genio de Zadar en el descanso para salpimentar un encuentro que venía torcido. La remontada llegó con el ‘10′ sobre el verde y en Vigo, cuando el empate olfateaba el descanso, apareció Modric una vez más como desatascador.
Si en el Power Horse dinamizó el juego, en Balaídos se puso el traje de goleador con un disparo marca de la casa. Con el interior y al palo largo, desde lejos, el hábitat natural de un Modric que ha marcado 18 de sus 33 tantos como madridista con disparos de fuera del área. Sacó sus dotes de francotirador para revitalizar a los suyos. Y tras el descanso, su visión periférica, para dibujar el camino hacia la victoria. Una recuperación sensacional de Tchouameni, que fue creciendo con el partido, en área propia terminó en la bota de Modric. El croata levantó el visor y vio la carrera de Vinicius desde campo propio, le habilitó y el brasileño no falló ante Marchesín. Una sociedad ilimitada, pues siete de los 38 goles del extremo carioca han llegado gracias a asistencias de Luka (sólo Benzema, con 8, ha alimentado ‘mejor’ a Vini).
Solamente falló dos de los 45 pases que intentó (un 95,5% de acierto), creó tres ocasiones de gol y, sobre todo, fue decisivo una noche más. Con la alfombra puesta (ya había marcado el 1-4 Valverde), Ancelotti entendió que era el momento de permitir respirar a su futbolista más veterano y Ceballos ocupó su lugar. Hasta Balaídos se rindió a sus pies y le ovacionó. El utrerano gana enteros como su recambio natural. El problema para el español es que Modric no tiene fecha de caducidad. De hecho, huye de los descansos. “La edad no importa, sí lo que hacer sobre el campo. Yo me siento muy bien jugando”, confesaba en la previa de la Supercopa de Europa, donde se hizo con su 21º título con el club blanco.
El Madrid nunca ha perdido una final (en la Supercopa ante el Atleti salió desde el banquillo) con él en el once titular. Ancelotti, como es lógico, es consciente de la importancia del Balón de Oro de 2018 y trata de mimarle, gestionando sus descansos en la medida de lo posible (como en Almería) y el Mundial de Qatar en el horizonte, donde Croacia no se entiende sin su capitán. Pero cuando vienen mal dadas, nada mejor que el croata, que celebró en Vigo su victoria número 200 en Liga, como paraguas para capear el temporal. Ya lo dijo el propio técnico tras el choque: “Modric es primordial”.
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